La definición exacta de mutante es “organismo resultado de una mutación”. O sea, en este caso mezcla de los dos “organismos originales” que ya existían, los cascos abiertos y los cerrados.
De este modo, un convertible es, como su propio nombre indica, un casco que puede adaptar la forma que prefiera, cerrado o abierto. Los primeros modelos aparecieron en los años 80 desarrollados por una fábrica alemana y tuvieron un éxito fulminante, sobre todo entre los más ruteros. Su estructura básica es la de un casco integral, con lo cual te envuelve la cabeza, el mentón y el frontal de forma totalmente segura en caso de caída y aerodinámica cuando estas en marcha. No obstante, cuando te paras o simplemente quieres ventilarte un poco la cara por el motivo que sea (mucho calor, estar parado en un atasco, hablar con alguien, etcétera), simplemente aprietas un botón y puedes desplegar todo el frontal hacia arriba, dejando la cara al descubierto.
Como verás, este invento no es nada nuevo porque los yelmos de las armaduras medievales ya tenían el mismo sistema, aunque por motivos (luchar a muerte) y con materiales (hierro) bastante diferentes, pero el principio es el mismo: lograr protección para la cabeza y la cara, pudiendo dejar el rostro descubierto si lo necesitas.
Partes y funcionamiento
Básicamente, la estructura de los cascos convertibles tiene tres partes:
- La pieza que cubre la cabeza, las orejas y la nuca, que sería el equivalente a un casco jet o abierto.
- La mentonera, que es basculante porque se ancla a los laterales de la pieza anterior por un mecanismo de bloqueo, mientras que bascula sobre otro anclaje superior.
- La pantalla, que básicamente es como la de un casco integral normal Como te puedes imaginar, los puntos de anclaje y basculación de la mentonera sobre la parte principal del casco son los dos puntos más importantes de su diseño, y son básicamente (materiales aparte) las que diferencian la calidad de un casco convertible respecto a otro.
La mentonera, cuando está bajada, se fija en unos puntos con mecanismos tipo pestillo o similares a la estructura principal. Para liberarse, normalmente la mentonera tiene un botón o tirador justo debajo de la barbilla, que es donde ya lo tenían los modelos originales, y tras muchos años de que distintos fabricantes hayan jugado con su ubicación (en la parte trasera, en un lateral, etc.) parece que ya se han puesto todos de acuerdo en este es el punto donde se accede más rápida y cómodamente incluso con guantes. De este modo, presionas el botón o tirador, liberando los dos puntos de bloqueo (uno cada lado) y pudiendo bascular la mentonera hacia arriba. Una vez ahí, un mecanismo se encarga de dejarlo fijo hasta que tires de ella para bajarlo, de forma que no se nos cierre por sorpresa al mover la cabeza con algún bache o por el empuje del aire.
Aquí hemos de añadir una pequeña variación, porque también existen cascos convertibles en que la mentonera no bascula, sino simplemente se desarma (en su interior tienen anclajes con tiradores que encajan la pieza) y te queda un casco jet con pantalla. No es muy habitual, por lo que no hablaremos mucho al respecto, pero por ejemplo Givi ha desarrollado modelos de este tipo.
Por otro lado, considera que la fabricación de un casco de este tipo es técnicamente más complicada que otros, y que los fabricantes suelen incorporar elementos como forro interior desmontable o mentoneras extraíbles para poder lavarlas, limpiarlas o cambiar las cuando sea necesario. Ten en cuenta que al abrirse y cerrarse es posible que haya piezas que se desgasten con mayor velocidad, y el interior también se ensucie antes al entrarle aire de manera más directa y habitualmente que en un integral normal.
Ventajas e inconvenientes
Como todo elemento de la equipación, tienen puntos a favor y otros en contra. De momento, está claro que los primeros deben ser muchos más, porque la venta y el uso de convertibles es muy habitual en la comunidad motorista… Y ya sabes que la experiencia es la madre de la ciencia, y los usuarios son los que mejor sabemos probar y saber si las cosas funcionan o no. Veamos:
Ventajas
Entre estas encontramos la polivalencia de su uso, que protegen tan bien en la carretera como un integral, mientras que en ciudad permiten casi la comodidad de un abierto.
En condiciones de calor, poder llegar a un pueblo tras una ruta a casi 40°, abrirte el frontal del casco y sentir el aire es una delicia, y por eso estos cascos son tan valorados entre los ruteros. También te permite usar gafas o ponerte un verdugo térmico en invierno con más comodidad.
Desventajas
Podemos resaltar que siempre van a pesar más que un casco integral porque ,para pasar homologaciones, sus piezas han de estar más reforzadas al no ser una estructura unitaria, y además hay de sumar el peso de los mecanismos que incorpora para la fijación y basculación. Por ejemplo, es absolutamente habitual que un convertible sobrepase muy holgadamente el kilo y medio de peso.
