Qué ilusión tan grande hace cuando te compras tu moto nueva, ya no digamos si es la primera… Después de darle vueltas, mirar y buscar, llega el gran día: vas a la tienda, firmas los papeles, pagas, y te la llevas puesta sobre la marcha porque te hacen una placa provisional allí mismo en América. Seguramente ese día, con la emoción, darás un paseo más o menos largo de «estreno» hasta llegar a casa para guardarla y acostarte para soñar con lo que harás a sus mandos… Al día siguiente, vas a dar otro paseo para seguir el rodaje, pero a lo mejor ya un poco más animado con la confianza mejorada. Y de repente pasas por una calle donde unos chavales se están grabando con unas pitbikes y, te dices, vamos a enseñarles lo que es una moto de verdad. Y te equivocas, pero bien…
En el minuto 0:34 podemos ver qué pasa: el chaval todavía está muy verde sobre dos ruedas, y aunque ha aprendido lo de acelerar y cambiar de marchas, todavía no la parte de frenar o inclinar la moto para girar… Acelera en un trozo recto de la calle, hasta unos 80 km/h estiman los que lo grabaron, y cuando la calle gira hacia la izquierda es incapaz de frenar o girar, se bloquea, y se va de frente contra el bordillo. Por suerte para él, la moto impacta con la farola y él sale despedido arrastrando hasta unos 20 metros de distancia. Menos mal que decidió ponerse el casco, pero podía haber ahorrado para unos guantes y chaqueta (y un curso de conducción, está claro). La pobre Ninja 400 queda desintegrada por delante, con la horquilla reventada (el aceite es de color rojo, es lo que mancha la farola).
