Introducción
Hace un año exactamente que Valentino Rossi (16 de febrero de 1979) se postraba ante los micrófonos de los medios de comunicación de todo el mundo y anunciaba lo que ya todos veníamos presintiendo que iba a suceder, de una manera u otra, desde hacía un tiempo. “Todo tiene un comienzo y un final”. Quizás ese fue el pensamiento al que tuvo que aferrarse, de una manera lógica y racional, el astro italiano.
Lo que queda claro, a lo largo del camino que vamos recorriendo en esta vida, es que nada es eterno y todos sabíamos, aunque no quisiéramos hacernos a la idea, que desde hacía ya un tiempo la retirada de “El Doctore”, estaba cada vez más cerca. Todo dependía de que él estuviera preparado para afrontar ese momento en el que su vida tomaría un nuevo rumbo fuera de los circuitos, al menos de los del Mundial de Motociclismo y encima de una MotoGP.
Tengo que reconocer que el pasado 5 de agosto de 2021, cuando Valentino nos hacía partícipes de ese momento, sentí una mezcla de sentimientos encontrados difíciles de explicar. Para mí, al igual que para millones de seguidores, Rossi ha marcado una era, dentro y fuera de las pistas, con momentos para recordar por siempre gracias a sus rocambolescas celebraciones, adelantamientos únicos e irrepetibles o ese temple inquebrantable con el que se enfrentaba a todo aquel que osara a intentar disputarle la victoria.
También momentos para olvidar. Situaciones que acrecentaron su leyenda de un modo negativo ante la prensa, parte de los aficionados y algunos de sus rivales más directos. Pero que en definitiva no son más que una porción indivisible de una vida por y para las dos ruedas, donde Valentino Rossi ha sido y juez y parte dentro del Campeonato del Mundo de Velocidad durante 26 temporadas. Más de media vida dedicada a ello y en la cual deberíamos, cuanto menos, de estar agradecidos por todo aquello que ha dado a este deporte, sobre todo mediáticamente hablando, donde él ha sido uno de los grandes artífices de que acumulara seguidores en cualquier rincón del mundo.
Por eso hoy, un año después del anuncio de su retirada, queremos repasar su extensa trayectoria dentro de las pistas, pero sobre todo en lo referido al Mundial de Motociclismo. Más de un cuarto de siglo disputando la victoria al más alto nivel merecen cuanto menos unas líneas. Lo haremos de una manera objetiva, pero también sintiendo esa puntadita en el corazón, consecuencia de saber que nunca más volveremos a emocionarnos con sus victorias, derrotas o celebraciones, pero sobre todo porque si uno echa la vista atrás se da cuenta de cuanto y que rápido ha pasado el tiempo.
Trayectoria
Y es que lo del amor de Valentino por todo aquello que llevara motor y unas ruedas le venía de cuna. Su padre, el también piloto Graziano Rossi, haría lo propio en las décadas de los 70 y 80, llegando a correr en las categorías de 250 cc y 500 cc, incluso logrando tres victorias en el cuarto de litro. Pero el padre de Rossi quería que su hijo tomara un camino distinto al de las dos ruedas, por lo que lo inscribe en el campeonato regional de Karts. Con apenas 10 años, una temporada después de su debut, se hace con el título.
Lo que estaba claro es que Vale tenía madera de ganador y que tarde o temprano afloraría en él esa predilección por las dos ruedas, algo que sucede definitivamente en 1992 cuando comienza a disputar diferentes competiciones dentro de la categoría de minimotos, logrando en ese mismo año llevarse a casa el campeonato regional. Un año más tarde ya nadie podría parar el comienzo de una larga y próspera carrera en el mundo del motociclismo, compitiendo simultáneamente en el Sport Producción de 125 y en el GP nacional, sirviéndole ambas competiciones como trampolín para llegar en 1996 al Mundial de Motociclismo.
