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Por el Puerto del Pico al corazón de Ávila

A lomos de una Multistrada
Fotos: SMN
No por ser más conocida buena parte de esta ruta, hemos querido renunciar a hacer un reportaje sobre ella, en el que también descubrimos algún rincón inédito y solitario, perdido en el margen de la cordillera. Una travesía a lo largo de un continuo cambio de altitud que nos va mostrando parajes apacibles, atravesados por las carreteras más divertidas.

La ruta

Un recorrido con una distancia total de 490 kilómetros, en el que el Puerto del Pico aparece, por decirlo así, como un clásico a incluir en las rutas de los madrileños, y de todos los motoristas de la Zona Centro. Pero, para esta ocasión dentro de Rutas Top, hemos querido hacer un camino que, además de pasar por puntos emblemáticos de las rutas dominicales, como el propio paso por El Pico, como el Puerto de la Cruz Verde, descubra también al motorista parajes recónditos y solitarios, como el que encontramos al hacer todo el paso por el Puerto de la Peña Negra, donde el Motorista de Vitruvio toma, yendo en solitario, un protagonismo con el que difícilmente puede aparecer en otros rincones.

Por otro lado, esta ruta navega en altitudes medias y elevadas que muestran paisajes diferentes, con retamas y piedras de granito, con jaras y chaparros, lo mismo que algún pinar rodeando el agua de un embalse. Una ruta, por otro lado, que se muestra válida para cualquier época del año, agradable e incluso fresca en verano y aventurada en invierno, siempre después de haber consultado las previsiones meteorológicas antes de salir.

Pero antes de meternos de lleno en esta interesante travesía que transita por dos sierras, la de Gredos y la de Guadarrama, indiquemos dónde repostar la gasolina de la marca Shell, que gentilmente hace posible este apartado rutero, antes de tomar la A-5 para alejarnos de Madrid. Será en Alcorcón, bien en la avenida de los Castillos, número 9, o bien en la calle Polvoranca, 158.

En detalle

Tramo 1: Madrid-Villa del Prado

Distancia: 69 km Trazado: Variado Firme: Bueno Agarre: 6,5 en seco / 5,5 en mojado

Todo el tramo es un mero tránsito en sí para alejamos de la gran urbe, buscando los espacios abiertos y los rincones solitarios que nos ofrece la ruta que describiremos a continuación, y de la que encontramos un digno prólogo al girar en Navalcarnero y descubrir un horizonte cosido por la Sierra de Guadarrama. Al alcanzar Aldea del Fresno, la frondosidad crece con pinos y chaparros, para que al otro lado de la población, dejemos en el margen de la carretera las pequeñas playas del río Alberche, que después cruzaremos sobre el puente nos pondrá rumbo a Villa del Prado.

Tramo 2: Villa del Prado-Ramacastañas

Distancia: 81,9 km Trazado: Revirado-Recto Firme: Excelente Agarre: 7 en seco, 7 supuesto en mojado

Al dejar atrás la última casa de Villa del Prado, la carretera se retuerce y empieza a subir a lo largo de unas curvas trazadas con compás, que se inclinan con un peralte que invita, junto con las protecciones de los guardarraíles, a inclinar la moto en una vaivén continuo, que dura apenas unos kilómetros.

Luego la ruta que nos lleva hasta Ramacastañas, tras tomar la N-502, que se presenta como un trámite sin más, con un panorama llano y los flancos acotados, de forma intermitente, por algunas agrupaciones de árboles. Tan sólo encontraremos un tenue retazo de lo que nos espera a continuación, con la cordillera de Gredos amagando por nuestra derecha con echarse encima del camino. Pero tan sólo se trata de un amago, porque apenas en dos kilómetros se retira de nuestra vista.

Tramo 3: Puerto del Pico

Distancia: 28,7 km Trazado: Curvas rápidas y lentas Firme: Extraordinario Agarre: 8,5 en seco / 7 supuesto en mojado

Cima Puereto del Pico 4

En cuanto tomamos altura, descubriremos los abismos espectaculares que se abren en el margen de la carretera, aunque la estrechez de los dos carriles justos, sin apenas arcén, no nos permitirá detenernos a contemplarlos hasta un kilómetro antes de coronar el puerto, o en la misma cima, con un mirador fantástico que representa todo un emblema entre las rutas para motos de la zona centro.