Por otro lado, estos mecanismos que no incorporan otros cascos *incrementan el precio, por lo que a la misma calidad siempre van a ser más caros que un integral, y lógicamente muchísimo más que un abierto.
A esto habría que sumar que, al componerse de piezas separadas que encajan, tiene cierto mantenimiento si quieres que su buen rendimiento se mantenga. Es decir, que al abrir y cerrar la mentonera sigue encajando como el primer día, que cierre bien y en la zona de unión no se produzcan holguras que suenen o por las que entre aire a cierta velocidad, etc. Entonces, le has de prestar más atención al mantenimiento, desmontando de vez en cuando la mentonera, engrasando los mecanismos y, por ejemplo, aplicando una ligera capa de grasa de silicona a lo largo de la superficie de unión-que normalmente llevará un fileteado de goma-para que siga encajando y amortiguando las vibraciones como el primer día… o casi.
Por último, no has de olvidar que, en caso de golpe fuerte, el soporte estructural no es tan sólido como un integral de una pieza, aunque hay que reconocer que en los convertibles de gama alta, la resistencia el impacto es también altísima.
Cómo elegir
Siempre recomendaremos comprar el mejor casco que puedas aunque tengas que desembolsar más dinero. Queda claro que siempre va a ser mejor un casco de 800 € que uno de 200, precios entre los que puedes encontrar una amplia gama de modelos de este tipo de cascos.
De todas maneras, si vas hacer un intensivo uso turístico en carretera, busca uno en que todas las piezas de la calota sean de composite (o sea, lo que se conoce como fibra), que es más resistente y ligero que el termoplástico, material más barato habitual en los modelos de gama media y baja.
En cuanto al ajuste, a no ser que sean de gama muy alta, la mayoría de los convertibles suelen usar el truco de muchos fabricantes de usar la misma calota para varias medidas, de forma que las tallas las consiguen a base de rellenar el interior. Por lo tanto, sobre todo si eres de talla no muy habitual- muy pequeñas como XS o muy grandes como XL o más- pruébate bien varios modelos a ver cuál te encaja mejor. Además, te recomendamos que tengas especial cuidado en que te quede muy ajustado, porque los convertibles tienden a perder adaptabilidad algo más que los integrales convencionales. Por eso mismo, también te recomendamos que escojas modelos con carrilleras interiores intercambiables de las cuales también haya tallas para poder “rellenarte” el interior si fuera necesario.
El sistema de cierre del frontal también elígelo con cuidado. Busca uno que puedas abrir y cerrar fácilmente incluso con guantes de invierno, porque no hay nada más incómodo que llevar un casco convertible que no puedas abrir o cerrar porque el dedo no te “cabe” en el botón. Además, prueba también si el frontal queda bien fijo en la parte superior cuando está desplegado, para evitar el problema que te comentábamos al principio de que, en algún momento, un movimiento de la cabeza se te pueda cerrar, aunque a este respecto has de tener en cuenta que cuando vas en marcha, el frontal desplegado hace de vela y tira de tu cabeza hacia atrás. Algo bastante incómodo y desagradable, por cierto.
Por cierto, algo fundamental para lograr una buena aerodinámica y aislamiento de la cara en un convertible: una buena barbillera que te desvíe el aire que puede entrarte entre la mentonera y la barbilla.
Conclusión
A un motorista habitual, que usa su moto tanto en verano como en invierno y en ciudad como en carretera, sin duda le recomendaría tener un casco convertible en su colección. Es cómodo, polivalente y te vale para todo el año, con la pequeña pero significativa ventaja de que acepta muy bien que puedas llevar un pasamontañas térmico puesto cuando el frío aprieta, mientras que en invierno puedes rodar en ciudad con el aire refrescándote la cara. Por cierto, a este respecto no se te olvide un detalle: técnicamente está prohibido rodar en moto con el frontal abierto a no ser que el modelo esté homologado. Si, aunque veas a gran parte de la Guardia Civil, guardia de carretera o municipales con el casco desplegado, técnicamente no está “bien visto” por el código de la circulación y las multas…
Que disfrutes de tu casco convertible… o modular.
Lo mejor:
- Son mucho más polivalentes que los abiertos o los integrales.
- Seguros como un integral cuando van cerrados.
- Cómodos y frescos como un jet si los abres.
- Te permiten hablar con alguien con facilidad si lo necesitas.
- Perfectos para ponerte un verdugo o protección térmica en invierno.
Mejoraríamos:
- Pesan más que los integrales.
- Su estructura con mecanismos los hace más caros.
- Técnicamente, está prohibido rodar con el frontal abierto.
- El frontal abierto hace de vela, por lo que es más sensible al aire de la marcha.
- Si quieres que te dure en buenas condiciones, has de hacerle un cierto mantenimiento.