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Viaje en moto por los Pirineos: en el Corazón de la Cordillera

Fotos: SMN
Una nueva propuesta a elegir dentro del conjunto de montañas más extenso de La Península. El tránsito por los puertos más elevados, la mirada contemplativa sobre algunos panoramas de ensueño, el aroma a pino salvaje y los sonidos del agua corriendo por los torrentes y volando en las cascadas, con el punto silvestre que añaden el vuelvo y el canto de los pájaros más libres.

La ruta

La llamada de la mítica ruta Transpirenaica nos ha llevado de nuevo a la imponente cordillera. Ya comentamos en el arranque de la primera ruta por Los Pirineos que nuestra intención inicial era hacer el recorrido completo desde el Mediterráneo hasta el Cantábrico, tal y como marca esa Transpirenaica, pero que, dada la detallada y exhaustiva descripción que hacemos de cada tramo en esta serie de Rutas Top, nos vimos obligados a publicar el reportaje de lo que representa entre un cuarto y un tercio del total.

Ahora, con esta entrega y sus 322 km (6 horas 25´si piensas hacerla de una vez según lo estima Google), completamos otra buena parte de esa gran ruta, metiéndonos esta vez en las altitudes más espectaculares de estos montes que marcan la única línea terrestre de La Península Ibérica. La moto nos llevará serpenteando por carreteras de trazado exigente y una conducción que, según y cómo se entienda, hasta podríamos decir que resulta apasionante, para colocarnos sobre las atalayas más prominentes de la geografía hispánica, y poder contemplar desde ellas las postales vivas más espectaculares que nos ofrece la montaña.

Queda abierta para el lector la opción de empalmar la propuesta que le hacemos en este reportaje con la primera ruta de Los Pirineos que ya publicamos, con lo que habría descansado en Los Planes del Grau, nuestro hotel recomendado en aquel mismo reportaje. Nosotros, en cambio, describiremos esta ruta de una forma autónoma, para que se pueda también tomar de una forma totalmente independiente. Así pues, nos ponemos nuevamente en marcha desde nuestra sede en Madrid, para enlazar en San Joan de Les Abadesses con esa primer ruta de Pirineos, que, como digo, ya publicamos meses atrás. Y en el camino, encontramos dos puntos para repostar: La gasolinera Shell de Guadalajara, sita en la avenida de Atance, número 15 y la de Alcarrás, también de Shell, situada en el km 454,9 de la N-II.

Por último, apuntar que al final de la ruta, en nuestra llegada a Arreau (Francia), surge el planteamiento lógico de continuar la línea que marca la Transpirenaica o derivarnos hacia el sur de Francia, para hacer un tramo de enlace fuera de Los Pirineos, que cruza la mitad oeste del país galo hasta volver a entrar en España por la frontera de Irún, como así hicimos, terminando en un rincón paradisíaco de Getaria. De este modo, dejamos a la elección del lector continuar esa ruta, ciertamente maratoniana, que plantea el paso completo a lo largo de la cordillera, volviendo a cruzar la frontera española a los pocos kilómetros de haberla dejado por el puerto del Portillón, o en el propio Arreau.

En detalle

Tramo 1: San Joan de Les Abadesses- Ripoll

Distancia: 10.2 km Trazado: Casi recto. Firme: Bueno. Agarre: 7 en seco. 7 supuesto en mojado

Al entrar en San Joan de Les Abadesses, encontramos una oportuna gasolinera, para cruzar el río Ter a la salida de la población, dejando a nuestra derecha el puente de piedra (“Pont Vell”), construido en 1.176, absolutamente espectacular. Merece la pena detenerse un momento para contemplarlo.

La carretera es rápida, incluso un poco insulsa hasta la llegada a la emblemática población de Ripoll, presidida por su imponente monasterio en una plaza monumental.

Tramo 2: Ripoll-Ribas de Fresser.