La bajada del puerto contrasta con la subida. Breve y suave, tanto en su pendiente como en su trazado hasta que muy pronto la carretera se hace prácticamente llana hasta alcanzar el cruce con la AV-941, en la Venta de la Rasquilla.

Tramo 4: Venta de la Rasquilla-Cruce AV-932

Distancia: 25 km Trazado: Rápido Firme: Bueno Agarre: 7,5 en seco / 6,5 supuesto en mojado

Cuántos rostros ateridos de frío habrá recibido el comedor forrado en piedra de esta venta, la de La Rasquilla; y cuántas conversaciones, con pequeñas hazañas, y duros tragos a veces, habrá escuchado la chimenea que calienta el comedor montañés que sirve de refugio, o de refrigerio, a tantos motoristas. La Venta de La Rasquilla es uno de esos bares de parada obligada para el bocadillo del motero, y si no es posible, al menos para el café.

Allí aparece a nuestra izquierda el cruce con la AV-941, una carretera sobre la que el terreno vuelve a elevarse para llevarnos, mientras casi podemos sentir el cambio de altura por momentos. Después iniciaremos una bajada larga y tendida, sin cambios en la tónica del trazado, que pasa por delante del Parador Nacional de Gredos, poco antes de alcanzar el desvío a la AV-932.

Tramo 5: Cruce AV-932-La Herguijuela

Distancia: 8,5 km Trazado: Recto. Revirado Firme: Rizado Agarre: 6,5 en seco / 6 supuesto en mojado

Tramo 6: Puerto de la Peña Negra

Distancia: 6 km Trazado: Sencillo y estrecho Firme: ligeramente rizado Agarre: Varía entre el 7 y el 5 en seco, y sobre el 6 y el 5 supuesto en mojado.

Después de dejar atrás La Herguijuela, lo más probable es que no encontremos ni un alma en el camino. La subida es muy suave y tendida, con un panorama que vuelve a abrirse, en una carretera que nos dará idea de su altitud cuando encontremos la señalización prevista para las grandes nevadas del invierno. Ojo a los excrementos de vaca, aplastados hasta el punto que se confunden con algunos parches del propio asfalto.

Al llegar a la cima y mirar atrás, percibiremos un paraje solitario en extremo, hasta el punto de casi resultar hostil. Una soledad que en el momento siguiente puede volverse desoladora, lo que se percibe al dejar atrás La Herguijuela como el último enclave de la civilización. Un paraje paupérrimo, poblado por retamas y escobones, que invita como ningún otro a ese placer de sentirse el motorista solitario que a veces nos alcanza tras el manillar.

Tramo 7: Puerto de La Peña Negra-La Trocha de Hoyorredondo

Distancia: 23,8 km Trazado: Retorcido-estrecho Firme: rizado y gravilla Agarre: 5,5 en seco / 5 supuesto en mojado

Al otro lado del puerto, la cara norte abre por completo una panorámica única, con la posición desde una altitud de 1.920 m, que nos brinda una perspectiva privilegiada, absolutamente espectacular, que se antoja casi aérea. No en vano, desde la explanada que corona la cima del puerto se lanzan los practicantes del parapente, e incluso se celebra allí un certamen anual de esta excitante y silenciosa actividad. La sensación aérea se mantiene durante el descenso, como la aproximación a ierra que vamos apreciando desde el avión, pero en este caso sin la limitación de una retícula, como es su ventanilla, sino con una visión de ojo de pez que nos robará la atención sobre la carretera, a poco que nos descuidemos.

Al llegar a Piedrahíta, nos reencontramos con la civilización, después de no haber visto durante unos cuantos kilómetros otro ser vivo que algunas vacas en la lejanía, salpicando de blanco y negro el tono pardo que pinta la ladera de la montaña. Giramos a la izquierda, y una recta de 7 kilómetros nos llevará hasta el desvío a la izquierda que casi nos deja en nuestro descanso para el motero en el Hotel La Trocha de Hoyorredondo.

