Gama alta
Ni que decir tiene que la calidad de un casco se puede empezar a apreciar cuando leemos sus especificaciones y a continuación cuando analizamos su exterior, por ejemplo, en el escaparate de una tienda; después avanzaremos deteniéndonos en la factura de sus detalles y en el diseño de sus mecanismos, y la apreciaremos aun más si pasamos la mano por su superficie exterior y sentimos en los dedos el relieve labrado que compone sus formas. Pero además de estas consideraciones, todo motorista con cierta experiencia va a buscar en su interior la corroboración de esa calidad que ofrece el casco, analizando sus tejidos, comprobando la consistencia de su acolchado y revisando el remate de las costuras que lo fijan a la calota por dentro, particularmente los que recubren la superficie correspondiente al EPS.
Bien. Pues si empezamos a analizar el HJC RPHA 11 por su interior, apreciaremos desde el primer golpe de vista que tenemos en las manos un casco de calidad prémium.
Aun así, resultaremos más precisos para el lector si seguimos un orden lógico en este reportaje yendo al terreno de las sensaciones, desde el primer momento en el que lo sentimos puesto en la propia cabeza.
Ajuste completo
La primera impresión es la del contacto con algunos milímetros más de superficie que no llegan a tocarnos en otros cascos integrales. La segunda es la de una sujeción absoluta, con una fijación a nuestros pómulos, y a la cabeza en general, que transmite de inmediato la confianza de una seguridad ceñida a nuestra parte más vital. Un ajuste y una confianza que se sienten rematados con un strap de doble anilla, homologado para la competición.
Esta sujeción tan estrecha deja la posibilidad de que, siendo de nuestra talla, la presión del HJC RPHA 11 sobre la frente llegue a crear una leve molestia en los primeros kilómetros, tal y como le ocurrió a quien firma este reportaje. La cuestión es que, si nos encontrásemos en ese caso, vale la pena que concedamos un margen a la adaptación de todo el acolchado a nuestra anatomía. Veremos entonces cómo al cabo de poco tiempo de uso, apenas una hora, sentiremos poco a poco el HJC RPHA 11 como un segundo cráneo sobre nuestra cabeza.
Aparte de ello, la descripción de un ajuste tan ceñido puede hacer pensar que crea cierta sensación de claustrofobia: No es así para cualquiera que esté habituado al uso de un integral, porque la amplitud de la ventana central lo compensa ofreciendo una panorámica completa de nuestro frente, como veremos en otro apartado.
Insonorizado
Siguiendo con ese ajuste del HJC RPHA 11 en torno a nuestra cabeza, cabe señalar que también ciñe por abajo, consiguiendo un aislamiento del exterior que ya se empieza a apreciar en parado, con la pantalla cerrada. Tanto es así que conviene llevarla brevemente abierta en trayectos urbanos para percibir un entorno siempre comprometido para el motorista, como es el de la ciudad, Por otro lado, no hay nada como un día de viento caprichoso para probar la insonorización de un casco en la autopista. Así lo hicimos, aprovechando una jornada revuelta, casi un temporal, en la que el flujo de un aire violento pasando por la superficie del casco llegaba al oído prácticamente como un pacífico murmullo; y más allá de ello, la acústica del interior quedaba tan aislada que casi invitaba a escuchar música de cámara mientras el mundo desfilaba por nuestros costados a ritmo de autopista.
Aerodinámico
Como intuirá el lector al observar sus formas en las fotos, el diseño del HJC RPHA 11 hace también su aportación a la atenuación de ese ruido provocado por el viento. Pero, además de ello, la capacidad de penetrar en un fluido tan denso, como es el aire transformado por la alta velocidad, llega a desorientar a los sentidos más veteranos, haciendo creer que vamos a un ritmo más bajo del que refleja el marcador de la moto que conducimos, porque, sencillamente, la fuerza con la que tenemos que tensar los músculos del cuello y de los trapecios es menor de la que podamos estar acostumbrados a hacer a esa misma marcha.
Visibilidad
Otra virtud muy apreciable del HJC RPHA 11, que permite alcanzar con el rabillo del ojo cualquier peligro que nos aceche, por babor o estribor. Además, la franja inferior de su ventana abre un margen suficiente para que ese sector de nuestra mirada, que va continuamente escaneado el asfalto que estamos a punto de pisar, haga su trabajo de rastreo sin limitaciones.
La pantalla
Su apertura se regula en cinco posiciones, suficientes para todos los usos que vayamos a dar al HJC RPHA 11. Su grosor se muestra como otro elemento que contribuye a esa insonoración que hemos comentado, Y su sistema de montaje y desmontaje no puede resultar más sencillo, rápido e intuitivo: basta con un solo gesto para soltarla de cada lado y prácticamente lo mismo, con un poco de presión, para volver a instalarla. Eso sí, la solapa que facilita su apertura se encuentra en un punto inusual (en el centro) que resulta poco natural para subirla con nuestra mano izquierda.
