Husqvarna es una de las marcas más antiguas del mundo (fundada en 1689), una historia que bien merece la pena estudiar, aunque no fue hasta 1903 cuando lanzaron sus primeras motos. La Silverpilen 175 de la década de los ’50 fue el punto de partida de una nueva gama naked neo-retro que debutó en 2018, evolucionando con las 401 y 701 Vitpilen (flecha blanca) y Svartpilen (flecha negra) hasta la actual 125. La opinión generalizada de la marca de la H coronada, englobada en una de las empresas de Stefan Pierer (CEO de KTM) desde 2013, es la de una firma premium, cuidada y minimalista caracterizada por ofrecer modelos de calidad y rendimiento deportivo.
El diseño by Kiska de la nueva Husqvarna Svartpilen 125 mantiene su posicionamiento scrambler, una moto de líneas puras, limpia, diferente y con personalidad, ideal para luchar en el competido segmento de las monturas naked para carnet B/A1 con motor 4 válvulas como la Honda CB125R, Rieju Century, SWM Outlaw/AOS, FB Mondial HPS 125, Fantic Caballero Scrambler 125 o Zontes G1-125
CARACTERÍSTICAS Y EQUIPAMIENTO
La Husqvarna Svartpilen comparte chasis-motor con la KTM 125 DUKE, es decir, una estructura multitubular de acero con motor monocilíndrico de 125 cc DOHC 4 válvulas refrigerado por agua, 15 CV a 9.500 rpm, 12 Nm a 7.500 rpm, inyección electrónica Bosch (cuerpos de 46 mm), cambio de relación cerrada de 6 velocidades y embrague multidisco.
El equipamiento de serie es uno de los más completos de su categoría incluyendo depósito de gasolina de 9,5 l. (1,5 l. de reserva), iluminación full-LED, suspensión WP APEX (horquilla invertida de 43 mm y monoamortiguador sin bieletas reg. en precarga), asiento biplaza partido, pinza de freno delantera radial ByBre de 4 pistones, ABS 10.1 MB con Modo Supermoto (desconectado para la rueda trasera), llantas de radios Akront (17″), basculante de aluminio con refuerzos externos, manillar de aluminio forjado con barra de refuerzo central y silenciador de aluminio. Tampoco hay que olvidar la práctica parrilla portaequipaje sobredepósito, sus piñas retroiluminadas, portamatrícula flotante, neumáticos Pirelli Scorpion Rally STR, manetas regulables, protector de colector e instrumentación LCD monocolor.
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EN MARCHA
El asiento de la Svartpilen 125 es muy plano, una pieza de diseño que unifica el sentido de la moto, por lo que te sientes muy encima de ella y menos integrado que en otras de sus rivales. Junto a un manillar alto y unas estriberas bajas su ergonomía es acertada, cómoda y accesible para todos los usuarios, ideal si mides más de 1,70. La distancia asiento-suelo es de 83.5 cm y hereda las dimensiones de su hermana Svartpilen 125 (aunque pesa 6 kg menos –146 kg en vacío-) por lo que nos encontramos frente a un interesante púgil de peso medio.
El amplio radio de giro, la estrechez del conjunto y el excelente tacto general de la moto hace que en ciudad se mueva como pez en el agua, algo a valorar muy positivamente cuando quieres eludir el denso tráfico de la urbe. El motor es poco rumoroso y también es corta, por lo que se encontrará en su salsa.
En carretera su tremenda agilidad y sólidas suspensiones otorgan una confianza tan extrema como la conducción que quieras practicar. Para entrar en el viraje no tienes ni que pensarlo, una auténtica bici acompañada de rápidas reacciones, cambios de dirección instantáneos y sensación de máxima ligereza. Apoyada en las sólidas suspensiones se lo traga todo, incluso en los breves escarceos por pistas de tierra que permiten sus gomas Pirelli, con un taco plano y ancho que nunca perjudica en asfalto.
El propulsor está siempre a la altura, si bien encuentra su cénit en el sobrerrégimen, es decir, entre 9.000-11.000 rpm. Desde 7.000 rpm ya te muestra lo mejor de sí y su manera de disfrutar la «zona buena» me recuerda a las antiguas 125 dos tiempos, ya que te obliga a usar poco los frenos y dejarla correr para lograr un paso por curva rápido y no dejarla caer mucho de vueltas.