No hace demasiado os hablamos de las motos más “turbadas” de la historia y, entre ellas, se encontraba lógicamente la Yamaha XJ650T lanzada en 1982. Sin embargo, esta no fue la primera moto turbo de Yamaha, aunque sí fue la primera fabricada completamente como tal.
Y es que dos años antes, Yamaha lanzó sólo para el mercado estadounidense un kit que permitía instalar un turbo en la Yamaha XJ650 y convertirla así en la Yamaha Turbo I XJ650. Estos kit llegaron en un número muy limitado y sólo a algunos concesionarios. El kit estaba desarrollado directamente por la fábrica japonesa en colaboración con American Turbo Pak, que en aquel momento acababan de lanzar el Borg-Warner Mini Turbo.
Además de la parte mecánica que incluía un colector 4-1 Spyder, la moto recibía un tratamiento estético a base de una pintura muy llamativa. Y por supuesto, no podía faltar la palabra Turbo bien visible. Además, se instalaba un medidor de presión del turbo justo en la tuerca de la dirección para tener todo controlado a la vez que los retrovisores se reubicaban en la punta de los manillares.
La Yamaha Turbo I XJ650 que se ha puesto a la venta en eBay (y a un precio irrisorio de poco más de 2.500 euros, todo hay que decirlo) no es original de aquella época, pero tiene una curiosa historia detrás. El propietario hace años compró en recambio NOS (New Old Stock) de un antiguo concesionario de Walden, en Nueva York, que se llamaba Popp’s Cycle Center (no sabemos si tenía algo que ver con Pops Yoshimura).
Pasado un tiempo y revisando el material, encontró un depósito con una pintura muy especial y todavía en su embalaje original. Empezó a investigar y descubrió que se trataba del depósito del kit así que siguió abriendo cajas hasta encontrar otras donde estaban el resto de las piezas. Con todo ello decidió comprar una Yamaha XJ650 de 1981 con menos de 10.000 km e instalarle el kit completo. Además, pintó las llantas en el color naranja original con el fin de conseguir la máxima fidelidad posible, tal y como se hubiese fabricado en su momento.
La verdad es que es una pena que el transporte hasta aquí salga por un pico. Si no, seguro que acababa en nuestro garaje por ser un trozo de historia de la marca de Iwata y que desconocíamos.
