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Daijiro Kato, la estrella que dejó de brillar

Fotos: motogp.com
Nunca antes un piloto japonés había tenido tantas posibilidades de conseguir un título en la categoría reina. En poco tiempo el menudo piloto nipón cautivó a los aficionados por su estilo. Tres años en la élite le bastaron para dejar una huella que, 11 años después de su muerte, sigue siendo imborrable.

Antes de su desembarco en el Campeonato del Mundo de Velocidad, Katoh (con h) comenzó como tantos otros pilotos de la escuela japonesa, con las pocket bikes. Poco a poco Daijiro fue quemando etapas, hasta llegar como piloto invitado al GP de Japón de 250 c.c., que se disputaba en Suzuka. Corría el año 1996 y mientras Biaggi vencía la carrera y Numata era segundo, el 74 conseguía un brillante tercer puesto, un aperitivo de su talento. En 1997 y 1998 venció sin miramiento el GP, aunque seguía participando como piloto invitado.

No fue hasta el año 2000 que Daijiro, ya con la h fuera de su apellido, tuvo una plaza permanente en el Mundial de 250 c.c., de la mando de Fausto Gresini. En su primera temporada y sin conocer los circuitos, fue capaz de firmar 3 poles, vencer 4 carreras y subir al podio en otras 5 ocasiones.

En 2001, con las pistas memorizadas, fue una auténtica apisonadora. De 16 carreras que se disputaban en aquella temporada consiguió 11 victorias, además subió al podio en otras dos ocasiones y se adjudicó 6 poles. Terminó el año con 322 puntos. Jamás ningún piloto había conseguido sumar tantos puntos en ese número de carreras. Obviamente se proclamó Campeón del Mundo de 250, el primer título de lo que muchos esperaban fuese una larga trayectoria de triunfos.

Con el título bajo el brazo Daijiro Kato dio el salto a MotoGP en 2002, el año de transición en la que sólo había 6 prototipos de 4 tiempos luchando contra una parrilla de motos de 500 c.c. y 2 tiempos. Aunque era novato, no contaba con una moto oficial (NSR 500) y en aquellos tiempos no era nada sencillo llevar una moto de 200 CV que quería catapultarte a la salida de cada viraje, el astro japonés sumó 2 podios ese año. Además a final de temporada contó con una de las modernas RCV 211, lo que le permitía avanzar en la preparación de la temporada 2003, que debía consagrarle como estrella y permitirle luchar por ser el primer japonés en hacerse con el título en la categoría reina.

Sin embargo 2003 aguardaba con una trampa. En el inicio del primer GP del año, precisamente en la pista de Suzuka, donde había labrado parte de su fama, Kato sufrió un terrible accidente. Tras varios días luchando por sobrevivir, las heridas pudieron con el que ha sido para muchos el mejor piloto japonés de la historia. Hoy, 11 años después de su muerte, Daijiro Kato sigue ocupando un puesto de honor en el mundial de MotoGP. El 74 fue retirado y entregado a su familia y pasó a formar parte de las Leyendas de MotoGP, un puesto que el nipón, que hoy tendría 36 años, hubiera ocupado por mérito propio.

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