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Si quieres bucear en la trastienda de MotoGP, no te debes perder las historias del Dr Costa

El que fuera el responsable de la Clínica Móvil cuenta grandes historias en sus redes
Aunque su nombre es Claudio todo el mundo lo conoce como Doctor Costa. Un mito dentro de las carreras de motos al mando de la Clinica Mobile que fue vital para que muchos pilotos consiguieran grandes gestas.

Apasionado por el motor, parte imprescindible de la historia del motociclismo contemporáneo, leyenda de las dos ruedas a pesar de no haber competido, polémico, atrevido, diferente y, sobre todo, Doctor en Medicina capaz de salvar vidas.

Para los que crecimos viendo las carreras de finales de los ’80 y los años ’90, el Dr. Costa era una especie de mago. El encargado de hacer lo que fuera necesario para que los pilotos, en sus peores condiciones físicas, fueran capaces de recomponerse tras pasar por sus manos, subirse a la moto sin poder casi ni andar y firmar actuaciones memorables.

Con el paso del tiempo y con las decisiones que fue tomando, visto desde este lado de la barrera y con la experiencia que da la vida, realmente Costa lo que hacía era darle a los pilotos el empujón que necesitaban para correr por encima de todo, incluida su propia salud.

Hoy, más de 30 años después, pone los pelos de punta ver cómo dejaron correr a Mick Doohan a finales del ’9,2 o como muchos otros pilotos recibieron el visto bueno y el consejo del italiano para volver a pista a pesar de no estar en condiciones. Pero esa era la esencia de Costa.

Un Costa que ya desde sus inicios a principio de los años ’70, hacía todo lo posible para que los pilotos pudieran correr si eso era lo que querían. Y ahora, ya jubilado desde hace 10 años, con 83 en su haber, retirado de todo el trajín que supone estar al frente de las decisiones médicas del campeonato, en sus perfiles en redes sociales se dedica a contar grandes historias, historias legendarias.

El Dr. Costa es parte de la historia del deporte del motor

Más allá de si el Dr. Costa tomó o no tomó decisiones polémicas, si fue especialmente optimista en algunas situaciones, o si esos métodos hoy serían apropiados, hay que valorarlo como lo que es. Una leyenda del motociclismo que veló por otras grandes leyendas. Y como sucede en muchos casos de las grandes figuras, no recuerda tanto sus grandes momentos como aquellos en los que no pudo hacer nada.

No se olvida de Renzo Pasolini y Jarno Saarinen, y como intentó sin éxito reanimar al primero en aquella fatídica tarde en Monza. Como también se echa en cara no haber estado en Sepang cuando Marco Simoncelli tuvo el accidente.

En este caso no para haber ayudado en las labores médicas sino, para haber puesto a Marco la toalla al revés, ya que la tenía boca abajo. Y es que, a pesar de ser un hombre de ciencia, Costa es tremendamente supersticioso y en el fondo de su corazón piensa que si la toalla hubiera estado bien colocada, Marco no hubiera tenido ese fatal accidente.

Y justo, precisamente ese detalle, es uno de los que hacen del Dr. Costa alguien tan peculiar. Eso y que ha vivido con las grandes leyendas del deporte del motor como Agostini, Ferrari, Senna, Nieto, Schwantz, Doohan, Rossi… Por eso sus perfiles en redes y sus historias son tan recomendables.

 

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