Con este Gran Premio el Mundial llega a su ecuador (9 carreras de 18) y también al descanso veraniego, un mes este año: hasta el 6 de agosto, en la República Checa, no habrá GGPP. Lo hace con las categorías pequeñas bastante definidas (los líderes tienen justo 37 puntos de ventaja en Moto2 y Moto3), pero con MotoGP más abierto que nunca: 10 puntos separan a Márquez, nuevo líder, de Rossi, cuarto, y tampoco se puede descartar a Pedrosa, quinto y a 26 puntos de su compañero en el Repsol Honda.
El circuito de Sachsenring es de aquellos que engañan mucho por televisión. Sus grandes desniveles, incluso el olor a humedad del bosque y la lluvia siempre cercana, es algo que la televisión, da igual si es FullHD, 3D, o 4K, no puede retransmitir. Tampoco la cercanía y pasión de los aficionados alemanes, algo que en España nos puede parecer raro y no debería, porque no son menos entendidos ni apasionados que nosotros cuando se trata de motos y gasolina.
En ese ambiente las carreras suelen ser muy emocionantes, pero este año la cosa fue algo menos animada. Y no por el resultado, porque eso de que Márquez haga la pole el sábado y gane el domingo en Alemania ya parece “fijo” en el guión (es la octava vez consecutiva en esta pista). No, en otras ocasiones la lluvia o algún rival duro de pelar habían puesto mucha sal. Hubo rival, pero fue una sorpresa: el local Folger por poco le cuesta un disgusto al campeón en título porque fue el único capaz de seguir su ritmo.
La primera fila de Petrucci, que se ha abonado a esos puestos, y de Pedrosa, que siempre va bien en este circuito, hacían presagiar un día complicado para el poleman. También la buena salida de Jorge Lorenzo, que nos está acostumbrando a esas primeras vueltas en cabeza para perder posiciones en cuanto sus neumáticos pierden rendimiento y sus rivales ganan confianza. Precisamente los neumáticos iban a tener su (ya habitual) peso en el desenlace: Michelin llevó compuestos blando, medio y duro, y por las pruebas realizadas parecía que cualquiera podría aguantar la carrera.
La realidad fue otra y no todos los pilotos salieron a correr con la puesta a punto ideal para las ruedas que eligieron. Pedrosa se quejó de falta de tracción en el lado izquierdo a mitad de carrera, por eso abandonó la lucha por la cabeza y pasó a conservar la distancia para asegurar el podio. En Alemania hay varias curvas seguidas a izquierdas y ese lado se castiga mucho, lógicamente. Petrucci tardó menos en quedarse sin tracción y acabó 12º. Habrá quien diga que una mano negra intervino para que Dovizioso no quedara delante y el Mundial se apretara más, pero es sólo que eligió mal (blando atrás) al haber probado poco, y se quedó también sin tracción. Zarco salía el ¡19! de parrilla y no se la jugó: duro. A partir de mitad de carrera remontó hasta acabar noveno y por poco atrapa a Dovizioso y Aleix Espargaró (séptimo). Excelente carrera también de Viñales, que salió a media parrilla y supo esperar su momento: le faltaron tres segundos para cazar a Pedrosa y disputarle el podio, pero este cuarto, justo por delante de su compañero y rival Rossi, vale mucho.
Márquez hizo una carrera rápida delante, en tiempos rápidos para intentar dejar atrás a Folger. No fue así, ni siquiera pasada media carrera cuando Marc preveía que su rival sufriría problemas de tracción. De hecho, el alemán de Yamaha parecía peligrosamente cómodo detrás del de Cervera: si se pasaba de frenada a final de recta de meta (su punto flaco), recuperaba el terreno perdido enseguida. ¿Qué pasaría al final? Así transcurrieron las vueltas hasta que Marc apretó otro poco, y Folger empezó a ir más justo: tanto, que le llegó la hora de empezar a perder tracción, y las dos últimas vueltas no pudo mantenerse tan cerca de Marc como para hacer peligrar su octava victoria en el trazado germano.
