Si la semana pasada os contábamos nuestras primeras impresiones sobre la GSX-R125, hoy nuestra protagonista es la GSX-S125, la versión desnuda de la pequeña deportiva con la que Suzuki completa la familia GSX-S. La primera en llegar fue la GSX-S1000 en 2015, un modelo que hereda toda la deportividad de su hermana “R” pero mucho más polivalente y con un consumo más contenido. Hace unos meses fue la GSX-S750 quién fue presentada en sociedad, mejorando el rendimiento de su predecesora, la GSR750, y con un carácter deportivo que antes no estaba presente. Para completar la saga GSX-S, Suzuki presenta por primera vez una naked en la categoría de 125 cc, la GSX-S125, con la intención de revolucionar el segmento con este atractivo y equilibrado modelo.
Desnudando la “R”
La GSX-S125 parte de la misma base que la GSX-R125 pero con pequeños cambios para dotarla de un carácter más urbano y una mayor comodidad para el piloto. Estéticamente sigue las líneas del resto de la familia GSX-S, moderna y con un atractivo aspecto deportivo.
Utiliza el mismo chasis ligero y compacto que su hermana “R” con el que han conseguido la mejor relación peso-potencia del segmento, manteniendo un perfecto equilibrio entre rigidez y elasticidad. Además han reducido la distancia entre ejes (1.300 mm.), siendo menor que cualquiera de sus rivales, con lo que se logra una excelente estabilidad y manejabilidad.
Su ergonomía ha sido estudiada para ser más utilizable en el día a día sin perder su carácter deportivo. La posición de conducción es más erguida gracias a un manillar que está elevado 100 mm respecto a la deportiva, y el radio de giro aumenta hasta los 40º.
Comparte también el motor de la R, en el que Suzuki ha utilizado todos los avances empleados en competición para poder aprovechar al máximo los 15 CV de potencia que se permiten para el carnet A1. Es un monocilíndrico de 124,4 cc con 4 válvulas y doble árbol de levas refrigerado por agua, inyección de doble chorro y unas dimensiones internas de 62 × 41,2 que lo convierte en un motor de carrera corta, más ágil para subir de vueltas. Su sistema de inyección recoge información de seis sensores para proporcionar el mejor rendimiento con un consumo eficiente, muy bajo por cierto, contando además con una gran autonomía también a los 11 litros de capacidad de su depósito.
En cuanto a equipamiento destacan el completísimo panel de instrumentos digital con pantalla LCD que nos muestra gran cantidad de información de un simple vistazo, el sistema de iluminación con tecnología LED en las luces de posición delanteras y en el piloto trasero, o sistema de arranque Suzuki Easy Start, con el que basta un breve toque en el botón de arranque en lugar de mantenerlo pulsado. En lugar del sistema de arranque por proximidad como en la R, la GSX-S125 lleva cerradura de contacto convencional, pero con cierre de seguridad.
Cuestión de carácter
La ruta elegida por Suzuki para la presentación de la GSX-S125 partió desde el Circuito de Silverstone, dónde el día anterior habíamos podido probar a fondo la GSX-R125. Como ya os hemos contado ambas comparten motor y chasis, y aunque cuentan con muy pocos elementos diferentes, estos hacen que hoy estemos ante una moto de carácter totalmente diferente, que sientes nada más subirte en ella.
El asiento del conductor se encuentra a una distancia del suelo de 785 mm que permite apoyar los dos pies en el suelo aunque no seas muy alto. Claro que, si eres de gran altura es posible que la moto se te quede un poco pequeña. Un poco más mullido estaría genial para que no se queje tu trasero después de un largo trayecto. El del pasajero, independiente del puesto de mando, está algo más elevado y tiene debajo un pequeño hueco para guardar algún objeto.
Gracias al manillar más alto y plano, el cuerpo está más erguido y centrado, cargando menos peso en las muñecas, lo que nos proporciona una mayor comodidad a la hora de conducir. La altura del asiento, su amplio radio de giro, la distancia entre ejes y un peso de 133 kg hacen que la GSX-S125 sea muy manejable tanto en parado como a la hora de moverte entre el tráfico.
El tacto del motor, como en la R, es suave y sin vibraciones, con una entrega de potencia lineal y progresiva, mucho más alegre en la zona alta de las revoluciones, dónde se encuentran su máxima potencia y par motor. Esto te invita a jugar bastante con el cambio para disfrutar de una conducción más divertida mientras exprimes al máximo toda la potencia. En tramos rápidos como las autovías, aunque puedes circular sin problema y alcanzar una velocidad que roza los límites legales, tendrás que tomártelo con más paciencia.
En zonas reviradas se mueve con mucha agilidad, entrando con facilidad en las curvas y haciendo muy rápidos los cambios de dirección, mostrándonos igual que en la R, el buen trabajo realizado por Suzuki en el chasis. El comportamiento de las suspensiones, horquilla telescópica en la parte delantera y monoamortiguador detrás, responde correctamente, manteniéndola firme y estable y absorbiendo bien los baches. Un disco delantero de 290 mm y otro trasero de 187 mm son los encargados de detener la moto. En la R sí se echaba en falta algo más de potencia cuando ibas “a por nota” en circuito, pero en la GSX-S la frenada es más que suficiente. Esta es ayudada por el ABS de Bosch 10, nada intrusivo y un buen plus de seguridad en situaciones de emergencia o baja adherencia.
Las ruedas, montadas también sobre llantas de aluminio de 17 pulgadas y en medida 90/80 delante y 130/70 detrás, calzan de serie los mismos Dunlop D102 que su hermana R, ofreciendo igualmente un buen agarre.
