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La revolución (eléctrica) se apodera de Cuba

Los scooters eléctricos van ganando terreno
El pueblo cubano está acostumbrado a resistir por encima de de todas las adversidades, a buscar soluciones prácticas para cubrir sus necesidades. Por eso aun se mantienen circulando vehículos previos a la revolución y, a la vez, sus calles van teniendo más y más scooters y motos eléctricas.

Como la de muchos países, la de Cuba no es una historia fácil y está lastrada por los intereses ajenos que han puesto una y otra vez al pueblo cubano contra las cuerdas. Españoles, estadounidenses, soviéticos, la dictadura de Batista, la dictadura de los Castro… todos han estado velando por sus intereses y poniendo al pueblo cubano en tesituras difíciles. Quizás por eso sea uno de los pueblos que más capacidad de superación tiene, ya que la falta de medios por unos u otros motivos ha hecho que se agudizase el ingenio a las malas.

No vamos a entrar en una cuestión política, puesto que nosotros aquí hemos venido, parafraseando a Paco Umbral, a hablar de nuestro libro y nuestro libro son las motos. Pero sí nos trasladamos al menos en espíritu hasta la isla caribeña, porque si hace casi 70 años comenzó su revolución, ahora está siendo protagonista de otra: la revolución eléctrica.

Hay muchas características de Cuba, pero una muy icónica es el hecho de que todavía hoy hay circulando por sus calles viejos coches estadounidenses de la época de Fulgencio Batista, cuando la isla era más o menos y siendo elegantes una zona vacacional para los estadounidenses. Cuando triunfó la revolución de los Castro junto a Guevara, Cienfuegos, Almeida y compañía, los estadounidenses se fueron y los vehículos se quedaron.

Hay varias alternativas en el mercado, pero actualmente provienen de China

Sin muchas alternativas, los cubanos siguieron usando todo lo que pudieron y más los viejos Cadillacs, Chevrolets, Buicks y Fords reparados una y mil veces a los que posteriormente se fueron sumando algunos “modernos” vehículos soviéticos. Más recientemente con algo de apertura ya sí se pueden ver coches más modernos, aunque están reservados prácticamente al turismo y a la clase dirigente. A esto hay que sumarle el problema de escasez de combustible que viven y que se han acrecentado en los últimos tiempos.

Así que en los últimos años, y a pesar de que los cubanos siguen sufriendo apagones eléctricos que los han llevado incluso a manifestarse (recordemos que estamos ante una dictadura) las motos eléctricas han comenzado a ganar peso, mucho peso. De hecho, en algún momento se llegaron a prohibir las importaciones de motos de gasolina, a la par que se incentivaba la compra de las eléctricas. Con ello se estima que actualmente hay en la isla unas 300.000 motos eléctricas, muchas de ellas importadas desde China. Para hacerse una idea, actualmente en España entre motos, scooters y ciclomotores eléctricos estamos ante algo más de 70.000 (datos de 2020) para un país de 47,3 millones de habitantes, mientras en Cuba son 11,3 millones.

El gobierno, al ver la aceptación y el crecimiento, decidió protegerlo y poner un precio limitado de 1.700 dólares, ya que optar por la moto o scooter eléctrico está suponiendo un alivio para muchos cubanos que ahora tienen alternativa a la bicicleta o al caminar. Además, Cuba parece estar dispuesta a fomentarlo aún más y comenzar a producir sus propios vehículos. La idea es reconvertir una antigua factoría de bicicletas para poder fabricar, a precio asequible, los scooters. Una vez lo consigan, tendrán que centrarse en lograr producir la electricidad que necesitan, aunque eso será otro desafío para el pueblo cubano, que sigue resistiendo ya 60 años de bloqueo comercial por parte de Estados Unidos.

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