Moto 2: mejor imposible para Morbidelli
No hay mejor resultado para un piloto que ganar una carrera y que sus máximos rivales para el título no la terminen. Y eso es lo que pasó a Franco Morbidelli en Alemania: ganó, no sin oposición, mientras primero su compañero Alex Márquez y después el también rival Thomas Luthi sufrían sendas caídas. La caída del suizo se debió a cierto exceso de optimismo por su parte en la frenada de la curva 12 (después de la bajada). La de Márquez, ni él terminaba de saber por qué ocurrió: fue de rueda trasera pero con el gas cerrado y los neumáticos calientes, en el punto de máxima inclinación de la segunda curva. Una caída rara, y fea, pues además de salir por orejas la moto le golpeó, pero tuvo suerte y (parece) no sufrió daños serios.
Morbidelli había sido rápido todo el fin de semana y no fue una sorpresa verle delante con el circuito seco. Su rival por la victoria en esta ocasión fue Oliveira: su KTM, de estreno en Moto2 este año, ya ha dado muestras de su nivel (y el del portugués ya lo conocemos). La decisión de competir en Moto2 de KTM me sigue pareciendo extraña: recuerda que usan motor Honda por reglamento… no me imagino a Yamaha o Ducati compitiendo de esa forma. Pero si lo hacen para demostrar que son capaces de hacer motos competitivas, con cualquier motor, desde luego aciertan.
Cuando faltaba un tercio de carrera, Oliveira rodaba 2.5 segundos detrás del tranquilo líder Morbidelli, pero recuperó la diferencia rodando más de medio segundo por vuelta más rápido. La KTM quizás por su chasis tubular de acero en lugar del común doble viga de aluminio, por su puesta a punto o quizás por las manos de Oliveira, parece llegar al final de las carreras con neumáticos en mejores condiciones. Eso y ese ritmo hacían presagiar la llegada de su primera victoria, además Morbidelli a poco que usara la cabeza (y Franco tiene mucho coco) no debía arriesgar la oportunidad de destacarse en el Mundial, con sus rivales fuera. Oliveira pasó varias vueltas estudiando a su rival, y en la penúltima le adelantó. Fue su error, darle una oportunidad de respuesta a Morbidelli que no dudó en devolver el adelantamiento al de KTM, y cerrar mejor la puerta en la última vuelta. Gran pelea por el tercer peldaño del podio tras ellos dos, que se llevó Bagnaia al ganar a Corsi y Pasini. Navarro hizo por fin una buena carrera acabando sexto, justo por delante de otro “rookie”: Binder. Dos pilotos que no tardarán en estar más cerca del podio en Moto2.
Moto 3: Mir vuelve al control
En el último episodio de esta serie, por poner el símil televisivo, fuimos testigos de un fallo del protagonista. En Holanda Joan Mir rodaba cerca de la cabeza de carrera en la última vuelta, y en lugar de su habitual ingenio (y capacidad de frenada) para ganar puestos, de alguna forma consiguió lo contrario acabando con casi diez rivales por delante.
En Alemania, las cosas volvieron a su cauce habitual de este año: Mir estuvo controlando la carrera desde delante, aunque con rivales duros, sin duda. Uno, el ya habitual Romano Fenati, que se perfila como rival para algo más que ganar carreras. El otro en esta ocasión fue Marcos Ramírez, que ya se merecía un podio después de haber estado en esas posiciones en varios Grandes Premios. También KTM se merecía un podio en un año que está siendo complicado para las motos austriacas en Moto3.
La carrera esta vez no tuvo un grupo muy numeroso como protagonista: fueron media docena en las primeras vueltas y se quedaron esos tres para el final. Tan claro estaba el podio que, aunque estaba a pocos metros de la victoria, Ramírez reconoció no intentarlo al final por asegurar ese tercer peldaño. Detrás de ellos un grupo más numeroso al principio, que se disgregó algo al final, siempre por problemas de agarre. El que peor lo pasó fue el que había hecho la pole, Canet, reciente ganador en Assen: desde la salida se le vio incómodo para rodar rápido y poco a poco fue quedando atrasado hasta que en una frenada ese neumático delantero que tan poca confianza le estaba dando confirmó con una caída que hoy “no tocaba”. Mir controló bien a Fenati, que en la última vuelta lo dio todo por intentar separarse del mallorquín aprovechando una goma trasera más blanda y bien mantenida, pero el líder tenía claro dónde y cómo pasarlo (frenando para la famosa curva 12 tras la bajada).