Distancia: 15.7 km Trazado: Rápido Firme: Excelente Agarre: 8 en seco. 7.5 supuesto en mojado

Ponemos un rumbo directo al Norte, tomando la N-260, una carretera excelente, apreciada por todo motorista que la conoce y que nos va a acompañar durante largas horas.

A lo largo de este primer trayecto, que casi podríamos llamar de enlace o de trámite, transitamos por un altiplano que presagia una nueva internada en las verdaderas alturas de la Cordillera y que nos lleva a través del valle del río Fresser hasta Ribas de Fresser, con lo que nos situamos en el umbral del valle de Nuria.

Tramo 3: Ribas de Fresser-Collada de Tossa

Distancia: 23.5 km Trazado: Estrecho y revirado. Firme: Variado Agarre: 7 en seco. 7 supuesto en mojado

A la salida de Ribas de Fresser, la N-260 muestra un aspecto completamente diferente, estrechándose y retorciéndose, para que a lo largo de este prolongado tramo, tengamos la verdadera sensación de viajar por los entresijos de la enorme montaña, siguiendo su línea, con interminables subidas en alternancia continua con unas bajadas no menos dilatadas.

En el km 146 la vista nos ofrece una excelente panorámica, y en el 149 podremos preparar, también, la cámara para tomar otra espectacular imagen, pero, unos metros antes, deberemos de poner toda la atención a una curva ciega, muy cerrada, de derechas. A partir del 151, encontraremos 26 km de carretera en los que el asfalto se rasga, o incluso se rompe algo más, debido a la ferocidad que muestra la intemperie a esa altitud, lo muestran también las marcas de óxido que dejan a su paso las cuchillas de las máquinas quitanieves en invierno. Pero antes de cubrir esos 26 km de asfalto castigado, alcanzamos la cima de la mítica Collada de Tosa, un punto de obligada, con una inmensa panorámica, enfrente y abajo. No está de más un café, porque la verdad es que apetece en cualquier época del año, que podremos tomar en el enorme edificio situado sobre la misma cima, con el aspecto, un tanto fantasmal, que proyecta su masa de hormigón.»

peligro

Tramo 4: Collada de Tossa-Seo de Urgel

Distancia: 59.8 km Trazado: Rápido Firme: Extraordinario Agarre: 8 en seco. 7 supuesto en mojado

En la bajada, el asfalto pierde bastante grip (6), en seco y más aun en mojado (4), pero hablamos de un tramo de tan sólo tres kilómetros, al final de los que hay que tener cuidado, durante otros mil metros más, con las boñigas de vaca. Después de esos 4 kilómetros de descenso, se siente en verano encender el calor del llano entre montañas que se aproxima, y cuando lo alcanzan, dejamos la N-260 para hacer un trasquilón sobre ella misma, tomando muy brevemente una local a la izquierda, tan corta que no aparece en los mapas. Ponemos rumbo a la Seo de Urgel, con unos sembrados de cereal que, ciertamente, forman un paisaje insólito, rodeados de tantas alturas.

Nos envuelve el calor llamativo en verano, aunque no es excesivo, aunque sí se siente como tal después de haber atravesado el frescor de la alta montaña. Y así veremos cómo el cauce del Segre comienza a acompañarnos para mostrarnos algunos rincones edificados, como Belver de Cerdaña, de una belleza fluvial que nos sugiere la parada para tomar un refresco mientras sentimos el rumor de las aguas corriendo a nuestro lado. La carretera continúa rápida, y un tanto aburrida, después de todo lo que hemos dejado atrás, hasta que llegamos a la Seo de Urgel.

Cima Collada de Tossa

Tramo 5: Seo de Urgel-Sort

Distancia: 63.5 km Trazado: Muy revirado Firme: Excelente Agarre: en seco. supuesto en mojado

No necesitaremos entrar en la capital del Valle de Arán: nos bastará con continuar en una rotonda a lo largo de la N-260, en dirección a Sort, para que después de recorrer un breve tramo en llano, la ruta comience a ascender. Será en esa parte cuando nos falten 50 kilómetros para llegar al pueblo de la lotería. 50 km que nos parecerán al menos doscientos, con la carretera manteniendo la misma tónica de a un lado y al otro, con la pared de la montaña en la derecha y un valle interminable en la izquierda, cuajado de grandes encinas, entre las que vuelven a resaltar algunos pinos diseminados.

