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BMW crea el «Modern Movement»

Fotos: BMW
Los chicos de Múnich han decidido poner fin al problema de la movilidad en las grandes ciudades. Su receta son estos megascooters, su «Modern Movement». Aunque tras probarlos te aseguro que sirven para mucho más que para evitar atascos.

Aunque no seas una persona muy avezada en idiomas, al terminar este artículo entenderás lo que significa el nuevo concepto de BMW: “Modern Movement”, un concepto que da comienzo a una nueva etapa en la marca. Tan revolucionaria que no han presentado una moto, sino dos megascooters. Los cerebros de la casa bávara se encontraron con una demanda de los mercados: favorecer la movilidad en las masificadas urbes debido al crecimiento exponencial de vehículos. BMW se hace eco de esa demanda y desarrolla un vehículo que favorezca una conducción dinámica y ágil. Ese vehículo por fin se encuentra en el mercado y hemos tenido la oportunidad de pasar unas horas juntos. Y lo mejor de todo es que no es uno, son dos.

¿Y tú de quién eres?

Lo realmente sorprendente de toda esta historia no es que BMW haya fabricado dos scooters. Lo realmente sorprendente es que desde el primer vistazo ves un producto BMW. Intentaré explicarlo, ocurre que en ciertas ocasiones ves una moto o un scooter y te parece agradable y vistoso. Preguntas por la marca y te sorprendes ya que pensabas que podía ser A o B y resulta que es C. Quiero decir con ésto que puedes cambiar los logotipos del carenado por otros de la competencia y se vería perfecto. En el caso que nos ocupa no sucede eso, tú le quitas los logotipos del carenado a estos dos y siguen siendo BMW, sería imposible que fueran de otro fabricante y ahí creo es donde reside su fuerza de ventas.

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Según los estudios de mercado de la marca de la hélice, la edad media de un comprador de maxiscooter está en 36 años y la gran mayoría de las veces proviene directamente del mundo del automóvil. Su apuesta para este nuevo nicho de mercado son estos dos productos: C650 GT y C600 Sport.

Ambos disponen de un chasis de arquitectura híbrida con motor autoportante. Cuentan con un amortiguador trasero regulable, colocado horizontalmente entre el chasis y el basculante. El subchasis es tubular de acero y lo remata un bonito basculante monobrazo. El motor es un bicilíndrico de 647 cc que entregan una potencia de 60 CV a 7.500 rpm y un par motor con unos espectaculares 66Nm a 6.000 rpm. También comparten depósito de gasolina con 16 litros de capacidad. Para comprobar todas estas cifras los chicos de BMW nos prepararon un recorrido de unos 150 km por Madrid y sus alrededores, que no deparó muchísimas sorpresas.

C650 GT: El chico bueno (a veces)

Una vez hechas las presentaciones entramos en materia con el primero de estos hermanos, el C650 GT. BMW ha posicionado este scooter en el mismo espacio que la Suzuki Burgman 650, de la que será competencia directa. Y que se preparen en Hamamatsu porqué el alemán va a dar muchísima guerra.

La primera sensación al subirte en él, es que te sientes como en el sofá de tu casa con un manillar entre las manos. El confort rebosa por sus poros. Nada más arrancar se percibe muy poco sonido de su bicilíndrico. Al ralentí apenas suena, lo que redunda en la sensación de confort. Una vez en marcha todo parece estar en su sitio y la protección aerodinámica es altísima. La pantalla del C650 GT, regulable eléctricamente desde un botón en la piña de mandos, así los puños y asiento calefactable en 3 posiciones – una de ellas automática que se regula dependiendo de la temperatura ambiente – que nos iba a venir de perlas ya que el día había amanecido frío y encapotado en Madrid y más terminando el recorrido en la sierra.

Pese a tener una configuración GT el scooter acelera como un demonio. Nos incorporamos a la autovía A-1 desde el Circuito del Jarama, donde nos encontrábamos, y es en este tipo de vía donde el GT se encuentra en su hábitat. Es perfecto para esas personas que viven a las afueras de las grandes ciudades y tienen que recorrer una buena cantidad de kilómetros para acudir a su lugar de trabajo. Estando en marcha todo se transforma en suavidad, aunque a mí me surgió un problema. Mido 1’88 cms y la posición más alta de la cúpula no acaba de cubrirme bien la cabeza, por lo que a partir de 100 km/h se formaba una turbulencia que era bastante molesta y muy sonora, se asemejaba a ir en el coche con las ventanillas abiertas. Opté por bajar la cúpula al mínimo y enfrentarme al aire sin protección, pero a mis cervicales no les pareció la mejor idea. Es un vehículo que pesa 261 kg en vacío y con un gran frontal por lo que no es una naked de cilindrada media cortando el aire. En fin, si tuviera que hacerme 200 kms todos los días, sí se convertiría en un escollo.

