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Prueba Ducati Scrambler 1100 Special 2018: clásica contemporánea

Fotos: Ducati
Sitges, la localidad barcelonesa desde la que arranca la mítica carretera que recorta los acantilados edificados sobre la Costa del Garraf, fue el escenario elegido para la presentación nacional de la Scrambler más grande. Una moto completamente nueva, tanto en estructura y componentes, como en cilindrada y dimensiones, que ofrece una diversión neoclásica más versátil de lo que aparenta la marcada personalidad que proyecta su estética.

La línea Scrambler de Borgo Panigale ha extendido su gama hasta el punto de forjar su propia marca independiente. Mientras que Ducati representa hoy día el vanguardismo más avanzado y la tecnología punta del futuro inmediato, Ducati Scrambler es el emblema que identifica el carácter y la personalidad de toda una gama heritage, que ahora crece también hacia arriba con una nueva 1100 diversificada en tres versiones: la Scrambler 1100 (13.190 €), la Scrambler Special (14.190 €) inspirada en el mundo custom y la Scrambler Sport (15.190 €), alineada con sus suspensiones Öhlins junto a las muscle-bikes. Tres variantes en el escalón máximo de la gama Scrambler, que se expone también como un reflejo actual de los años setenta, durante los que Ducati vendía sus modelos con esta misma denominación, igualmente en tres cubicajes. Eran la 250, la 350 y la 450, todas monocilíndricas, por las SCR 400, 800 y 1100 bicilíndricas de hoy día.

Estas tres nuevas Scrambler grandes han sido diseñadas para proyectar una imagen de línea vintage, como no podía ser de otra manera, pero también para transmitir en marcha las mismas sensaciones que nos traspasan el cuerpo al conducir una naked actual. Además de ello, permiten un desmontaje relativamente fácil para introducir una serie de modificaciones en busca de la personalización más marcada.

Scrambler Special

Nos centraremos en la versión intermedia* Special, que protagonizó todas las actividades llevadas a cabo durante esta presentación nacional a la prensa desarrollada en la mediterránea localidad de Sitges.

A modo de introducción y mientras repasamos sus líneas y elementos principales, podemos señalar que esta versión Special cumple con tres exigencias ineludibles en la gama Ducati Scrambler: el depósito con forma de lágrima, el asiento diseñado con perfil de banana y los neumáticos mixtos, con taco muy amplio o con dibujo extenso y nutrido, según se quiera mirar. Pero, mucho más allá de estas tres premisas iniciales, la Scrambler Special es una moto completamente nueva: chasis específico, subchasis de aluminio desmontable, electrónica (mucho más amplia y completa), basculante en aluminio más el dimensionado de toda la moto. Es más alta, también es más ancha, monta un tanque con 1,5 litros más de capacidad (15 en total), además de un asiento más ancho para ambas plazas, dando como resultado una moto más grande en todos los aspectos, muy al contrario que sus hermanas de 800, modelos considerados más bien pequeños desde cualquier punto de vista.

La Ducati Scrambler Special 1100 vista lateral en grupo

El sonido más puro de Bolonia

El Desmodue de 1.079 cc y refrigeración mixta aire/aceite que montan las Scrambler grandes es en realidad relativamente nuevo, puesto que ha tomado como base el antiguo motor de la Monster 1100, tan apreciado entre los ducatistas, para ser repasado y renovado, adaptándolo de ese modo a las restricciones actuales de la normativa Euro 4.

A la mínima insinuación sobre el botón de arranque, los dos pistones se ponen en marcha de una forma mucho más inmediata que lo hacen, por ejemplo, cualquiera de los que montan los motores Testastretta de Ducati, que necesitan al menos una vuelta completa del cigüeñal para arrancar. Ya con el corazón de Bolonia palpitando dentro del bastidor multitubular de acero, el tono grave con el que se escucha su murmullo mecánico al ralentí llega a nuestros oídos como una llamada tentadora desde la elevación de los dos silenciosos. Sí, es un rumor que suena como una música sugerente para impulsarnos a tirar de una maneta del embrague, que ahora transmite su presión a través de un circuito hidráulico (en la 800, por cable), mientras apreciamos un tacto progresivo y firme, sin resultar duro en absoluto. Algo muy semejante ocurre con la sensación de la palanca de cambio: su recorrido, muy corto, se percibe con cierta resistencia al pie pero con una precisión prácticamente micrométrica. Al soltar la maneta y girar únicamente el pelo del gas, el impulso del gran bicilíndrico se siente sin trepidaciones y se desarrolla con un movimiento absolutamente uniforme, aunque nos desplacemos al paso de una cabalgata.