Tramo 8: La Trocha de Hoyorredondo – Narros del Puerto

Distancia: 55,4 km Trazado: Sencillo Firme: Muy bueno Agarre: 6,5 en seco / 5,5 en mojado

La N-110, que apunta a Ávila, constituye una simple transición que nos va preparando para lo que encontraremos después, en la subida al puerto de Navaltoro (1.390m), mostrándonos un paisaje descarnado en los márgenes, con retamas y malas hierbas secas, que se muestra inhóspito en los meses más fríos, pero que guarda un encanto particular para el motorista provocando algo de esa sensación extra planetaria que provocan algunos rincones del mundo.

En el km 284 y junto a una gasolinera, aparece el cruce con la AV-933, que tomamos para encarar una recta que parece trazada por algún tejano, con algo más de 4 km, que nos deja en Narros del Puerto.

Tramo 9: Narros del Puerto-Burgohondo

Distancia: 33,5 km Trazado: Estrecho / Ancho Firme: Rizado / Ondulado / Impecable Agarre: 7/8 en seco / 6 / 6,5 supuesto en mojado

Continuamos sobre una calzada estrecha (sólo cabe un camión), firme rizado, grip 7/6, que comienza a ondularse en una subida con curvas amplias, pero enseguida encontramos el cruce con la N-502, una nacional estrecha para ser tal, de firme impecable y agarre de 8/6,5 que nos asciende hasta la cima del puerto de La Menga (1.536 m). Al final de la bajada, tomamos a la izquierda la AV-415, una carretera de calzada justa para dos coches, firme algo rizado, agarre de 7/6 y guardarraíles con pilares perfilados en hache.

Dejando atrás Navalcarnero

Navegamos entre cerros y colinas peladas, con la retama nuevamente como protagonista y algunas piedras forradas de liquen, hasta que la carretera se hunde en el terreno, dejando en la ladera izquierda un canchal de granito sobre la pendiente, provocando la sensación de que va a precipitarse sobre nuestro paso en cualquier momento; mientras el otoño muestra sus tonos ocre y dorado sobre la arboleda que escolta la carretera.

Tramo 10: Burgohondo- Navaluenga

Distancia: 37 km Trazado: Fácil Firme: Excelente Agarre: 7 en seco / 6,5 supuesto en mojado

Burgohondo es lugar de paso para la Garganta de Navalacruz, que a tres kilómetros forma un remanso ideal para el baño veraniego. Transitamos a continuación por una carretera sin complicaciones, disfrutando de un paisaje que nos muestra un aspecto enriquecido por nuevos protagonistas: Pinos y chaparros acompañan al granito revestido con un musgo oscuro, como esta tierra avulense, elevada sobre el resto de Castilla, de la que brotan las jaras y las repetidas retamas.

Cruzamos Navaluenga para encontrar justo a la salida del pueblo el bar Pit line, que, con un nombre así y los dibujos que muestra serigrafiados sobre sus cristaleras y sus rótulos, invita como ninguno a la parada en moto, aunque no tanto como su oferta especial para motoristas. Su desayuno motero, con una sartén pertrechada con un huevo frito, patatas ídem y chorizo del mismo modo, con un refresco grande por tres euros. Más de 500 moteros hacen su parada en este punto de encuentro a lo largo de cada fin de semana.

Tramo 11: Navaluenga-Cebreros

Distancia: 32,4 km Trazado: Revirado Firme: Excelente Agarre: 8 en seco / 7 supuesto en mojado

Nos alejamos de Navaluenga a lo largo de una recta trazada con tiralíneas, que rompe de repente en una eclosión de curvas, con cambios continuos a izquierda y derecha, con apoyos en los peraltes más acogedores y con un asfalto de auténtico lujo, que además se ve revestido en el margen con protecciones para motoristas. Este trazado se retuerce bordeando un extremo del embalse del Burguillo, que queda debajo, a nuestra derecha, para ofrecernos un panorama que subraya el agua del embalse con la arena clara que recorre sus márgenes, y en el que un pinar pone la nota verde parda sobre el tono grisáceo del monte bajo.

