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La costa del País Vasco

Fotos: Esther Flex
La costa vasca une en una sola ruta los incentivos que nos llevan a lanzarnos a la carretera: curvas de todo tipo sobre un asfalto de primera calidad, excepcionales vistas panorámicas, costa, acantilados, historia y una gastronomía de primer nivel.

General

Nos ha costado unas cuantas rutas llegar al País Vasco pero ha merecido la pena. Lo cierto es que siempre fue una de las primeras de la lista pero el clima nunca nos era propicio. Esta vez fue el terrible temporal de mediados de Mayo el que acompaño durante todo el camino. Pese al mal tiempo, disfrutamos como en pocas y ya estamos pensando en volver a unas tierras muy favorables para la cultura motera.

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No madrugamos por una vez, disfrutamos de la mañana bilbaína visitando el Guggenheim y paseando por el casco antiguo. Imposible resistirse a comer unos pintxos durante el camino, una de las perlas de la gastronomía vasca. Llenos de energía salimos en dirección Bermeo por el interior de Vizcaya. A través de montañas y por carreteras estrechas se llega al precioso pueblo de pescadores.

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Esquivamos la ría en dirección Gernika para luego buscar la BI-3234 en dirección Kanala, tener cuidado a la hora de elegir en los desvíos porque en la de hoy hay muchas variantes y no siempre es fácil dar con la carretera que debemos seguir. En todo este tramo hasta la llegada a Lekeito está repleto de vistas panorámicas, muchos momentos donde merece la pena parar la moto y disfrutar del entorno.

Paísajes de la Ruta de la Costa del País Vasco

Volvemos a dirigirnos entonces a la montaña para pilotar por uno de los tramos más verdes y revirados que uno recuerde. La BI-2405 se encuentra en un gran estado y a pesar de lo estrecho de algunos tramos, es un lugar que recorrería varias veces al día. La parada y visita a Ondarroa es obligada, paseo por el Puente Viejo y por el puerto antes de abandonar las carreteras de montaña y volver a la costa. En Deba, pero sobre todo en Getaria y Zarautz se rueda casi por el mar. En varios momentos el carril es horadado en el acantilado formando pequeños túneles, pero sobre todo es circular entre el mar y la pared de la colina lo que define este tramo. Luego nos espera San Sebastián para darnos cobijo y mantel, en un soberbio final de jornada.

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Sin duda, es una de las mejores rutas que hemos realizado. Es difícil superarla si vuestras premisas son las carreteras de montaña, muy buen asfalto y vistas panorámicas. Nosotros volveremos, esperemos que el clima nos respete un poco más la próxima vez.

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En detalle

Ver mapa más grande No llega a los 200 km pero cada uno de ellos cuenta. Es una sucesión de curvas constante y se tarda más de lo que parece en acabarla. La recomendación es no tener mucha prisa y disfrutar del entorno y la gastronomía. Mar y montaña, campo y ciudad, lo tiene todo en pocos kilómetros.

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Calificando la ruta

Tramo 1: Bilbao – Bermeo: La salida de Bilbao hacia el interior de la montaña tiene muy buen asfalto aunque carece de arcén. Tuvimos bastante tráfico pese a circular entre semana.

Tramo 2: Berbemo – Lekeitio: Durante todo el tramo de costa el trazado está en muy buen estado y cuenta con estrecho arcén. Mas despejado el tráfico en esta zona.

Tramo 3: Lekeitio – San Sebastián: Tramo muy estrecho en la parte de interior con algunas curvas complicadas. Mucho cuidado si rodáis con lluvia como nosotros porque el asfalto no cuenta con mucho agarre. Sí tiene arcén.

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¿Qué ver?

Bilbao y San Sebastián

Los puntos de inicio y final de la ruta son ciudades para visitarlas con tiempo para disfrutarlas como se merecen. En Bilbao, la ría del Nervión hace tiempo que dejo de ser gris e industrial para convertirse en un agradable paseo por una ciudad modernizada en los últimos años, pero con el encanto de sus casco antiguo intacto. Mientras, San Sebastián mantiene intacta su belleza y encanto desde su mítica Playa de la Concha hasta Monteigeldo.

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Bermeo y Ondarroa

En el lado opuesto a las capitales están los pueblos marineros como Bermeo. Museo del pescador a un lado de su puerto viejo, para distinguirle del puerto Deportivo. Además merece la pena visitar la Torre Ercilla y la Puerta de San Juan.

Vistas panorámicas costeras.

Es difícil encontrar vistas desde la montaña hacia el mar tan espectaculares como en las que muestra el Cantábrico. Las de Bermeo, Getária y Zarautz son particularmente bonitas.

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El descanso del motero

Dónde dormir

La mejor recomendación que puedo hacer es pasar una noche en cada una de las capitales para disfrutar de ellas con la moto bien aparcada. La oferta hotelera a lo largo de la ruta es mas que amplia tanto en las capitales como en los pueblos de la región. Eso sí, revisar las agendas culturales, en septiembre es imposible encontrar cama en San Sebastián que celebra su Festival Internacional de Cine.

