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Prueba Triumph Bonneville Bobber Black 2018: tu lado rebelde

Fotos: Triumph
Con el mismo espíritu, pero con una actitud más radical y agresiva que la Bobber con la que Triumph nos impresionó a finales del año pasado, llega la Bonneville Bobber Black, con detalles que aportan una personalidad más acorde a las bobber clásicas, además de un mayor nivel de prestaciones.
Lo mejor
  • Estética y acabados
  • Comportamiento dinámico
  • Facilidad de conducción
  • Motor
Mejoraríamos
  • Asiento monoplaza
  • Las estriberas rozan fácilmente

Por suerte, el avance de la tecnología no está reñido con el estilo clásico, y la firma británica ha conseguido ir un paso más allá con la nueva Bonneville Bobber Black, una fusión entre la tecnología moderna y el estilo de los años 40. El movimiento bobber tiene su origen al acabar la Segunda Guerra Mundial, cuando los soldados americanos vuelven a su país y tras haber conocido la ligereza de las motos europeas, comienzan a despojar las suyas, mucho más pesadas que estas, de elementos superfluos. Las bobber se caracterizan por ser bajas y largas, con chasis rígido, un único asiento, neumáticos del mismo grosor y tamaño en los dos ejes con llantas de radios, gran faro delantero, tubos de escape simplificados y eliminación de guardabarros y cualquier elemento superficial.

La Bonneville Bobber es el modelo más rápidamente vendido en los 115 años de historia de la marca. Un modelo que sorprendió a todos gracias a su estilo, tecnología y calidad. Ahora Triumph da un paso más con la nueva Bonneville Bobber Black, que complementa a su hermana Bobber estándar manteniendo el mismo estilo bajo, musculoso y minimalista, y destacando por una gran cantidad de detalles y acabados en color negro, como el manillar, pedal de freno, estriberas, palanca de cambios, manetas de freno y embrague, tapas del motor, bujes de las ruedas, silenciosos y colectores… responsables de un nuevo aspecto más agresivo y rebelde. Pero además de este cambio visual hay que sumarle más novedades. Incorpora una nueva llanta delantera de radios de 16 pulgadas con neumático de gran diámetro de estilo “fatboy” (en vez de las 19’‘ de la versión estándar), una horquilla Showa más robusta de 47 mm (en lugar de Kayaba de 41 mm.) y mejora la frenada de su anterior monodisco con un doble disco delantero de 310 mm mordido por pinzas Brembo de 2 pistones.

Cuenta también con más novedades tecnológicas como el nuevo faro delantero de LED de 5 pulgadas con un exclusivo patrón de luces de conducción diurna DRL (Day Running Light), así como el control de velocidad con botón único. Mantiene el mismo bastidor y conserva el motor bicilíndrico (derivado de la Bonneville T120) de 1.200 cc, 8 válvulas, Euro 4 y refrigeración líquida con cigüeñal a 270º con unas cifras de par de 106 Nm a 4.000 rpm y una potencia de 77 CV a 6.100 rpm, así como toda la tecnología de la generación Bonneville: acelerador electrónico, modos de conducción Road y Rain, embrague anti-rebote, control de tracción desconectable, inmovilizador electrónico, y por supuesto ABS. Cuenta con un consumo bastante contenido declarado de 4,1 l./l00, que permite una autonomía de algo más de 200 kilómetros debido a su reducido depósito de 9,1 litros.

Hechizada por sus encantos…

Podría haber estado toda la mañana admirando los encantos que esconde la Bobber Black, infinidad de detalles como su llave de contacto en el lateral derecho, justo debajo de los falsos carburadores y bajo una de las tapas laterales que esconde el filtro del aire, el buje trasero con apariencia de freno de tambor clásico, la tradicional caja de batería con cinta de acero inoxidable, el exclusivo basculante de estructura tubular, su guardabarros trasero con nervio central, o su asiento de aluminio flotante monoplaza. Un pequeño inconveniente quizá para quién prefiera disfrutar de la moto acompañado. Este es fácilmente regulable tanto en altura como en distancia al depósito, y muy confortable, mucho más de lo que pueda parecer, y no sólo por su mullido sino por cómo se ajusta al trasero del piloto. A tan solo 690 mm del suelo, permite apoyar con los dos pies sin problemas, incluso en usuarios de baja estatura. Sus estribos, algo adelantados, junto con el manillar ancho y plano, hacen que la postura sea muy cómoda y natural en todo momento.

El minimalista y completo panel de instrumentos de una esfera con velocímetro analógico y pantalla LCD incorpora numerosas funciones: tacómetro digital, cuentakilómetros, indicador de marcha engranada, combustible, autonomía, consumo medio e instantáneo, mantenimiento, reloj, cuentakilómetros parciales, control de tracción, ABS, modo de conducción, control de velocidad o puños calefactables. Este se controla fácilmente desde un botón situado en el manillar y es también regulable en inclinación para adaptarse al piloto y conseguir un ángulo de visión perfecto.

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…Y por su comportamiento

Desde Marbella nos pusimos en marcha hacia la localidad de Ronda a través de una bonita ruta en la que la Bobber Black nos demostró que la elegancia no está reñida con la diversión. El motor es pura delicia, un auténtico placer para los oídos ese sonido ronco que emite gracias al doble escape corto y la caja de admisión de doble filtro. Carece de vibraciones y empuja con fuerza ofreciendo gran cantidad de par desde muy bajo régimen, subiendo de vueltas con facilidad y con un comportamiento muy lineal entre las 3.000 y las 5.000 rpm, que es donde más a gusto se encuentra. No te obliga a jugar demasiado con el cambio, algo sonoro, pero de accionamiento suave.

A pesar de haber ganado algún kilito (237,5 kg) y de llevar un mayor neumático delantero más grueso que su hermana (monta unos Avon Cobra fabricados específicamente para ella), la Bobber Black se mueve realmente bien. Es ágil y muy estable en curva, y ligera en los cambios de dirección, incluso si el ritmo es alto. No dudes que te incitará a sacar tu lado más rebelde, pero entonces serán sus estriberas las que marquen los límites ya que rozarán rápidamente con el asfalto. Las suspensiones vienen con un reglaje bastante equilibrado entre confort y estabilidad, con una correcta capacidad de absorción y unas reacciones del amortiguador trasero no demasiado secas. Los frenos han mejorado notablemente al incorporar un segundo disco de freno delantero, que junto con el correcto y poco intrusivo funcionamiento del ABS, garantiza una frenada potente y eficaz en cualquier situación.

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