Hasta ahora MacBor, la marca creada por Motos Bordoy, se había centrado en modelos de baja cilindrada (125). Pero los genes de los hermanos Bordoy apuntaban más alto y por fin llego el momento de contar con una moto «grande» en el catálogo: esta Montana XR5 500 con su propulsor bicilíndrico que ofrece los casi 48 CV obligados para poderse conducir con carné A2… pero que puede ser suficiente, una moto «para toda la vida», para una gran mayoría.
En nuestra ficha técnica tienes los detalles de la moto, que ahora revisaremos de todas formas, pero la clave de esta MacBor está en los detalles. Y es que trail con motor bicilíndrico en línea para A2 hay unas cuantas, pero lo que hasta ahora habíamos visto eran modelos cuyas marcas se esforzaban en buscar «mínimos»: el objetivo era el mejor precio final. Aquí eso se ha perseguido pero no ha sido la prioridad, lo más importante ha sido que la moto llevara «lo mejor». Las mejores ruedas, los mejores frenos, los mejores acabados y detalles, las mejores suspensiones… Es algo no visto en una moto media que pelea en un mercado en el que cien euros pueden decidir una venta. De alguna forma, la MacBor es directamente una versión «Adventure», equipada a tope, por esos 6.499 euros.
Todo es bueno… y ligero
Y es que no se ha escatimado: empezando por las ruedas, lleva llantas Akront de radios para neumáticos sin cámara. Y los neumáticos son nada menos que Metzeler Tourance de serie. Solamente este detalle ya es una diferencia notable cuando pruebas la moto, sobre todo si el suelo no está seco o limpio… Luego los frenos: Usa elementos Nissin con unos discos más finos y ligeros, y en las ruedas cada gramo se nota a la hora de cambiar la moto de dirección o cómo trabajan las suspensiones. Precisamente las suspensiones nos sorprendieron casi tanto como las ruedas: la Montana XR5 lleva «lo mejor» dentro de lo razonable en una moto de este segmento, pues delante y detrás son elementos Kayaba multirregulables (sí también la horquilla).
La lista de buenos detalles en el equipamiento original sigue, no creas: caballete central, perfecto para poder mantener la cadena, que por cierto es una auténtica AFAM «X». Pantalla parabrisas con dos posiciones, protecciones laterales anticaída además de cubrecárter de aluminio… y mucho más aluminio en diferentes componentes. Porque además de «buena» MacBor ha querido que su moto fuera muy ligera: 178 kg declarados (pese a montar caballete y protecciones) es una cifra excelente (20 kg menos que sus rivales) y se notará mucho al manejarla. Los ejes huecos en ruedas y basculante son otro detalle en esa dirección, y dado el límite de potencia del A2 (48CV) cada kilo de menos se nota. El asiento no está alto (840 mm) y como es muy estrecha a ese nivel será de las trail más fáciles para los no muy altos (o altas), y hay otro con menos mullido que baja hasta 820 mm (ése sí es opcional).
Seguro que se me olvidan cosas, pero me gustó mucho el acabado de muchas partes… esta moto no se ha montado de cualquier manera, desde luego. La parte eléctrica tiene el mismo nivelazo: luces LED en todas partes, y dos tomas de corriente (12V tipo mechero y una USB) en ambos lados del cuadro de instrumentos (digital con cuentavueltas de aguja analógica).
En marcha: lo bueno, se nota
Apenas he comentado nada del motor pero es que es un viejo conocido: la china Loncin fabrica para muchas marcas bien conocidas en occidente y este bicilíndrico en línea de 471 cc y casi 47 CV de potencia a 8.500 rpm es más que familiar. Debo confesar que «soy» más (partidario) de los motores en V para moto, pero los números mandan y un motor en paralelo es más ligero y económico. Así que no sonará tan bonito… pero ésa es la única pega que le puedo poner a esta moto, la verdad. El motor es progresivo y no tiene vacíos, empuja bien para su cilindrada y potencia siendo suave a partir de unas 2.500 vueltas y estira bien hasta el corte. Muy aprovechable, el cambio de mi unidad iba algo duro a primera hora pero a medida que avanzó el día de pruebas mejoró (frío y poco rodado quizás… solo marcaba 400 kilómetros).
La mayor parte de nuestra prueba transcurrió por carreteras cercanas a las poblaciones catalanas de Vic y Olot y quien conozca la zona ya sabe de qué hablo: mucha «segunda y tercera». En autovía fuimos poco pero en cuanto mantenías gas a fondo en sexta pasabas de 150 km/h con facilidad… la moto cuenta con un desarrollo de unos 20 km/h en esa marcha y rondará los 180 km/h de punta, que hoy día es lo de menos. Los frenos por su parte contaban con un tacto y resistencia perfectos, y solo abusando del trasero entraba el ABS alargando la frenada. Importante detalle que el ABS es desconectable en dos fases: para la rueda trasera o para las dos. Si la moto se va a usar fuera del asfalto esto es vital y esta trail está pensada para un 20 por ciento de campo, pero «de verdad». Y además es buena en ese ambiente: nunca pensé que yo aguantaría tantos kilómetros de pista y piedras en pie, y lo conseguí.
Pero además de lo bien que anda la MacBor Montana XR5 fuera del asfalto, me encantó cómo iba «por lo negro». Ágil, intuitiva, a la segunda rotonda parece tu moto de toda la vida y entre curvas la mueves rápidamente colocándola justo donde querías. Si te gusta trazar limpio y preciso, esta moto te lo permitirá sin terminar con los brazos doloridos por el esfuerzo. El eslógan de la casa con esta moto es «ven y pruébala» y, desde luego, creo que si la pruebas te quedarás tan convencido como yo.