Es una de las cosas más desagradables de montar en moto en inverno: el frío en las manos. Según en qué motos, el chorro de aire frío más o menos directo a las manos nos deja, más temprano que tarde, con las manos heladas. Esto reduce la sensibilidad y la rapidez de movimientos, y no solo es incómodo sino que afecta a nuestra seguridad porque tardaremos más en reaccionar antes una situación de riesgo.
Una solución bastante universal a esto son los puños calentables: originalmente un accesorio, cada vez son más las marcas que lo ofrecen como equipo de serie (u opcional pero montándolo “oficial”). Pero te digo una cosa: a mí nunca me han gustado los puños calentables porque no me solucionan el problema de tener las puntas de los dedos heladas… Y me consta que no soy el único porque entre moteros es algo muy comentado. El puño te calienta a palma pero tal como vas sujeto al manillar las puntas de los dedos quedan expuestos al frío.
Mucho mejor es usar unos guantes de invierno bien diseñados. Lo que pasa es que en algunos casos, la protección para frío extremo (o para personas extremadamente frioleras…) implica un guante de un grosor poco práctico. Si no vas cómodo porque el guante te quita el tacto directo de mandos y moto, seguimos teniendo un problema. El siguiente paso es precisamente lo que hemos probado de la mano de RST: unos guantes de invierno buenos… pero no excesivamente gruesos y dotados de calefacción.
RST Thermotech
El clima británico no es precisamente tropical, así que una marca como RST tiene que ofrecer a sus clientes prendas preparadas para el frío y la humedad. Hablando de guantes, una de las especialidades de la marca, RST ya tenía unos guantes de invierno con calefacción eléctrica, su modelo Thermotech. Es un guante muy apreciado por los moteros británicos, con excelentes puntuaciones. Ahora recibe una puesta al día con estos Paragon Thermotech que hemos podido probar de la mano de Bihr, su distribuidor en España.
Estos RST son también guantes de invierno pero con protecciones muy mejoradas. Algunos guantes de invierno son “abrigados” pero parecen dar menos prioridad a las protecciones frente al abrigo. Los RST no llegan al nivel de unos racing, pero llevan una fuerte capa doble de cuero en la palma (que se prolonga inteligentemente hacia la muñeca). Por la parte exterior, varias almohadillas y protecciones para nudillos (ésa rígida), falanges y protección extra en meñique y pulgar, muestran el conocimiento de la marca y su voluntad de ofrecer un guante que abrigue, y proteja. No es sólo una cuestión de seguridad en caso de caída fuerte: un guante así durará más, y podrá resistir una caída leve en la que otro quede inservible.
Los guantes son impermeables (eso no pudimos probarlo porque ni recordamos cuándo llovió por última vez) y realizados enteramente en piel y textil en zonas no expuestas. Son ajustables a la altura de la muñeca (velcro que evitaría perderlos en caída) y de la manga (muy ancha, queda bien por encima de cualquier chaqueta y se puede ceñir). Y disponen en los dedos índices de goma para limpiar la pantalla. Lo primero pues que nos ha gustado mucho de estos RST es que, como guantes de moto, pasan con buena nota: el corte con dedos precurvados los hace cómodos desde el primer momento. Y como guantes de invierno, mejor aún: los usamos varios días sin activar la calefacción y no echamos de menos abrigo respecto de otros guantes de invierno, al contrario. No son tan gordos que impidan tener buen tacto, y tampoco incomodan si a mediodía sale el sol y hace buena temperatura.
¿Y la parte eléctrica? Los guantes vienen con dos compactas baterías de Litio que se montan en un bolsillo en la parte inferior de la manga o final del guante. Un interruptor en la parte superior de cada guante permite activar la calefacción y elegir entre tres niveles (verde al mínimo, rojo/verde intermedio, rojo al máximo). Medimos con un polímetro el consumo eléctrico en cada caso: son 3 W, 5W y 7 W respectivamente (por guante). La batería es de 7’4 V y 2.200 mAh, es decir unos 16 Wh: esto significa que al mínimo tendremos unas 5 horas de autonomía, y al máximo nos daría para unas dos horas y media. Y en la práctica hemos comprobado que así es: usando el nivel mínimo, que es sutil pero no deja la mano fría (gracias a que el guante es bueno), nos duraba una semana de trayectos (cinco días y media hora cada tramo). Si vamos a viajar más horas, o evitamos llevarlo siempre encendido (según la zona de frío por donde pasemos) o necesitaremos un juego de baterías extra. El cargador (viene en la caja) las carga ambas en unas tres horas.
La calefacción activa unas láminas o hilos por el torso de la mano: perfecto. Igual que los puños calentables calientan la palma y dejan los dedos fríos, esta calefacción sí es óptima porque evita que se enfríen las partes expuestas al aire frío. El efecto es claro con la potencia máxima (notas inmediatamente “calor”) pero me gustó que, al mínimo, parece sutil hasta que lo apagas. En marcha o en parado, al apagarlo notas más fresco, es decir, sirve para mantener una temperatura agradable (y como hemos visto más horas).
- Precio: 249 euros
- Tallas: desde S a XXL (solo color negro)