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Dejamos atrás la autovía y nos metimos por carreteras secundarias con buen asfalto, ahí es donde sí que me sorprendió gratamente. Se mueve con una agilidad insultante para su volumen y el motor se comporta como el de un tren de alta velocidad, no hay baches de potencia y te permite acelerar de manera continua y lineal. El fin de fiesta fue la subida desde Patones a la Presa del Atazar, una carretera con curvas y más curvas que está marcada en rojo para los moteros de la zona centro y que nunca se me ocurriría hacer con un scooter. Pues bien, el C650 GT me dejó con la boca abierta y no sólo a mí, si no al resto de compañeros periodistas que fuimos invitados a la presentación. La respuesta de su motor a la salida de las curvas y la maniobrabilidad de su chasis, por un momento me hicieron creer que no conducía un scooter, si no cualquiera de los modelos deportivos de la casa bávara. Al final del tramo teníamos un pequeño punto de encuentro para cambiar de vehículo – el C650 GT por el C600 Sport – y la verdad, después de ver de lo que era capaz el GT, me moría de ganas por buscarle las cosquillas en esa misma carretera al Sport.

C600 Sport: El chico malo (no siempre)

Tan buen sabor de boca nos había dejado el GT que nos costaba cambiarlo a los compañeros que habían hecho el mismo recorrido con el Sport. Ellos venían encantados, pero cuando nos oían hablar de lo espectacular de la subida con el GT – yo mismo adelanté con pasmosa facilidad a dos compañeros con el Sport en sendas curvas – querían cambiar a toda costa. De entrada el C600 Sport pesa 12 kilogramos menos que su hermano y la posición de conducción es un poco distinta, con un manillar más cerrado. Para mi gusto mejor. Y la verdad es que sí que se notan esos 12 kilos menos.

Antes de salir con la Sport bajé la cúpula al mínimo – en este caso tiene tres posiciones manuales – para evitar el problema de antes en la GT, prefería que me diera el aire de pleno a que se volvieran a formar molestas turbulencias alrededor de mi cabeza. Salimos de la Presa del Atazar en dirección El Berrueco, otro conocido tramo de 20 kms de curvas y la verdad es que fue increíble. Era complicado superar a la GT, pero éste sí que es el verdadero sitio de la Sport. Hubo momentos en los que me sentí más a gusto dibujando curvas con este scooter que con mi propia moto particular (una Suzuki GSR 750) en este mismo tramo. Es verdad que no cuentas con el freno motor de una moto convencional a la entrada de las curvas, pero éstos y las suspensiones trabajaban duro sin mostrar fatiga. Los cambios de dirección son rápidos y aunque sigue contando con un peso elevado, las trazadas son perfectas sin notar subviraje alguno.

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Llegamos a la A-1 de nuevo para enfilar el camino de vuelta a Madrid. En autovía sí que sale perdiendo con respecto a su hermano. Al tener menos protección aerodinámica cabecea y se mueve un poco más, pero sin negarle buenas cualidades ruteras para hacer viajes. La aceleración es similar a la GT y la postura de conducción es menos descansada y confortable. Es más alta de asiento, lo que perjudicará a futuros compradores que estén por debajo de los 170 cms. aunque, conociendo a BMW, pronto tendrán en su catálogo asientos más bajos. El sonido en este modelo también es muy bajo y muy poco estridente. Si buscas que tu C600 Sport ruja como una T-Max, la que va a ser su máxima rival en las tablas de ventas, lo tienes difícil. La gente de BMW nos contó que las unidades que probaron con un escape Akrapovic – que tienen en su larga lista de equipamiento – no sonaba tanto como una T-Max equipada con el mismo escape. Bueno, no deja de ser cuestión de ruido y gustos.

Conclusiones

BMW se acaba de colar en una fiesta a la que no parecía estar invitado. Esta nueva etapa en la firma bávara no es capricho de un solo día. Desde que dejó de producir el futurista C1 ha seguido atentamente la demanda de los mercados por este tipo de vehículos – la motocicleta de más de 500 cc líder de ventas en los últimos años en España es la Yamaha T-Max – y los ha adecuado a su propia imagen de marca. Creen que existe un nicho importantísimo de futuros compradores, que no da el salto, al no tener una identificación clara de marca. Ahí es donde entran ellos, posicionando todo un producto BMW.

Los competidores deberían empezar a preocuparse. Han disparado directamente al corazón de la Suzuki Burgman 650 y la Yamaha T-max 530. A falta de un enfrentamiento directo entre ellas podemos afirmar que van a tener difícil retener sus cetros. El dúo alemán está dispuesto a terminar con ello.

Si estás interesado en adquirir alguno de los dos modelos, a partir del 14 abril están disponibles en tu concesionario. El C600 Sport en tres colores diferentes: Azul Cósmico metalizado mate, Plata Titanio metalizado, Negro Zafiro metalizado y a un precio de lanzamiento de 10.900 € ABS Incluido. Por su parte el C650 GT lo tienes también en tres colores: Bronce Platino metalizado, Borgoña metalizado, Negro Zafiro metalizado y con un precio de 11.250 € ABS incluido.

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