Descartados los sistemas turbo que tanto juego dieron en los años 80, la nueva generación de motores sobrealimentados se basan en compresores que giran de forma solidaria al cigüeñal y evitan problemas de retrasos a la hora de suministrar potencia y, además, rellenan las curvas de potencia en los régimenes de giro a bajas y medias vueltas.
Como podemos ver en los dibujos de la patente presentada por Honda, muestra un sistema de sobrealimentación instalado en el lateral izquierdo del motor en el que un segundo eje movido por el motor transmite el giro a una correa y este a la parte superior del mismo, donde se encuentra la alimentación.
Según los primeros datos, este equipo podría acoplarse a toda una nueva generación de motores de varias cilindradas, con lo que conseguirían al igual que se ha hecho en los últimos años en la industria de los automóviles, mantener la potencia de los vehículos pero con unas cilindradas más pequeñas y, por lo tanto, con unas emisiones más reducidas.
Aunque por el momento parece ser una tecnología que no veremos en las motos, al menos hasta que las normativas de emisiones sean más restrictivas (Euro5 o Euro6) y entonces los fabricantes tengan que echar mano a otras formas de desarrollar los motores.