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¿Sabías que hay controles de tracción «activos»?

El primer TC deportivo fue el de la Ducati 1098 R (2009)
Fotos: Marcas
La electrónica ha cambiado la manera de entender las motos, clasificándolas rápidamente como nuevas o antiguas. El control de tracción fue una de las primeras ayudas a las conducción y ya está muy extendida pero, el hecho de equiparlo, no implica que todos sean igual de buenos. Seguridad y eficacia de la mano.

2007 marcó un punto de inflexión en la seguridad activa de las motos, año en que BMW incorporó el control de tracción ASC (Automatic Stability Control) opcional en su gama de modelos K y R, la primera vez que sucedía en una moto de serie. Popularmente conocido como TCS (Traction Control System), éste sigue presente en las gamas bajas/medias de la mayoría de marcas. El segundo salto cualitativo se produjo en 2015 con la llegada de los módulos IMU (Ducati y Yamaha fueron los primeros en utilizarlo), capaces de gestionar el control de tracción en inclinación. En cualquier caso ambos sistemas evitan el deslizamiento involuntario de la rueda trasera pero el primero es meramente «pasivo-reactivo», mientras que el segundo es «activo-interpretativo».

En las motos de última generación cada modo de conducción (entre dos y seis dependiendo de la marca) cambia automáticamente la entrega de potencia del motor, la respuesta del acelerador y el nivel de intervención del control de tracción/ABS y del resto de ayudas electrónicas que equipe ese modelo. Sólo las mejores nos dejan «jugar» con la escala de intervención a nuestro gusto (en lugar de conformarnos con las que vienen predefinidas de fábrica), para hacernos una auténtica «moto a medida» e incluso permitiendo su completa desconexión. Esto quiere decir que, según la conducción que queramos realizar en cada momento, la moto se adapta a nuestras necesidades modificando su respuesta al igual que nosotros, haciéndola más o menos directa o intrusiva

Diagrama de funcionamiento del control de tracción BMW ASC

¿Cómo funciona?

Mediante el uso de los mismos sensores del ABS se controla si durante el proceso de aceleración (tanto con la moto vertical como inclinada) la rueda trasera patina (compara la velocidad de giro de las ruedas con los datos medidos por el sensor de velocidad de ángulo), reduciendo el par motor para recuperar la adherencia del neumático. En caso afirmativo se reduce el par motor proporcionalmente, reduciendo al mismo tiempo la posición del encendido, interviniendo en la inyección de combustible e influyendo en la posición de la válvula de mariposa.

Que todas las monturas de última generación (normalmente superan la franja de los 12.000 €) dispongan de control de tracción en curva con sensor de inclinación no quiere decir que sea imposible caerse con ellas: la ganancia en términos de seguridad es sobresaliente pero, por ajora, no pueden redefinir los límites físicos. 

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