La fiesta de curvas finaliza en el cruce con la N-403. Allí giramos a la derecha para transitar a lo largo de un grupo de curvas muy amplias, que no tienen más ciencia que el paso estrecho por el puente que cruza sobre el propio embalse del Burguillo, para que poco después aparezca a nuestra derecha el desvío hacia la AV-504, una carretera estrecha y sin señalizar, de trazado exigente y generosos peraltes, que ofrece un firme rizado, con algún que otro bache y líneas difusas de gravilla en los márgenes.

Tramo 12: Cebreros-Robledo de Chavela

Distancia: 25,3 km Trazado: Rápido Firme: Excelente Agarre: 8 en seco / 7 en mojado

En las afueras de Cebreros, tomamos a la derecha la AV-562, que luego cambia el nombre por M-539, una carretera de asfalto excelente, buen firme y trazado muy rápido en general, con buena señalización y una generosa amplitud, que transita por un continuo pinar, cambiando continuamente de nivel para serpentear la Sierra de Madrid a lo largo de sus primeras estribaciones.

En la mitad de este tramo, más o menos (no aparece en el Navegador), se encuentra la estación de seguimiento espacial de la NASA, y, si tomamos tan sólo unos metros su desvío, encontraremos al fondo la gran parábola desplegando sus 80 metros de diámetro, y desde allí obtener una instantánea única.

Finalmente, llegamos al cruce con la M-512, que apenas 3 kilómetros muy rápidos después nos dejará en Robledo de Chavela.

Tramo 13: Robledo de Chavela-Puerto de la Cruz Verde

Distancia: 9,6 km Trazado: Retorcido / Rápido Firme: Excelente Agarre: 8 en seco / 7 en mojado

Robledo de Chavela es otro punto de reunión motera. Encrucijada de distintas rutas tradicionalmente elegidas por los motoristas de la zona centro, cuenta, ¡cómo no!, con algunos bares en los que hacer un desayuno puede representar un auténtico homenaje al mismísimo Pantagruel.

Continuamos por la M-512, que escala a lo largo de un enrevesado trazado hasta alcanzar un altiplano en el que el panorama se abre para ofrecernos la extensa vista que se expande a nuestra derecha, aderezada por el aire más puro de la Comunidad de Madrid. Aunque la carretera muestra también algunos virajes lentos, el trazado en este tramo es más que rápido, ultra rápido, con exigentes cambios de dirección y series de eses enlazadas que terminan catapultándote, como no controles el gas, a una velocidad de vértigo, hasta que encontremos, casi repentinamente, la rotonda que dibuja el cruce sobre la cima de la Cruz Verde.

Tramo 14: Puerto de la Cruz Verde-Madrid

Distancia: 53 km Trazado: Variado Firme: Muy bueno Agarre: 7 en seco / 6 en mojado

¡Qué decir acerca de la cima de este puerto, salvo que La Cruz Verde representa el lugar de reunión por antonomasia de todos los motoristas de Madrid y sus contornos! Todos los fines de semana se concentra allí lo más granado de la comunidad motera madrileña, además de servir como punto de destino para muchos novatos en su primera salida a la ruta conduciendo una moto.

La bajada del puerto por la M-505 es tan retorcida como divertida, con un firme excelente y unos peraltes de lujo, con un asfalto de primera y protecciones en los márgenes. Sin embargo, esta carretera tampoco permite demasiadas alegrías durante el fin de semana por verse cargada con un tráfico, que a veces forma una auténtica romería de coches peregrinando hacia arriba y hacia abajo. Un tráfico que ya no nos abandonará hasta llegar a Madrid.

Después de pasar junto a la Silla de Felipe II, un sitio excelente para sacar una foto y a El Escorial, la propia M-505 nos lleva a Galapagar, y un poco más adelante, a descender el breve puerto que lleva su nombre, donde antaño se montaban las carreras en cuesta que servían de escenario a la minoritaria velocidad de Madrid y sus contornos. Apenas unos kilómetros después, la M-505 enlaza con la M-50 y finalmente con la A-6, a la altura de Las Rozas, con lo que podemos considerar que hemos llegado prácticamente a Madrid.

