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Las motos clásicas vuelven a ser protagonistas en Zamora

Fotos: T. Pérez
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Otro año más, y ya van cuatro, las clásicas de carreras volvieron a Zamora, en su particular marco del polígono de La Hiniesta. Una reunión organizada por la AMZ, en la que Bultacos, Ossas y Montesas, lo mismo que las Ducati o las Guzzi y otras más, se dieron cita sobre un escenario que recrea la última etapa de las carreras urbanas en España

Ciertamente, La Bañeza, o también Xátiva, mantienen el formato tradicional de las antiguas carreras, el mismo escenario urbano sobre el que se trazaba el circuito de unas carreras que tradicionalmente se celebraban con motivo de las fiestas patronales. Pero después de aquéllas, hubo otras carreras, también urbanas, sin ventanas ni balcones, sin plazas ni fuentes, y en las que tampoco se veían portales ni comercios que asomaran a su paso; eran carreras que transcurrían por calles cuadriculares, más amplias, marcadas también por cruces y por esquinas, sí, pero ubicadas en las zonas más suburbiales de las poblaciones; carreras que dejaban en sus márgenes naves y almacenes que enmudecen su actividad cada fin de semana. Efectivamente, hablamos de los polígonos, aquellos escenarios inertes que ofrecieron su característicos callejeros al mundo de la velocidad para que trazaran sobre ellos unos circuitos con la mayor compilación posible, tratando de poner contra las cuerdas a máquinas y pilotos.

Sí, aquellos polígonos que tantas veces sirvieron para probar unas motos de carreras, casi siempre artesanales, bajo una nocturna clandestinidad; polígonos que llegaron a forjar leyendas en aquellos tests furtivos, como la propia Zona Franca de Barcelona, o que vivieron escenas tan dramáticas como el absurdo accidente que acabó definitivamente con la carrera deportiva del bicampeón del mundo más valiente de la historia: Ricardo Tormo.

Lo más jóvenes y los más veteranos

Este fin de semana, el aficionado más joven que se acercó hasta el polígono de La Hiniesta tuvo la oportunidad de trasladarse a través de la historia de este deporte hasta una época que nunca vivió, presentando cada escena y cada protagonista exactamente igual que se desenvolvía a finales de los ’70 y durante casi todos los ’80.

También, el aficionado más veterano pudo sentir como si de repente el tiempo se hubiera parado en sus veinte o treinta años, cuando presenció en vivo, o incluso participó, en las carreras de un campeonato de España que se celebraba en circuitos como el de La Línea o el de Lugo; carreras en las que pilotos junior y senior competían con las mismas Ossas y Bultacos, con las mismas Montesas, que surcaron las calles de La Hiniesta durante este fin de semana a toda velocidad.

Las Japos también tuvieron su sitio

Motos clásicas Zamora 2017 21

Para esta edición de su exhibición de clásicas de carreras, la AMZ (Asociación Motociclista Zamorana) abrió una nueva categoría, al objeto de hacer aun más amplio su paddock, montado como los de antaño: a base de carpas y tenderetes, de caravanas y furgones, con su mobiliario plegable. Las clásicas japonesas también tuvieron cabida en La Hiniesta para trasladarnos en el momento al final de la década de los ochenta, cuando veíamos a las estrellas del motociclismo nacional compitiendo con las motos de estricta serie que ofrecía el mercado de entonces. Un tiempo en el que los circuitos poligonales que, por pura cercanía, tocaba el recuerdo de muchos más aficionados de los que se dieron cita en Zamora.

Una representación de fantasía

Así pues, las motos de otro tiempo, en muchos casos más vanguardistas que algunos prototipos actuales, gracias a unas preparaciones que se antojan sencillamente inverosímiles, acudieron a esta nueva llamada de la AMZ para agruparse en tres clases: 2T, 4T y clásicas japonesas.

Quién podría imaginar en 2.017 una Laverda 500, con imagen de Montjuich, atacada por los más parecido a una Ducati Pantah en la boca de la esquina que recorta una doble fila de pacas de paja. Quién podría fantasear, ahora, en este tiempo en el que los motores de explosión soportan los bocados, cada vez más voraces, de la propulsión eléctrica, una Norton Manx entrando, codo con codo, con una Guzzi Lario a por el dribrilng de una chicane montada con las protecciones de otro siglo. Y una Bultaco, quien sabe si Metralla con piezas de Frontera y corazón de Pursang, petardeando con todo su estridencia para no perder la estela que deja tras de sí la Ossa con cilindro de cuatro aletas que lleva delante. Lo mismo que una Montesa con aspecto de Impala carenada y alma de Cappra, destilando ese aroma mágico que eriza el bello para llevarnos al instante hasta la época gloriosa de los 2T, un tiempo en el que los motores de agujeros llenaban las parrillas y en el que el fantasma del gripaje se emboscaba en los pasajes más rápidos de los circuitos, para poner contra la pared al arrojo de unos pilotos que llevaban permanentemente alerta un dedo sobre el embrague.

Dos gloriosos espectros

Motos clásicas Zamora 2017 17

Y en medio de esa recreación alegórica, discurría por el trazado de La Hiniesta una silueta que evocaba un tiempo más reciente, en una versión pasada de la estrella activa más venerada en las últimas dos décadas. Con una carrocería absolutamente negra y un estilo arrebatado, llevando la cabeza a medio metro del carenado, uno de los participantes nos hacía creer, por algún momento, que el Valentino Rossi más juvenil y transgresor se había presentado Zamora con la 125 que le llevó a ganar su primer mundial.

Y por último, no podía faltar Ángel Nieto. Su recuerdo, su añoranza y el triste vacío que nos ha dejado a todos también estuvo presente, por supuesto, en la cita de la AMZ. Allí recibió un bonito homenaje en el que su mujer y su hijo pequeño recibieron las muestras de cariño de los allí presentes.

Además, fueron varias las Derbi RAN (Réplica Ángel Nieto), o con aspecto de RAN, que acudieron a la cita de Zamora, la ciudad que le vio nacer. Y entre esas reliquias de 50, ésas a las que llamaban “tacitas de café”, uno de sus pilotos salió a pista con el casco blanco y aquellas “alas” negras que grabaron un dibujo tan sencillo como glorioso en la historia del motociclismo, y en el corazón de todos los aficionados.

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