Pero en el desarrollo de nuestra prueba, no fue hasta después de acelerar con energía y subir varias marchas, cuando encontramos la fórmula que define una posición sobre la Scrambler Special que, al menos la primera vez, se entiende con dificultad en parado. El manillar de conicidad variable, llamativamente amplio, tan amplio incluso como el de muchas trail del mercado, lo percibimos ciertamente elevado sobre la moto, cuando la observamos aparcada. Sin embargo, al subirnos a ella, nos descubrimos a nosotros mismos con las manos bastante separadas y situadas sobre una línea más bien baja. La posición algo retrasada sobre el asiento, con 810 mm de distancia al suelo, deja el tronco levemente inclinado hacia el depósito de acero, mientras que los pies se colocan a algunos centímetros por detrás del punto medio de la moto. No es una postura trail, no es tampoco una colocación cien por cien naked de la actualidad. ¿Qué podríamos decir entonces? Pues que nos acoplamos con la moto en una postura Scrambler, y, en el caso particular que nos ocupa, en una postura Monster 1100 concretamente.

La Ducati Scrambler Special 1100. Trasera

Más potencia, ¿para qué?

Al abrir gas, no apreciamos el más mínimo retardo del puño electrónico, ni siquiera en las muchas ocasiones en las que lo giramos a tope saliendo de los virajes. Independientemente de este detalle, el empuje de este 1100 Euro 4, que fija su mantenimiento cada 12.000 km, se siente tan lleno como cabe esperar de un bicilíndrico en ele tan grande, pero sin percibir traqueteos ni trepidaciones, sino una progresiva suavidad que tampoco hace perder, en absoluto, la casta boloñesa de este motor. Lo cierto es que su par de 88.4 Nm a sólo 4.750 rpm es el protagonista de toda la tracción en prácticamente cualquier régimen, y el que nos lleva de curva a curva en aceleraciones que se sienten absolutamente rotundas en la zona baja del cuentarrevoluciones. Arriba empuja con una efectividad bastante asimilable, que difícilmente nos pondrá en aprietos mientras conducimos envueltos por ese mágico placer de cada vaivén, de cada cambio de dirección que la esbeltez del chasis ejecuta con una grácil agilidad, moviendo los 189 kilos del conjunto para llevarnos fluyendo con verdadero deleite por una carretera revirada.

Realmente, los 86 CV llenos de músculo que rinde esta Scrambler Special a 7.500 rpm, y que la sitúan dentro del rango limitable para carnet A2, son más que suficientes para hacer el tránsito por una serie de curvas, sea cual sea su radio, a una marcha que puede ir bastante más allá de lo que necesitan la inmensa mayoría de los motoristas para disfrutar de una conducción deportiva. Porque, como decimos en otras ocasiones, ¿quién quiere hoy día en la carretera una moto que se vuelva loca arriba?

La Ducati Scrambler Special 1100 cuadro de información

Parte ciclo y neumáticos

El giro de la Scrambler Special para entrar en el viraje se ejecuta, por un lado y de forma natural, con una apreciable progresividad, y por otro, tan rápido como queramos, aplicando para tumbarla el excelente brazo de palanca que ofrece la envergadura de su manillar. Aparte de ello, las estriberas, sin avisadores y de diseño trail (dentadas y con relleno de goma) están situadas a una altura que aparenta ser más que suficiente en parado, pero que a lo largo de un trayecto retorcido, con buen asfalto y buenos peraltes, en el que sus curvas invitan a inclinar e inclinar, podremos encontrarnos al principio rozando en más de un ángulo cerrado, y terminar sorprendiéndonos después al hacelo en otros virajes bastante más abiertos. Y es que los Pirelli MT60 RS_ ofrecen un agarre sobre el asfalto que nos parecerá sencillamente inaudito al observarlos en parado y que, por otra parte, ya hemos tenido de ocasión de probar fuera de carretera, dando un resultado más que digno al deslizar por lo general con una derrapada paulatina y controlable. Aunque, evidentemente y con un rendimiento así, no podemos pretender que este neumático resulte el campeón del kilometraje.