Aquel mismo año, a bordo de la que sería la primera de las cuatro marcas con las que correría a lo largo de las siguientes 25 temporadas, Aprilia, se clasificaría a final de temporada en novena posición. Dato este reseñable teniendo en cuenta que en aquel momento no contaría aún con una moto oficial de la casa de Noale, algo que sí ocurriría definitivamente en la temporada de 1997. Ese año se haría con el primero de sus nueve títulos mundiales, tras 11 victorias en 15 carreras y postulándose para el año siguiente como piloto oficial dentro de la escudería transalpina en la categoría de 250 cc.
Para 1998 el de Tavullia quedaría por detrás de Loris Capirossi al final del año, logrando en la siguiente temporada arrebatarle la corona a su compatriota dentro del equipo Nastro Azzurro Aprilia, metiéndole 100 puntos de diferencia al que hasta ese momento era el actual campeón de la categoría. Con los deberes hechos en el cuarto de litro, Rossi asciende al olimpo dentro del mundial de motociclismo, los 500 cc. Manteniendo a la marca cervecera como principal patrocinador, pero esta vez a los mandos de una Honda NSR500 derivada directamente de las motos campeonas de Doohan y Crivillé. Aquel primer intento de asalto a la corona no lograría arrebatarle el título al norteamericano Kenny Roberts Jr y su Suzuki RGV500, que curiosamente sería la última vez, hasta este pasado 2020, en que la marca de Hamamatsu lograra un título en la categoría reina, con Joan Mir a los mandos.
La temporada 2001 se presentaba decisiva. Por un lado, era el último año en el que las motocicletas de 500 cc de 2 tiempos surcarían de curva a curva los circuitos del Mundial de Motociclismo de manera oficial. Por otra parte, Vale tenía que consagrarse como ya había hecho anteriormente en 125 y 250 cc en su segunda temporada dentro de la categoría, logrando llevarse el título a casa y establecer de este modo su hegemonía en lo más alto de esta competición. Y lo logró, forjando aún más el aura que ya se empezaba a crear en torno a su persona y en todo lo que se esperaba de él en un futuro inmediato.
Ya en 2002, con la llegada de las 990 cc de cuatro tiempos, Rossi ficha por el equipo más fuerte de la parrilla, el Honda Repsol HRC. Con él llegan dos títulos consecutivos más, posicionándose con un total de cinco coronas, tres de ellas en la categoría reina, y sentando las bases de lo que parecía un futuro idílico con la marca del ala dorada. Pero la realidad, es que al final de aquella temporada 2003 salta la noticia de que el piloto italiano había decidido salir del equipo patrocinado por la petrolera española, fichando para el año siguiente con Yamaha, que no conseguía un título en la categoría reina desde que Wayne Rainey lograra una triple corona en las temporadas de 1990, 1991 y 1992.
Nuevamente, Rossi no defrauda y se alza con el campeonato en aquel mismo año y la temporada siguiente, demostrando que no solo con la mejor moto de la parrilla lograría ganar al final de cada campaña. En aquellas dos temporadas Yamaha trabajó por y para Rossi, creando una motocicleta muy estable y fácil de pilotar que le puso las cosas muy de cara al de Tavullia, aun a pesar de quedar algo escasa en términos de potencia total respecto a las incontestables Honda.
Para 2006 todo parecía estar de cara nuevamente, pero el malogrado Nicky Hayden le quitaría por tan solo 5 puntos la opción de sumar su octava laureada. Curiosamente, el de Kentucky solo lograría ganar dos carreras aquel mismo año, haciendo solamente una vez la pole a lo largo del campeonato. Aquel año se dijo que Hayden había sido el campeón de un título de MotoGP más anodino de la historia, pero los números finales son los que son y contra eso Valentino poco pudo hacer, cediendo la corona en la última carrera disputada en Valencia.