Al iniciar uno de los descensos, el más pronunciado, Sort se nos anuncia abajo, en un enclave pirenaico único, al abrigo de las grandes alturas. La localidad es, sencillamente deliciosa, no le cabe otro calificativo, con el Noguera Pallaresa cruzando la carretera de entrada y lindando con su calle principal, que es la misma.

Tramo 6: Sort- La Bonaigua de Baix

Distancia: 39.9 km Trazado: Revirado Firme: Excelente Agarre: 7 en seco. 6 supuesto en mojado

El río nos acompaña en la primera parte, hasta que se convierte en el embalse de La Torrassa, en cuya presa se despide de nosotros, para que la carretera comience a ascender de nuevo por la izquierda. Hay un momento, después de un cruce, en el que hay que prestar atención porque puede confundirnos por un breve estrechamiento, para que en pocos metros vuelva a recuperar sus medidas de la C-28, con el mismo firme, excelente, y el mismo agarre en el asfalto.

El terreno crece y se eleva por ambos lados del camino, como si hubieran clavado un arado gigante para abrir el paso del río Bonaigua, y de la carretera después. Unos kilómetros más adelante, un torrente impresionante se precipita a nuestra izquierda por la ladera, jugando con la gravedad hasta parecer una cascada en algún tramo, con su blanco recorrido. Podemos tomarlo como referencia, como hito para advertirnos la llegada del gigante que se avecina.

Tramo 7: La Bonaigua de Baix-Cima de la Bonaigua

Distancia: 10.2 km Trazado: Súper revirado Firme: Bueno Agarre: 7 en seco. 6.5 supuesto en mojado

El puerto de la Bonaigua, un paso que merece por si mismo un reportaje aparte, tanto por los dos parajes que nos ofrece a ambos lados como por su conducción para negociarlo.

El paisaje lo alfombra un terreno pelado por la hostilidad de la meteorología, y la carretera nos sorprende con una primera revuelta, que aparece de una forma repentina y que se repite en una larga serie, donde la conducción de la Ducati Multistrada 1200 S que nos ha llevado hasta allí se convierte casi en un sencillo paso de enduro: Llegas a la revuelta, paras la moto casi por completo, la giras 180º y das gas para trepar por la fuerte pendiente. La escalada llega a desorientar entre tanto retorcijón del trazado, sintiendo que sube, y mucho, pero sin tener claro con qué rumbo.

Por momentos, nos sentimos ascendiendo hacia un paraje que sólo se intuye al otro lado, pero del que no tenemos ni el más mínimo indicio, con lo que se descubre de repente y siempre nos sorprende.

Cuando por fin coronamos a 2.072 metros sobre el mar, la breve meseta que encontramos sirve de antesala al mismo paisaje que vemos al otro lado. Es un momento recomendado para mirar atrás y tomar una instantánea de la perspectiva, ciertamente diferente, que nos ofrece la imponente altitud sobre el tramo que acabamos de recorrer.

Cima Puerto de la Bonaigua con la Altitud

Tramo 8: Cima de la Bonaigua-Viella

Distancia: 23 km Trazado: Virado y ancho Firme: Muy bueno Agarre: 7.5 en seco. 6.5 supuesto en mojado

No es hasta que hemos pasado la estación de esquí sita en la cumbre cuando nos precipitamos por la primera bajada, muy larga, casi recta y muy pronunciada pendiente, con la pared a la derecha y el abismo adivinándose a la izquierda. Y al llegar en picado a la primera revuelta, un auténtico “stop and go”, el paisaje nos muestra la imponente panorámica de esta ladera pirenaica. No se puede parar, no hay ni un escaso rellano para detenerse, a pesar de que la calzada se haga más ancha, por lo que debemos aminorar la marcha lo máximo posible para vivir uno de esos momentos en los que La Naturaleza nos muestra, una vez más, ni más ni menos lo insignificantes que realmente somos.

