La marca de motocicletas Sadrián, quizás a muchos de vosotros ni os suene, pero en su tiempo (entre 1955 y 1964), se posicionó como todo un referente nacional dentro del segmento de las dos ruedas en nuestro país. Al frente de la misma estaba Adrián Luis Viudes Romero nacido el 24 de abril de 1908 en el seno de una familia murciana dedicada a los negocios.
Licenciado en Derecho, una de sus grandes pasiones era la del desarrollo de nuevos sistemas mecánicos de todo tipo. En su haber cuentan infinidad de inventos, llegando incluso a patentar algunos de ellos. Destacan un nuevo modelo de horquilla aplicable a motocicletas y similares, una embarcación para deporte o un sidecar para motocicletas. Os dejamos algunas de ellas donde podéis ampliar información:
La familia Viudes contaba con su residencia familiar y empresarial en el Barrio del Carmen en Murcia. Allí dieron vida a la marca de motocicletas que hoy nos ocupa, pero también a ingeniosos inventos como la «Selfis», a la que podríamos considerar la madre de la posterior tabla de surf.
Incluso le agregaron una vela, tal y como posteriormente se ofrecería en el mercado, aunque no es hasta 1965 cuando se patenta de manera oficial de la mano de dos norteamericanos, Jim Drake y Hoyle Schweitzer.
Viudes funda Sadrián en 1955
Volviendo a las dos ruedas, es en 1955 cuando Sadrián comienza su andadura, momento en el que Viudes y sus hijos fundaban «Adrián Viudes e Hijos S.R.C.», fijando su sede comercial en una conocida calle de la capital murciana; Floridablanca 75. A partir de ese momento empiezan a darle forma sendos modelos que compondrían su gama, ambos equipados con propulsores Hispano-Villiers de 125 y 200 cc.
Denominadas comercialmente bajo las siglas «T-17» y «T-19», estarían ensambladas sobre un chasis fabricado con tubo de acero estirado en frío, de factura propia, reforzado este en sus partes vitales por otro tubo concéntrico que multiplicaba por cuatro su resistencia. Además, la marca también lanzó al mercado un motocarro destinado a pequeñas empresas que lo utilizarían como vehículo de carga.
Los primeros años de Sadrián
A lo largo de los siguientes años la marca coge renombre dentro de nuestras fronteras, donde personajes de la vida pública como Carmen Sevilla, Adolfo Fernández Aguilar o el ciclista Federico Martín Bahamontes, «El águila de Toledo», se harían con los servicios de una de las monturas de la firma murciana o terminarían posando junta a ellas. Del mismo modo Sadrián también empieza a sonar fuera de España, y la marca termina comercializando en otros países su gama de motos.
Para octubre de 1957 Sadrián matriculaba su unidad número 1.000, hecho que se celebró en la sede de la marca. Aquel ejemplar sería entregado en Roma al «Santo Padre», y se enviaría finalmente a una de las misiones que tenía la congregación religiosa en algún lugar del planeta. Varios medios de comunicación de la época se hacían eco de la noticia, lo que haría crecer la fama de la maca murciana.
En los siguientes años Viudes y compañía siguieron trabajando para mantener a flote aquella marca que con tanta ilusión habían fundado, aunque a comienzos de los sesenta la industria comienza a moverse y las tendencias con ella.
Y así llegamos a 1964 donde Sadrián se encuentra ante otro escollo que solventar; la crisis del sector de la motocicleta de mediados de los años 60, y el hundimiento del mercado de los microcoches con la llegada de modelos como el Seat 600 o el 2CV. De este modo empieza a sufrir la falta de suministro de motores por parte de Hispano Villiers, que terminaría cerrando unos años después, por lo que Adrián Luis Viudes terminaría disolviendo la mítica firma española.
Fuentes:
Viejas-Fotos.blogspot, periódico La Verdad, OTTW, Patentados.com, Wikipedia