Como es lógico, cuando la lluvia y el frío hacen acto de presencia, las condiciones del asfalto varían y lo hacen hasta tal punto que hay que tener muy en cuenta el único punto de nuestra moto que está en contacto con el suelo, las ruedas. Son varios y sencillos los puntos a tener en cuenta. Los repasamos:
Desgaste
Los neumáticos de calle tienen los surcos de su dibujo diseñados teniendo en cuenta que la lluvia puede aparecer. A excepción de los modelos deportivos, donde las “líneas” sirven para ayudar a que cojan temperatura y poco más, los neumáticos de calle ayudan a que las motos tengan un mejor comportamiento en el agua. En cualquier caso hay que revisar el desgaste de los mismos, y aunque el desgaste que permite la ley es superior, lo ideal es poder cambiarlos antes de que lleguen a los testigos. Para aquellos que no sepan qué es un testigo de un neumático, es ese “pegote” de goma que aparece entre las ranuras del dibujo y que marca el punto en el cual el neumático debe sustituirse.
Presión
Es uno de los puntos débiles de la mayoría de usuarios. Aunque es muy sencillo revisar la presión y mantenerla en los rangos óptimos, la pereza, las prisas o el desconocimiento de la importancia que tiene hace que muchas veces circulemos con presiones que no corresponden. Hay que tener claro que subir o bajar la presión del neumático influye sensiblemente en las prestaciones y comportamiento de la moto, así como en el consumo. De cara al invierno, este punto es más importante aún, ya que con poca temperatura las presiones bajan y revisarlo de manera más habitual se convierte en un “deber”.
Neumáticos de invierno
Aunque en los coches es una práctica que está comenzando a estar al día, en las motos no es habitual, en España, que se monten neumáticos especiales para el invierno. Aún así, las opciones existen y son variadas, con precios que también oscilan. En cualquier caso estos neumáticos son válidos únicamente durante los meses de frío y lluvia, pues sus componentes cuando llega el calor no están preparados y las prestaciones bajan a la misma velocidad que sube el desgaste. Se trata de una buena opción sobre todo para las zonas más frías.
En cualquier caso y sin tener que recurrir a estos neumáticos de invierno, también se puede optar por montar gomas más blandas en su composición que permitan alcanzar una temperatura óptima de funcionamiento para garantizar el agarre.