Al margen de estos detalles, señalar que HJC ofrece, además de la pantalla completamente clara, una muy oscurecida, que realmente se agradece para aplacar los efectos que provoca en nuestras pupilas el resplandor más intenso del verano.
Seguridad
Una vez que parece definitivamente abandonada aquella tendencia vista en muchos cascos del pasado de dar un juego a la cabeza sobre el cuello, que dejaba la nuca al descubierto casi por completo, observamos cómo el HJC RPHA 11 cierra atrás sobre la misma línea paralela a la mandíbula. Sujeta la cabeza con una solidez que desde luego no vamos a decir que dan ganas de caerse para probarla, (no lo hicimos), pero que transmite una seguridad que no alcanzas a sentir con otros muchos integrales. Da la impresión de que, por muchas volteretas que demos golpeando contra el asfalto, el HJC RPHA 11 no va a abrir ni un milímetro de holgura, más allá del margen de amortiguación calculado por el diseñador en las magnitudes que maneja la nanotecnología.
Aunque ya lo hemos comentado, no está de más cerrar este apartado subrayando que el HJC RPHA 11 se abrocha con un strap de doble anilla.
Ventilación
Las tomas superiores, fijadas a ambos lados, representan la entrada a dos conductos que más bien se sienten como dos auténticos corredores de ventilación. En verano se agradece el flujo fresco que recorre los parietales de nuestro cráneo, pero en invierno, sentiremos en nuestra sesera como si alguien se hubiera dejado la puerta abierta en plena ventisca. En cualquier caso, el cierre de estas dos tomas se puede decir que es hermético al viento y las dos ruedecitas de apertura regulan su flujo con suficiente variedad y con una lograda precisión. Para completar la circulación del aire por todo el cráneo, la retícula (es tan estrecha que no se le puede llamar ventana) situada justo delante de nuestra frente contribuye con su pequeño aporte, lo mismo que las pequeñas salidas enrejadas que veremos en los laterales de la parte trasera de nuestro cuello.
En cuanto a la toma abierta justo a la altura de nuestra boca, conduce el aire que penetra por ella hacia la pantalla y lo expande delante de nuestro ojos para refrescar en verano; mientras que en invierno trata de impedir, con bastante efectividad para la media de todos los cascos, que se empañe la pantalla. En cualquier caso, el sistema pinlock que comercializa HJC resulta totalmente efectivo, incluso bajo la fría humedad y manteniendo la pantalla cerrada con la moto parada, con la condición añadida de llevar la boca cubierta con una braga o un sotocasco.
En el circuito
Dejando la carretera al margen y pensando en los aficionados a las tandas libres o en los pilotos del nacional y regionales de velocidad, el HJC RPHA 11 ofrece un detalle que nadie como el propio Jorge Lorenzo habrá apreciado durante la temporada en la que compitió con este casco:
Este HJC permite a los pilotos, cuando van completamente tumbados y con la cabeza fuera y casi debajo de la moto, apuntar la mirada a ese objetivo lejano hacia el que quieren dirigir la trayectoria de su moto. La visibilidad en la franja superior este casco también es ídem frente a la mayoría de los integrales.
En cuanto al aspecto más aerodinámico de nuestro reportaje quedó sobradamente probado durante un relevo de las 24 Horas, con el paso por la recta de Montmeló, una y otra vez, a 290 por hora. No es que el usuario general de este casco vaya a viajar con él, ni mucho menos, a estas velocidades estratosféricas, pero su comportamiento en unas condiciones así podrá darle una idea clara de cómo se siente.
Por otro lado y para cualquiera de esos pilotos o aficionados a las rodadas, le resultará interesante el comentario de que cada vez que sacaba la cara de la cúpula del carenado al concluir la recta de atrás, llegando a la curva de La Caixa, pero sobre todo al final de la recta de meta, el impacto que recibía podemos decir que resultaba llevadero, haciendo trabajar los músculos que sujetan la cabeza en una medida que no resultaba la misma con otros cascos que utilicé a lo largo de la carrera. Tanto fue así que, lo agradecí al concluir el relevo, después de unos sesenta minutos rodando sobre una moto de la categoría SBK.
Por último, apuntar que la fijación de la pantalla a esas altísimas velocidades queda garantizada con un broche manual que bloquea la posibilidad de abrirla con el simple tirón.
Precios
Varía mucho, según la decoración del HJC RPHA 11. Va desde los 399,90 euros de la versión Semi Flat, hasta los 699,90 de la Kylo Ren, pasando por los 449,90 del Darter, por ejemplo o los 549,90 del Jonas Folger Réplica, entre otras versiones y también entre otros precios.