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Dónde comer

Básicamente se puede comer en cualquier sitio de la ruta, la calidad gastronómica del País Vasco es inmensa. En esta ruta nosotros hicimos claramente de turistas y nos concentramos en los pintxos.

Siempre que estoy delante de esas barras repletas de bandejas es como presenciar pequeñas obras de arte culinarias, o cierto es que la mayoría de ellas lo son. Originalmente, eran mucho más sencillos y tanto los ingredientes como la preparación de los mismos pertenecían a la cocina tradicional. Pero la presencia de jóvenes cocineros, en particular en San Sebastián, ha evolucionado este elemento hasta llevarlo hasta un nivel de elaboración y técnica muy elevado.

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Triumph Trophy SE

El catálogo de la fábrica de Hinckley echaba de menos una moto como la Triumph Trophy. Una GT para afrontar cualquier ruta con un elevado nivel de confort y equipamiento que hace que las distancias parezcan mas pequeñas de lo que realmente son. Desgraciadamente el clima no nos acompañó en esta ruta… es un decir, en realidad nos nevó, granizó dos veces y tuvimos lluvia tan fuerte y constante que parecía que alguien se hubiera dejado el grifo de la ducha abierta encima del casco mientras que el indicador de temperatura ambiente de la moto con conseguía subir de 10º. La cosa fue tal, que si hubiéramos estado probado casi cualquier otra moto no habríamos salido.

Pero la Trophy SE tiene la virtud de suavizar mucho las dificultades de la ruta. La gran pantalla, regulable electrónicamente y con memoria de la última posición, ofrece una protección casi absoluta mientras que el carenado se encarga de tapar tus piernas completamente. Este excelente nivel te protección aerodinámica junto con los puños y asientos calefactables (con dos opciones de regulación) consiguen minimizar y mucho, la incidencia del clima en la ruta. De la parte de la seguridad sobre suelo mojado se encargan el control de tracción, el ABS y el sistema de frenada combinada CBS. Accionando el freno trasero se acciona un pistón de las pinzas delanteras, y su fuerza de frenada es proporcional a la presión que ejerzas en el pedal. Yo nunca he sido muy amigo de las frenadas combinadas, pero este CBS resulta muy útil para moverte a baja velocidad con pavimento deslizante y tiene un funcionamiento ejemplar.

Conducción por la Ruta del País Vasco

El equipamiento va desde el control de crucero hasta equipo de música, que suena francamente bien, por cierto. Automáticamente aumenta de volumen si aceleras y lo baja para que cuando estés parado en un semáforo no atruenes al del coche parado a tu lado. El ordenador se maneja con dos botones situados en la piña izquierda y su control es bastante sencillo. Con él puedes hasta regular la altura del faro pero lo más destacable son las suspensiones regulables electrónicamente. Se configuran también en función de si vamos solos, con pasajero y con pasajero más equipaje. Tiene tres modos de conducción: Confort, Normal y Sport y, mientras que del control de crucero puedo prescindir, os aseguro que de las suspensiones no.

Faltan más cosas, como la guantera a prueba de agua (esto os lo aseguro) con una toma de USB y una toma de corriente de 12V, lugar indicado para ir cargando el móvil mientras eliges el disco de tu grupo favorito para que suene de fondo. Pero pese a todo el despliegue de tecnología y equipación lo más me gustó de la Trophy es su comportamiento dinámico. Es increíblemente ágil y fácil de inclinar, de descubres enlazando curvas de carreteras de montaña con suma sencillez y en muchos momentos no dirías que llevas una GT. El motor es poderoso en medios como no seña que no podía faltar en un tricilíndrico de Triumph pero el acelerador electrónico (RideByWire) gestiona la entrega para que sea suave y progresiva.

Ruta por la Costa del País Vasco

Cambiaría la colocación de algunos de sus mandos, como el botón de la calefacción del asiento del conductor o el warning: no son fáciles de accionar en marcha. Pero tanto en líneas generales como en los detalles la Trophy SE es una moto que te hace reencontrarte con los placeres de las largas rutas en moto con un nivel de equipación capaz de paliar los efectos de un temporal.

La opinión del pasajero

La Trophy SE es, sin duda, la moto perfecta, la viajera perfecta. Si para el piloto ya tiene todo lo necesario, para el pasajero la cosa no pasa indiferente. Posee un asiento muy amplio, confortable y anatómico, con las estriberas bajas y adelantadas, sin que las rodillas sufran, ya que la posición del pasajero es totalmente cómoda, y nos permitirá realizar viajes largos, sin apenas notar el cansancio.

Además, su extra añadido de asiento calefactable hace que incluso en situaciones climáticas extremas, y cuentas con el confortable apoyo de su top-case. En definitiva, los chicos de Triumph han mimado al máximo también al compañero de ruta, porque la Trophy es anatómicamente perfecta.

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