Siempre es de agradecer que alguien se interese en las motos y, si para ello pone en marcha una nueva marca de cero, para qué queremos más. La francesa MASH lleva dos años en nuestro país con más de 40 concesionarios en todo el territorio y ya se ha hecho un pequeño hueco entre las opciones más vintage del mercado, sobre todo gracias a la Seventy Five de 125 cc. El catálogo MASH 2015-2016 está compuesto por 11 modelos de estética clásica más otro trail, todas concebidas para ser conducidas con carnet de coche o, en el caso de nuestra protagonista, con carnet A2.
La firma gala ha sido creada por SIMA (instalada en Bourgogne), una empresa fundada en 1976 bajo el liderazgo de Marcel Seurat. Desde 2006 Frédéric Fourgeaud (ex-piloto oficial Kawasaki y co-fundador de la marca de lubricantes IPONE) y el empresario Dominique Delsart se han centrado en la importación y distribución de motocicletas, scooters y quads a través de una extensa red de distribuciónen el mercado europeo, comercializando firmas entre las que se encuentra MASH.
Dejando de lado la edición limitada firmada por la firma de ropa americana Von Dutch, la Five Hundred es el buque insignia de MASH, un modelo que, a pesar de que su denominación y pegatinas pueden llevar a equívoco, cubica 397 cc. Todas las mecánicas de la marca son monocilíndricas de aire, han sido construidas en China por Qingqi y, en el caso de nuestra protagonista, se declaran 27.7 CV a 7.000 rpm. Elementos como las llantas de radios, la horquilla telescópica con fuelles, el doble amortiguador trasero, la instrumentación con doble esfera analógica, el asiento biplaza corrido, los guardabarros metálicos, los protectores de goma del depósito (13 l.), el pedal de arranque o el freno de tambor trasero hacen un guiño a las monturas habituales de la década de los ’60. Un diseño esencial que nunca pasará de moda y que compagina a la perfección con un sistema de inyección electrónica Siemens o su culata de 4 válvulas.
Otros tiempos
Cuando te enfrentas a una moto de este tipo, debes olvidar todas tus referencias “modernistas”… a no ser que seas un auténtico especialista en modelos clásicos y estés familiarizado con el tema. Aunque nada es lo mismo que antes, con la MASH ya no hay charcos de aceite bajo el motor, carburadores que cambian la “personalidad” del motor según la climatología, neumáticos de madera o sistemas eléctricos que te dejan tirado. Tampoco esperes el comportamiento de una Triumph Bonneville o una Guzzi V7, pero es que esa no es su competencia.
Como buena monocilíndrica, debes acostumbrarte al cosquilleo en las manos al bajarte de ella debido a las vibraciones y a unos frenos justos. A cambio, su posición al manillar es cómoda, supera los 100 km/h con holgura y te permite rodar por carretera muy dignamente sin más pretensiones que las de disfrutar del paisaje. El cuentarrevoluciones con zona roja a 10.000 es algo optimista y llevar el motor en torno a las 5.000 rpm es más que suficiente. Esta moto está fabricada para realizar una conducción tranquila porque, si eres de los que siempre va sacándole los “higadillos” a la mecánica a través de las 5 velocidades, te has confundido de modelo.
Su par motor se agradece en recuperaciones, el ronroneo es agradable y se muestra ágil cuando buscas divertirte en esas curvas de carreteras secundarias que conoces tan bien.
La Five Hundred admite pasajero con agrado, gracias a su asiento plano y a los reposapiés bajos, incluye de serie parrilla trasera para colocar algo de equipaje y, en nuestra unidad, las barras protectoras de motor eran un extra.
Valoración final
La MASH Five Hundred no engaña ni pretende ser algo diferente a lo que tienes ante tus ojos. Es una moto retro atractiva, que se comporta correctamente y con un precio asequible. Viene acompañada de un variado catálogo de accesorios y ropa acorde con la filosofía del modelo y apoyada por una empresa joven que no descuida la imagen aunque sus productos sean más baratos que los de la competencia.
4.395 € (+matriculación) es el precio de esta neo-retro, una moto con pocas complicaciones, vistosa y fiel a los orígenes de este tipo de monturas. Más urbana que rutera, sus dimensiones la hacen asequible a todo tipo de conductores, llegando a ser un buen arma para moverte entre el tráfico de las ciudades con estilo. Sencilla pero aparente, resulta una interesante opción para nostálgicos que no quieran romper la hucha.
Lo mejor:
- Imagen
- Motor
- Facilidad de conducción
Mejoraríamos:
- Vibraciones
- Calidad de acabados