Pero si 2006 fue un año para olvidar, 2007 lo sería aún más porque un torbellino llamado Casey Stoner y su Ducati GP7, en la recién estrenada categoría de los 800 cc, dejaría al italiano a 127 puntos del título y en tercera posición de la general, arrebatándole nuevamente la corona de la categoría y abriendo una nueva era dentro de MotoGP. Lo que estaba claro es que Vale no iba a arrojar la toalla y en las siguientes dos temporadas a los mandos de su Yamaha YZR-M1, con Fiat como sponsor principal, se haría con la octava y novena, además de última corona en su palmarés.
A partir de aquí todo cambió dentro de la carrera del italiano. Desde aquel 2009 con 100 victorias en grandes premios y nueve títulos en el bolsillo, nada volvería a ser como antes. Primeramente porque además de Casey Stoner, que volvería a repetir título en 2011 pero esta vez a los mandos de una Honda RC231V del Repsol Honda Team, llegaría Jorge Lorenzo en 2008. Este se instalaba en el mismo Box que el italiano para pilotar la otra Yamaha del Fiat Team, llevándose el título en la temporada siguiente a la que Rossi lograra su última corona dentro del mundial, gesta que repetiría en las temporadas de 2012 y 2015.
Pero si alguien realmente hizo que en estos últimos años Rossi no alcanzara su objetivo de alzarse con su décimo título de pilotos, ese ha sido indudablemente Marc Márquez. Este aterrizaría en el Honda Repsol Team en el año 2013, alzándose ese mismo año con el campeonato al final de la temporada y logrando llevarse 6 de los últimos 9 mundiales disputados dentro de la categoría. Todo ello teniendo en cuenta que en 2020 no pudo participar por lesión, corriendo únicamente la primera carrera disputada en Jerez, donde se fracturó el húmero y dijo adiós al resto de la temporada, al igual que en esta, donde ha tenido que volver a parar para una nueva operación en su hombro.
Desde aquel 2009 glorioso Rossi lograría tres subcampeonatos más, en los años 2014, 2015 y 2016, alcanzando la victoria en 15 grandes premios desde entonces. Pero si hay un hecho que quizás hizo mella en la moral del italiano, ese fue su paso por Ducati en las temporadas 2011 y 2012, donde, a lo largo de 35 carreras que disputó con la marca transalpina, no logró alzarse con la victoria en ninguna ocasión. Abandonó la escudería transalpina con un sabor agridulce, volviendo a los 33 años de edad nuevamente a la marca japonesa de los diapasones, donde ha militado en las últimas nueve temporadas. Primeramente dentro de la escudería oficial y desde 2019 con la Yamaha en los equipos satélite Monster Energy y Petronas SRT.
Detrás de estos 26 años de carreras para el astro italiano quedan números al alcance de muy pocos. Desde los ya mencionados nueve títulos mundiales o seis subcampeonatos dentro del mundial, pasando por un total de 115 victorias en grandes premios, 235 podios, 65 poles o 96 vueltas rápidas. Además, es el único piloto de la parrilla que ha corrido en todas las disciplinas de MotoGP. Desde las 500 2T pasando por las posteriores 990 cc y 800 cc a las actuales 1.000 cc. También ha logrado sobre dos ruedas otras victorias como las 8 Horas de Suzuka en 2002 a mandos de una Honda junto, al que por aquel entonces era su compañero en MotoGP, el norteamericano Colin Edwards.
A lo largo de estos años no solo la victoria o los éxitos han formado parte de la vida del piloto italiano. Quizás el peor momento en su vida deportiva sería el verse implicado en el accidente que se llevó por delante la vida de su compatriota, compañero y amigo Marco Simoncelli el 23 de octubre de 2011 en la curva número 11 dentro del circuito de Sepang, Malasia, cuando se disputaba la carrera ese fin de semana. Aquello trajo horas bajas para el de Tavullia, aunque supo recomponerse de aquella situación para poder mantenerse en la lucha, aun a pesar de que aquella temporada empezaba su pesadilla dentro del equipo Ducati.
