El éxito es sólo la mitad de bonito cuando no hay nadie que nos envidie, es una frase de Norman Mailer, un escritor estadounidense. Y cuánta razón tenía, porque si algo me ha quedado claro es que Triumph es la envidia de muchos. Su abanico de modelos destaca sobre todo porque ninguno te dejará indiferente.
Como profano en lo que se cuece en el interior de una fábrica de motos, tengo que deciros que me sentí gratamente sorprendido y equivocado, ya que en mi cabeza tenía la idea de una cadena de montaje plenamente mecanizada, donde la mano del hombre es meramente testimonial. Pues no, la mano de los operarios es la principal clave en la cadena de montaje inglesa y donde las máquinas se limitan a realizar aprietes – siempre conducidas por la mano del trabajador – y transportar las pesadas cargas de motores y chasis.
Situado en las afueras de la ciudad Leicestershire en Hinckley, Triumph cuenta con dos fábrica principales. La Fábrica Uno es la originaria, reconstruida tras el incendio del 2002 y en la que en la actualidad su actividad principal es el almacenaje y distribución de los repuestos Triumph para todo el mundo, además de otra de las actividades más interesante: pintado. Por cierto según llegamos los trabajadores en la calle y la sonora advertencia de incendios nos dejó impactado ¡¿otra vez se quema?! ¡No! todo respondía a la obsesiva y meticulosa obsesión inglesa por los simulacros de incendio, que entran dentro de las estrictas medidas anti-incendios.
Por su parte la Fábrica Dos es donde se encuentra el almacenaje y distribución de las moticicletas terminadas y donde se montan motores, chasis y se realizan las pruebas de funcionamiento de los modelos fabricados.
A estas, Triumph suma otras tres fábricas situadas en la zona industrial de Chonburi en Tailandia, que han jugado un papel primordial en la expansión de la compañía.
Montando una Triumph
La Fábrica Dos es el principal centro neurálgico de la fabricación y las actividades de la marca. Con 18 horas repartidas en dos turnos de trabajo, la actividad principal se podría dividir en:
Manipulación de materiales
Recepción, almacenamiento y distribución de piezas de toda la fábrica y responsables del envío de motocicletas montadas.
Cadena de montaje
Dos talleres mecánicos donde las piezas de fundición de los cárteres, árboles de levas y culata se mecanizan con precisión. El taller también tiene una línea dedicada a los cigüeñales. Todos los componentes se comprueban varias veces, los cigüeñales son sometidos a pruebas de estrés durante seis horas. Tras su transformación a las exigencias de producción, se realiza una comprobación final de dureza y posteriormente reciben el tratamiento final.
Se utilizan máquinas de medir con precisión los elementos críticos de los componentes, lo que garantiza que cumple con los requisitos. Tan sólo se permite una diferencia de 12 micrones, una unidad de medida imposible de determinar por el ojo humano.
Líneas de motor
Hasta 300 motores por día, donde como ya indicamos anteriormente los componentes son probados, requisito imprescindible antes de sacarlos de la fábrica.
Línea de chasis
200 motos por día. Hay 75 operadores que trabajan en la línea y cada uno es responsable de un proceso que en última instancia conduce a una moto completa. Cada uno de ellos tiene menos de dos minutos y medio para completar su tarea antes de que la moto semi-montada se mueva fuera de su área.
Rodaje
Un operario rueda la moto sobre los rodillos de un banco de pruebas y se comprueban mediante ordenador los rendimientos de la futura montura. También se chequea la parte eléctrica, así como cualquier mínimo fallo en la pintura.
Embalaje
Como si se tratase de un regalo las motos son finalmente envueltas en plástico (anticorrosión) y posteriormente se introducen en cajas de cartón, con base metálica, especialmente destinadas al modelo, para su distribución con garantías. Los materiales son totalmente reciclables.
Probando la materia prima
Pues nada mejor para la ocasión que catar las mieles, así que nos fuimos de rutilla hasta un singular sitio para abrir gas y darlas caña a las nenas inglesas. El destino fue el aeropuerto de Bruntinghtorpe, un aeropuerto en desuso que hace las veces de cementerio de aviones y vehículos. Allí pasaron por mis manos las remozada Speed Triple, su hermana pequeña Street, la Thunderbird Storm, Tiger 800 y 800XC. Un aperitivo para descargar la tensión de tanta visita, ¡Ay, qué sufrimiento!
Tras finalizar unas vueltas, los chicos de Triumph nos llevaron a saborear la cocina inglesa a un típico pueblo de la campiña inglesa en Lutterworth, y de ahí, ya nos tocaba regresar a visitar la Fábrica Uno.
A mano y a pulso
Llegó la hora de visitar la Fábrica Uno, donde todo empezó, y donde se pintan las joyas de la corona. La verdad es que aquí está la clave de muchas de mis fijaciones como probador a la hora de valorar una montura, y es que el especial cuidado que siempre he apreciado en la marca inglesa, por fin ha queadado totalmente justificado.
Más de uno de nosotros se llevó la firma del artista de Triumph en su casco, no es para menos.
God save Triumph
Sin más tiempo nos tocaba la hora de partir y abandonar tierras inglesas para regresar a casa. Me llevo un recuerdo imborrable de la visita y sobre todo del orden, la limpieza y la programación que sigue la elaboración de toda una Triumph.
Desde que en 1983 John Bloor cogiera el testigo de la marca, el renacimiento de Triumph ha sido constante. En 1991 la producción no pasaba de las 2.200 unidades, pero tres años después se alcanzaron las 10.000. Mientras que en 2008 se produjeron 50.000, ejemplo del buen hacer de este constructor que se pasó a producir motos por casualidad. La historia completa la dejaremos para una futura entrega.
En lo que seguro seguirá creciendo la marca es en más adeptos a la calidad y diseño, que han resultado ser todo un acierto – pongamos de ejemplo la impresionante gama tricilíndrica – . Por cierto, dentro de la parte más secreta del desarrollo, con un número importante de ingenieros centrados en hacer realidad los sueños de muchos moteros y donde el acceso está sólo permitido a unos pocos, tenemos a dos españoles responsables en gran medida de la gama tricilíndrica, los hermanos Fernando y David López Córdoba. Unos amantes del motor, que llevan muchos años quemando rueda en los circuitos y empleando las mejores neuronas al servicio de la casa.
Bueno, os he intentado concentrar al máximo el interior de la fábrica de los sueños y de lo que hemos podido vivir en nuestra visita. También os adelanto que llegarán nuevas Triumph 2012, pero eso ya será algo que os iremos desvelando tan pronto como tengamos noticias o salte la buscada foto espía.