Por otro lado, y ya que hemos mencionado de refilón el universo off road, esta Scrambler Special parece también invitarnos a abandonar el asfalto alguna vez que otra, y no sólo por los radios negros de sus llantas. Así se sintió un servidor, cuando miró distraídamente al campo en algún momento de esta prueba. Sí, a través de la imaginación, me vi pasando con algo más que dignidad a lo largo de una pista más o menos pisada, e incluso “enchufando” sobre la tierra para sentir la intervención del control de tracción. No en vano estamos hablando de una scrambler, y por tanto lleva el uso mixto estampado en su propio nombre. Sin embargo, al recordar en marcha la curva en forma de “u” que retuerce el colector delantero pocos centímetros por detrás de la rueda, justo en la misma salida de los posibles proyectiles que pudiera lanzar, la idea de enchufar se desvaneció. Sería una felonía picotearlo o aboyarlo. Mejor no imaginarlo. Y concluí entonces en que esta Scrambler Special puede servir muy bien, con su llanta delantera de 18”, para hacer un tránsito a lo largo de muchas pistas, pero siempre a un ritmo bastante pausado, a pesar de guardar unas aptitudes para ir bastante más deprisa.

La Ducati Scrambler Special 1100. Detalle del tren delantero en grupo

También hay que parar

La verdad es que la parte ciclo en general, está por encima de las prestaciones que ofrece el sólido motor de 1100, particularmente en el caso de los frenos, de los que no vamos a decir que su capacidad está sobredimensionada, pero sí que desarrollan una efectividad más que holgada para detener la marcha de esta Scrambler Special, en aras de la seguridad y disfrute del motorista.

La horquilla invertida, firmada por Marzocchi y regulable en sus tres parámetros, funciona, lo mismo que el robusto amortiguador Kayaba, tratando de mantener ese equilibrio casi imposible por naturaleza entre la deportividad y un relativo confort. La consistencia de esta horquilla con barras de 45 mm aguanta el tipo en las frenadas bestiales que puede ejecutar el doble disco de 320 mm con las pinzas monoblock M4.32 B de Brembo. Ciertamente, el tacto sobre la maneta del freno debe de ser más bien refinado, y lo más natural es que terminemos accionándolo con un solo dedo, por muy exigente que sea la frenada, si bien es verdad que esta nueva 1100 cuenta con la salvaguarda tanto del ABS vertical como del que actúa en plena curva.

El freno trasero, por su parte, monta un disco de 245 mm, y junto con la función antirrebote del embrague, asistida por servo, consigue una retención regulada antes de entrar en el viraje que contribuye a esa placentera sensación de dominio que nos traspasa al conducir esta Scrambler.

Control digital

La nueva electrónica de la Scrambler Special basa su trabajo sobre la IMU firmada por Bosch que monta de serie y que realiza un conjunto de cinco mediciones. Una del movimiento adelante-atrás, otra del movimiento lateral, otra más de la deceleración longitudinal, una cuarta de la transversal y la quinta de la vertical. Con estas cifras, calcula mediante un algoritmo el agarre que pude soportar el neumático delantero en una frenada con la moto inclinada, de manera que nunca existe el bloqueo de la rueda, como ocurre en el primer momento que actúa el ABS vertical, el convencional, para entendernos. Esta IMU también permite intervenir sobre el freno delantero al detectar que la rueda trasera va a despegar del suelo (sistema antipicado).

