Bien es verdad que las nevadas y los hielos, que habían asolado La Península, apenas cuatro o cinco días antes del arranque de esta cita en Cantalejo (Segovia) provocaron la cancelación de un número notable de reservas y el parón de bastantes ilusiones que se habían forjado en las últimas semanas en torno a este encuentro invernal. Pero también es cierto, por otro lado, que los más decididos que, superando los 5.400, finalmente se lanzaron a la carretera tuvieron un viaje más bien llevadero, si se tiene en cuenta la época extrema del año que vivimos estas semanas. Además de ello, al reunirse bajo el pinar segoviano, encontraron una organización impecable, en la que no sólo no faltó de nada, sino que incluso sobró leña, a pesar de la que el frío obligó a consumir para combatirlo, y que junto con la nieve, convirtió esta segunda concentración de La Leyenda continúa en una verdadera reunión invernal de moteros.
El acto más ceremonioso, por así decirlo, lo constituyeron las doce campanadas que daban entrada al año motero, y que conducidas por Valentín Requena y María Elena Calleja, sirvieron como momento festivo para que todos los asistentes fueran tomando la docena de piñones correspondientes (en lugar de las tradicionales uvas) al son que marcaba el tañido del campanario. En la ceremonia hubo brindis, hubo traca, y por supuesto, después, hubo música en directo.
Digna de mención, sin duda, es la repetición en este año del llamado “Desafío de La Leyenda continúa”, que partía desde la Coruña y Santander. Los protagonistas llegaron al filo de las nueve de la noche sobre sus Derbi Variant, después de haber vivido un viaje duro, hasta el punto de casi resultar dantesco en algunos momentos. Y es que no olvidemos que, por contradictorio que nos parezca, cuanto más despacio se va en moto, más frío se pasa.
Pero el momento más emotivo de la concentración, sin duda, se vivió durante el desfile de antorchas, que tuvo este año como particular motivación el homenaje a la memoria de Ángel Nieto. La comitiva finalizó su recorrido en la plaza de Cantalejo, donde se llevó a cabo la suelta de farolillos, en la que estuvo presente Pablo Nieto. El hijo del 12+1 agradeció de corazón a los aguerridos moteros el cariño recibido bajo los copos de nieve que empezaban a caer como preludio de la nevada que caería el sábado.
Una nevada que obligó a suspender de la exhibición de stunt que tenía previsto dar el gran Emilio Zamora. A pesar de ello, la figura conquense contar con su parte de protagonismo, al presentar la nueva Ducati Panigale V-4 bajo la carpa social. Una presentación que sirvió de principal reclamo a los asistentes, que finalmente pusieron su atención sobre la causa benéfica que Emilio abanderaba en Cantalejo, junto con el medallista Francisco Salinas. Los dos deportistas presentaron el Proyecto Mangala, cuyo eslogan, Si no puedes caminar, vuela, deja bien a las claras cuál su esencia. El astro del stunt español se comprometió a donar un céntimo por cada kilómetro que recorriera su furgoneta a lo largo de sus viajes durante 2.018.
Bajo la carpa también habían desfilado viajeros de la moto de la talla de Luis Heras, Sebastián Álvaro, Remedios Morán o Polo Arnaiz, contando también con el trotamundos Gustavo Cuervo, que fueron dando sus charlas en las que describían, entre otros detalles, los sentimientos que habían experimentado en sus grandes travesías, animadas con la descripción de más de una anécdota, que nunca faltan en buen número, si se viven aventuras como las suyas.
Pero La Leyenda Continúa no sólo ciñe su actividad a un único municipio, moviendo a su comunidad motera, en distintos momentos del fin de semana, a otras poblaciones del contorno de Cantalejo, como este año han sido las de Sacramenia, San Pedro de los Gaíllos o Turégano.
Para el viaje de vuelta del domingo, la meteorología abrió una pequeña tregua que facilitó la marcha por la carretera, después de que durante la jornada del sábado, la nieve hubiese cubierto las motos, dando al recinto con el aspecto de una reunión invernal que, sin apenas imaginarlo, bien podía haberse organizado en otro país, tal vez de Centroeuropa.
Cantalejo, La Leyenda Continúa, una concentración que arrancó el año pasado tratando de recuperar la verdadera esencia de las reuniones invernales de moteros. Que lo hayan conseguido al cien por cien o que no lo hayan conseguido, no seremos nosotros quienes lo valoremos, pero lo que sí es cierto es que en el pinar de esta pequeña población segoviana se forjó otro año más uno de los ambientes más cercanos y entrañables (por si ya no lo fuera de por sí cualquier concentración), en el que además se percibe cómo se dan cita muchos, muchos asistentes que se conocen desde hace años, algunos de toda la vida.