El Descanso del Motero

Hotel la Trocha de Hoyorredondo Tlf: 920 20 93 26

El hotel la Trocha de Hoyorredondo es una casa de labranza con unos cien años de antigüedad, que fue reformada como hotel rural en 1.998, y cerrado posteriormente, para que los actuales propietarios retomaran su actividad hostelera en 2.005. El hotel está tan integrado en el entorno que, después de cruzar su entrada, sólo tienes la sensación de haberte instalado en un hotel cuando te retiras a tu habitación.

La sensación que transmite el comedor, y particularmente la sala aboardillada que se sitúa en la primera planta, es la de un refugio de montaña; resultando no sólo en armonía con una proximidad de Gredos que se hace sentir, sino un rincón de lo más acogedor frente al frío invernal que sacude la zona. Los muros de piedra cementada con argamasa y el techo con sus vigas de madera envuelven esa placentera sensación, que se ve rematada por la chimenea central del comedor, con el embrujo de su fuego titilando tras la forja y sus cristales. El mobiliario, sencillo y robusto, nos traslada también, y nos aísla, de esa fría funcionalidad que a diario nos rodea en una oficina.

Hotel la Trocha de Hoyorredondo 3

El silencio que parece haberse posado desde siempre en La Trocha de Hoyorredondo, reduce el recuerdo urbano de ese ruido, neurótico y cotidiano, que preside la ciudad a una pesadilla remota que tal vez soñamos alguna vez, o tal vez no soñamos nunca. Lo mismo ocurre con la quietud que gobierna todo el hotel, que sentimos cómo nos envuelve cuando aún traemos en el cuerpo la inercia de una prisa neurasténica. Y es que la principal razón que da sentido a este hotel es el apartamiento, la desconexión, como suele decir cualquiera que viva incrustado en el organigrama de una multinacional, o cualquiera que luche a diario con el mercado, los proveedores y las administraciones para sacar adelante su pequeña empresa.

En el hotel la Trocha de Hoyorredondo, la comida, por pesado que sea el plato que elijamos, sienta mejor que en el restaurante urbano más afamado, porque se toma despacio, se mastica con parsimonia y se brinda al paladar la ocasión de deleitarlo con un placer de sibaritas; el sueño toma un poso de fondo del que se despierta casi con jet lag; la lectura de un buen libro, en este rincón, nos sumerge en la ficción del autor, con una sensación de realidad, desde la que no sólo cuesta retomar la propia, sino que nunca se alcanzaría en la ciudad, ni siquiera dentro de la mismísima Biblioteca Nacional.

La moto

La protagonista fue de nuevo la Ducati Multistrada 950, maxitrail en el término medio, tanto de las grandes cilindradas como del uso mixto entre la carretera y la pista de tierra. La 950 se mueve como pez en el agua transitando a lo largo de una ruta como la que hemos definido para ir desde el Puerto del Pico hasta el corazón de Ávila, tanto en las curvas, algunas casi del gran premio, que ofrece la carretera de Cebreros a Robledo de Chavela, o en la propia ascensión al Pico, como en la bajada hacia Piedrahíta, acotada por roderas de gravilla y con escobazos de alquitrán aquí y allá, salpicando el descenso. Una moto que combina su manejabilidad con un confort que se agradece notablemente en el paso por los firmes rizados y las ondulaciones de algunas de las carreteras que hemos descrito.

Puerto de la Menga 3

Fuera del verano, estas carretera muestran con frecuencia algunas dificultades añadidas a las que ya esculpe de por sí la orografía de un terreno con continuos cambios de nivel. La lluvia, la niebla, el frío, el viento e incluso las primeras nieves representan para la Multistrada 950 un conjunto de pruebas que no hacen otra cosa sino sumar un valor añadido frente al resto de las motos del mercado, porque tanto su posición como la envergadura de su manilllar hacen de esta trail boloñesa una de las armas más efectivas para combatir estas adversidades.

Así pues la Ducati Multistrada 950 nos ha dejado con la sensación de ser la moto ideal para perderse por esta ruta cuajada de puertos y rincones emblemáticos para los motoristas de la zona centro.

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