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Homologación Euro 5… y por el decibelio te la hinco

La homologación Euro 5, que llegará en una primera fase el año 2020, va a poner las cosas difíciles a muchos fabricantes y motos para poder seguir adelante. Sobre todo si se aprueban los límites más exigentes de ruido de cara a su segunda fase, en 2024. Con la Euro 5, con el decibelio hemos topado.

Apenas ha pasado un año desde que se implantó la normativa de homologaciones conocida como Euro 4, cuando ya está a la vuelta de la esquina otra vuelta de tuerca más: Euro 5. Los nombres “Euro” responden a un conjunto de normas y reglamentos que se aprueban tras negociaciones a nivel europeo, y poco a poco tratan de conseguir vehículos cada vez más eficientes, respetuosos con el medio ambiente y también seguros.

Enseguida veremos cómo afecta a las emisiones de gases y ruido, pero antes debemos comentar que la seguridad es, en nuestra opinión, una gran asignatura pendiente. Quienes legislan estas normas, parecen pensar en las motos como artefactos ruidosos y contaminantes, ocupados por personas que no merece la pena proteger. Muy al contrario que en los coches. Una excepción fue con la Euro4, cuando llegaron los frenos con ABS obligatorio, o la frenada combinada en el caso de motos pequeñas. Está bien, pero es algo que llegó nada menos que 15 años después que en los coches (ABS obligatorio desde 2003).

Indicador de presión baja de neumáticos

Otra cosa que es obligatoria en los coches desde hace años (se impuso en 2012 y es obligado desde 2014) son los sensores de presión en las ruedas. En las motos, ni es obligatorio ni parece que lo sea después de la Euro5, salvo que se implante en algún otro reglamento. Y, tengo que decirlo negativamente, no parece que sea algo que preocupe a los fabricantes de motos, para mi sorpresa. Sin embargo, todos sabemos que un coche con una rueda pinchada (no digamos ya un poco deshinchada) es capaz de rodar relativamente seguro a velocidad legal. Una moto con una rueda deshinchada es un peligro para sus ocupantes, y el coste de esos sensores (que existen y ya se montan a millones) dudo que sea muy importante.

Otra tecnología de seguridad más reciente (abril 2018) que es obligatoria en los coches es el e-Call. Es decir el sistema que en caso de accidente llama a emergencias y nos localiza. Es obvio lo útil que será esto en las motos, y cuántas vidas podrá salvar. Por desgracia la tecnología actual de coches no sirve tal cual, pues los sensores dan falsas alarmas (caída en parado, bache o frenada fuerte, etcétera), así que para esto no queda más remedio que esperar.

Euro5 y emisiones

Después de la reducción de emisiones que significó el paso de Euro3 a Euro4, en año 2016, llega en 2020 una nueva bajada o como decía antes “apretón de tuercas”. Euro4 significó reducir un 56 por ciento las emisiones de CO2 y un 52 por ciento las de óxidos de nitrógeno e hidrocarburos. Euro5, exigirá para 2020 bajar otro 12 por ciento el CO2 y un 38 por ciento los hidrocarburos y óxidos de nitrógeno. De la Euro3 a Euro5, se habrá pasado de 2’62 gramos de CO2 por kilómetro recorrido a 1 gramo; y de 0’55 gramos de hidrocarburos y óxidos de nitrógeno, a 0’16 gramos. Desde luego, las motos serán cada vez más “limpias” (en emisiones de gases por el escape).

Scooter en proceso de homologación de gases

Aparte de las emisiones, Euro5 hará obligatorio para todas las motos el sistema de diagnóstico a bordo: la electrónica de la moto deberá monitorizar que el sistema esté funcionando en parámetros correctos, y si tiene catalizador que éste es operativo. Se registran los fallos y las alteraciones, y es una forma de evitar “trucajes” además de asegurarle buen funcionamiento. Es algo ya obligatorio en los coches y que la nueva normativa de las ITV ha introducido (una cosa más a vigilar). A esto se le llama “OBD” (On Board Diagnostics) y será su segunda generación. En resumen: hará falta más electrónica y más compleja (y costosa).

Con el decibelio hemos topado…

Pero además de las emisiones de gases, está el ruido, que es un buen quebradero de cabeza. Como sabemos hasta ahora el control era fijo, y eso provocaba que algunas motos a ciertas revoluciones tuvieran baches de potencia, incluso algunas montaban válvulas dedicadas a esto (en el escape normalmente). Así la moto pasaba bien la prueba de homologación, y en la práctica sólo era más ruidosa en un uso más intensivo: el uso ya depende del usuario, no del fabricante.

Euro 5 no sólo rebaja notablemente los límites de ruido (hay una propuesta de 2 dB y otra de 7 dB menos) sino que cambia cómo se comprueban los límites, en pruebas más exigentes y variadas (en aceleración y retención). Para que nos hagamos una idea, pues la escala dB es logarítmica y no lineal, 3dB es la mitad de presión sonora: 2dB ya es una reducción exigente, 7dB es para muchos sencillamente imposible. Alguien me comentó que incluso algunas motos ¡eléctricas! no pasarían la nueva norma… sin palabras, nunca mejor dicho.

Cabina de medición de ruido

ANESDOR y los fabricantes esperan conseguir que se mantenga el límite de ruido de Euro4 (que ya es bajo, de hecho las motos actuales) o como mal menor pruebas menos exigentes con el límite menos bajo. Y exenciones a ciertos tipos de motos para esto, el OBD y las emisiones: motos muy minoritarias y de poca relevancia en el tráfico (trial, enduro). Cuyos fabricantes además (series cortas) no podrían afrontar esas exigencias.

En realidad, y en eso coincido con la perspectiva de los fabricantes, pensando en lo que puedan contaminar (gases y ruido) las motos en circulación, tendría mucho más sentido centrarse en las motos viejas, y en los ciclomotores muy en particular (muchos dos tiempos en circulación todavía). Exigir tanto a las motos nuevas no tendrá impacto hasta dentro de más de una década; lo otro, ayudar a renovar el parque, tendría beneficios a mucho más corto plazo.

Una calle ruidosa: casi 82 dB

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