También quedará para los anales de la historia su fatídica patada, o “no patada”, según los ojos que vieron el insólito momento, a Marc Márquez, curiosamente en el mismo Sepang que vio llevarse la vida de Simoncelli. Esto ocurriría en la temporada 2015 y aquel altercado supuso la ruptura total con el piloto catalán, que hasta ese momento y desde niño había sido fan incondicional del 46. Ahora el discípulo superaba al maestro y este no era capaz de aceptar que algunos de sus compañeros de parrilla le habían perdido el respeto deportivo a nivel competitivo, con lo que ello conllevaba. Nada volvió a ser lo mismo entre ambos.
Otro de los pilotos que seguramente le quitaron el sueño en más de una ocasión fue sin duda Casey Stoner. El australiano demostró ser único e irrepetible, cuando con la Ducati, que años después desmanteló casi por completo Vale para adaptarla a su conducción, se llevó el título en 2007 de manera aplastante. En la retina de todos quedará el adelantamiento de Rossi a Stoner en Laguna Seca en la mítica curva del Sacacorchos por la parte interior pisando la tierra en la temporada 2008, año que el italiano consiguió doblegar al piloto de Ducati y llevarse el título a casa al final de la temporada.
Aquella misma imagen la volveríamos a ver repetida en 2013, como si de un “Déjà vu” se tratase, pero esta vez «El Doctore» recibiría de su propia medicina. Sería el nuevo rookie de la categoría, Marc Márquez, el que lo adelantaría a él, en el mismo punto y de la misma forma, en la que cinco años atrás el italiano había rebasado a Stoner. Ese mismo año Márquez se llevaría el primero de los seis títulos que atesora hasta el momento dentro de la categoría reina y empezaría una batalla deportiva y mediática que acabaría con la ya famosa y bochornosa imagen de Sepang 2015.
Lo que queda claro es que Valentino Rossi, «El Doctore», «Rossifumi», ha sido, es y será parte indivisible de la historia del motociclismo. Además, a lo largo de estos años también se ha interesado por otras disciplinas dentro de las cuatro ruedas corriendo varias pruebas del WRC o poniéndose a los mandos de un F1 de la escudería Ferrari. De hecho, se llegó a estipular sobre su marcha del Mundial de Motociclismo para dedicarse a esta competición, algo que para suerte de los amantes del motociclismo no ocurrió.
Momento actual
En este último año Valentino Rossi además de su retirada, ha sido padre, un hecho por el que todos nos alegramos y que seguro le hará tomarse su nueva vida de otra manera. También fue nombrado ‘MotoGP Legend’ en la gala de entrega de premios a la conclusión del pasado Mundial de Moto GP 2021. Posteriormente, en un evento que tuvo lugar en el circuito de sus amores, Mugello, y ante su afición más leal, se le otorgó el privilegio de retirar el dorsal número 46 de la parrilla, el mismo que le acompaño a lo largo de toda su trayectoria en el Campeonato del Mundo de Velocidad.
Este mismo hecho ha ocurrido en otras ocasiones con pilotos y dorsales como el 34 de Kevin Schwantz, el 74 de Daijiro Kato, el 39 de Luis Salom, en Moto2, el 65 de Loris Capirossi, el 58 de Marco Simoncelli, y el número 50 del jovencísimo y malogrado Jason Dupasquier en Moto3.
Valentino tiene numerosos planes en lo deportivo, gracias a los equipos que posee dentro del campeonato de velocidad, así como su propia academia de formación de pilotos en el país transalpino. Por otro lado, sigue su nueva andadura dentro del GT World Challenge Europe, donde pilota un Audi R8 LMS, con el que hasta el momento un 5º puesto ha sido su mejor resultado. Lo que lo único que podemos hacer desde SMN es desearle lo mejor en lo venidero, y darle las gracias por tanto entregado a lo largo de este último cuarto de siglo a los aficionados al motociclismo. Gracias Vale.