Para el motor, la electrónica de la Scrambler Special ofrece tres modos de conducción: Active, Journey y City. En el caso de los dos primeros, se seleccionan sendos niveles de intervención diferentes del control de tracción, así como dos formas distintas de entregar la potencia, combinadas con la desmultiplicación del acelerador electrónico, correspondiendo al modo Active el comportamiento más directo y descarnado del bicilíndrico. Para el modo City, además atribuirle la forma más suave de comportamiento, se reduce levemente la potencia hasta los 75 CV.

La Ducati Scrambler Special 1100 marchado en grupo de frente

Detalles

  • Iluminación full-LED (con cambio automático día/noche) e intermitencia (incluyen cancelación automática cuando la moto recupera la verticalidad).
  • En cuanto a los materiales, resulta muy difícil descubrir algún elemento de plástico por resultar muy escasos y por ser muy pequeños. Proliferan, en cambio, el aluminio, el acero y los cromados.
  • El escape con diseño 2-1-2 es en sí mismo una auténtica joya dentro de este conjunto neoclásico que merece una mención aparte. Exhibe un revestimiento de cromo sobre sus formas de saxo y su silueta de tuba, para modelarse con unos volúmenes escultóricos que atrapan nuestra atención y que nos invitan a recorrerla detenidamente con la mirada. Además de recrearnos la vista con su plasticidad, este retorcido resplandor nos deleitará sobre la marcha como un verdadero instrumento musical, interpretando con el acelerador la partitura de un sonido arrebatador, bronco y recio, que resuena también con ese característico petardeo de cocción en las retenciones del motor, sin necesidad de llevarlas a ningún extremo.
  • Los retrovisores, perfilados sobre un diseño en sintonía con todo el conjunto, ofrecen una excelente visibilidad, no sólo por la generosidad de su superficie, también por la privilegiada situación que ocupan sobre la amplitud del manillar.
  • La instrumentación se muestra en dos módulos, uno redondo-clásico que contiene datos como el régimen del motor con una escala de diseño retro que, sin embargo, cuesta leer con alguna dioptría de presbicia, por ejemplo. Por otro lado, esta Scrambler Special se conduce de oído sin problemas, como en otros tiempos, o más allá de ello, por puras sensaciones.

El grado del control de tracción o el riding mode elegido, aparte de los parciales, la temperatura ambiente, autonomía y el nivel de gasolina, así como el grado en el que están funcionando los puños calefactables (opcionales) quedan dentro de ese círculo. El otro módulo, más pequeño y ovalado, muestra la velocidad en números grandes, junto con el testigo del caballete en un margen y la información sobre el Ducati Multimedia System en otro, que se conecta de forma opcional mediante Bluetooth.

  • En cuanto al asiento, cumple con tres complicados compromisos. Primero, mantiene nuestro apoyo sobre un espumado lo suficientemente firme para hacernos llegar prácticamente toda la información que transmite la parte ciclo sobre la vía que vamos pisando. Segundo, comprobamos cómo su tapizado no desliza como otros, sino que nos permite desfrutar con un seguro afianzamiento del cuerpo tanto de los ágiles cambios de dirección como de las vertiginosas tumbadas que puede ejecutar esta Scrambler Special. Tercero, las costuras, el tono y la textura de ese mismo tapizado, que muestra con orgullo las letras de Ducati grabadas sobre la piel, armoniza con la línea vintage que esculpe toda la moto.

Sobre la plaza del pasajero, apuntar que se aprecia lo suficientemente amplia como para ofrecer un nivel de confort que cumple con un buen margen durante una larga salida dominical. Lo mismo ocurre con sus estriberas, situadas en un punto de la moto que coloca las piernas del acompañante en una postura relajada y al mismo tiempo dispuesta para el balanceo más bien deportivo a lo largo de una retorcida carretera.

  • El matiz del latiguillo del freno volando en curva sobre el manillar representa toda una declaración de intenciones: es otro recurso para definir aun más el espíritu scrambler de esta nueva 1100, recordando el cable del acelerador que salía del puño apuntando arriba tanto en aquellas motos que se preparaban como el origen de las trail actuales, como en las de cross y todo terreno, lo mismo que en los ancestros Ducati con este mismo nombre.

La Ducati Scrambler Special 1100. Emblema Scrambler

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