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Francia se vuelca con los vehículos de hidrógeno

Invertirá 2.000 millones de euros en dos años
Fotos: Marcas
A la par que se desarrolla la movilidad eléctrica lo está haciendo aquella que emplea la denominada pila de hidrógeno. Nuestro país vecino está apostando fuertemente por ello en el sector de la moto, pero también en otros sectores estratégicos.

Uno de los grandes errores que puede cometer la industria, empujada por los políticos y las modas es las de jugar todas las opciones de la “sostenibilidad” a una carta. Es algo que puede parecer obvio pero que muchas administradores y muchos usuarios parecen estar pasando por alto. Lógicamente estamos ante un punto de no retorno en el que, o cuidamos el medioambiente o ya pueden salir bien los intentos de encontrar planetas habitables para que la humanidad no se extinga rápida y agónicamente. Pero apostar todo solamente a lo eléctrico puede generar otros problemas como lo son la generación de esa electricidad, la capacidad de abastecimiento de la red o la necesidad de implantar cientos de miles de cargadores públicos y todo ello sin hablar de los costes para el usuario. Es por eso que parece sensato pensar en otras opciones como son los combustibles de cero emisiones o los vehículos propulsados por hidrógeno.

Esto no significa, ni mucho menos, que haya que renunciar a lo eléctrico pues tiene grandes ventajas en algunos puntos no hay duda. Sin embargo en algunos países sí se han percatado de ello y, lo más importante, es que han tomado cartas en el asunto. Uno de los que más está impulsando la alternativa del hidrógeno es Francia que invertirá, ni más ni menos, que 2.000 millones de euros en los próximos dos años para desarrollar el sector del hidrógeno a los que habrá que sumar otros 5.000 para un total de 7.000 millones de euros hasta 2030.

Algunas marcas trabajan incluso con la idea de combustión de hidrógeno

No hay que olvidar el peso de Francia en la Unión Europea donde, al parecer, también está ejerciendo cierta presión para que se siga evolucionando esta técnica cuyo principal residuo tras el uso es el agua. Es decir, a grandes rasgos, el sistema emplea el hidrógeno que está dentro de una bombona y con él consigue electricidad para mover los motores de los vehículos, pero también de otro tipo de industrias. Además, hay que recordar que Kawasaki, Yamaha y Toyota están trabajando directamente en combustión de hidrógeno con motores similares a los actuales y con prototipos ya operativos. La cuestión es que otra de las ventajas respecto al eléctrico pasa por el hecho de que no requiere los que a día de hoy son elementos extremadamente contaminantes de conseguir, y es que depende de los denominados metales preciosos que además son difíciles de reciclar.

Ya conocemos que algunas marcas importantes del mercado están involucradas en estos procesos hace tiempo y, también, que algunas de ellas incluso han llegado a ponerlos en la calle como es el caso de Suzuki con su Burgman. Eso sí, tampoco podemos pasar por alto que actualmente la fabricación de hidrógeno es el gran contratiempo, y de ahí que sea importante que las administraciones muestren su interés como está pasando en Francia. Otra ventaja del hidrógeno es que se podría repostar tal como lo hacemos con los vehículos de combustión, en puntos concretos de reparto y en un momento. Es más, la red actual de gasolineras podría servir adaptándola como ya hemos visto para el GLP por ejemplo.

Pero volviendo a los “contras” no hay que pasar por alto que a día de hoy fabricar el hidrógeno es un proceso que necesita de una gran cantidad de energía y que esa energía libera cantidades enormes de CO2, al igual que sucede con mucha parte de la electricidad. La solución en ese caso consistiría en que esa energía se consiguiera de manera verde pero a día de hoy es mucho más caro por lo que ese es el gran desafío al que debe enfrentarse. Si no estaremos ante una situación similar a la que vivimos con los eléctricos que no contaminan donde se usan pero tienen una carga de emisiones de CO2 a sus espaldas que hace que el cómputo global de su uso prácticamente tenga el mismo impacto que un vehículo de combustión.

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