Después de esa fantástica visión, iniciamos una bajada que completará un desnivel total de 1.102 metros; y que en los primeros kilómetros se precipita con varias revueltas hasta llegar a Vaqueira, donde se vive el invierno más chic de la península, y una parte de fuera de ella.

Tras el descenso propio del puerto, la bajada se hace más progresiva a lo largo de un trazado también más ancho, con virajes más suaves, que nos deja muy cerca de nuestro destino por esta jornada: El Hotel Tierras de Arán.

Será después de cruzar Viella, tomando la N-230 para recorrerla apenas durante un par de kilómetros cuando podremos ver el pueblo donde vamos a descansar, elevándose sobre la ladera derecha, con su iglesia de piedra oscura en primer término, a la que llegaremos después de subir por la estrecha carretera, apenas cinco minutos después.

Tramo 9: Viella-Col du Portillon

Distancia: 26.1 km Trazado: Mixto Firme: Extraordinario Agarre: 9 en seco. 8 supuesto en mojado

Surcar la N-230 con la luz de la mañana te lleva a vivir uno de esos momentos embriagadores en los que la moto te hace sentir, con la intensidad y la fuerza que no tiene otro medio, el entorno que te envuelve. Es muy fácil dejarse emborrachar por el torrente de emociones que te atraviesan el cuerpo cuando sientes elevarse la cordillera por ambos flancos, con toda su majestuosidad; y resulta verdaderamente difícil que no suene en tu cabeza canciones como “La Grandiosidad de la Montaña”, de John Denver (pido disculpas a los más jóvenes). Tanto es así, que en el km 172, tenemos que parar, forzosamente, sobre el puente que se eleva por encima del río Garona para tomar una absolutamente irrepetible.

Al llegar a Bossot, sorteamos la rotonda para tomar la N-141 e iniciar la ascensión al Col du Portillón. Un escenario excitante que parece diseñado para disputar una de las antiguas subidas en cuesta. El firme impecable, la calzada amplia y despejada, el agarre sobresaliente y el trazado, casi de Gran Premio, pueden incitar nuestros instintos más quemados, que debemos sujetar sobre las motos más potentes, porque, entre otras cosas, podemos perdernos un punto fotográfico de ensueño, con el río Garona, esta vez en el fondo de la hendidura que quiebra la panorámica que podremos contemplar.

Al coronar, habremos entrado en Francia.

Tramo 10: Col du Portillon-Bagnères de Luchon

Distancia: 7.3 km Trazado: Estrecho, revirado Firme: Aceptable Agarre: 6.5 en seco. 5.5 supuesto en mojado

Iniciamos el descenso del puerto con la calzada mucho más estrecha (no hay nada como cambiar de país para valorar verdaderamente nuestras carreteras), aunque de firme y agarre aceptables. La ruta se sumerge en una zanja natural del paisaje, con un tupido sombraje en muchos tramos, que brindará un puro placer, en forma de frescor durante el verano; pero que esconderán alguna humedad peligrosa, fuera del estío. La vegetación es tan espesa que siquiera se adivina en algún claro el tono morado que muestra la tierra, únicamente veremos el negro más azabache de la piedra, lavado por algún torrente en las alturas.

Tramo 11: Bagnères de Luchon-Arreau

Distancia: 33.2 km Trazado: Revirado y de ancho suficiente Firme: Aceptable Agarre: 6.5 en seco. 6.5 supuesto en mojado

Bagnères de Luchon es una deliciosa villa con un genuino sabor francés y cierto aire de Vichy. Tomando allí mismo la D-618, iniciamos una subida larga y tendida, diferente a todo lo visto hasta ahora a lo largo de esta ruta.

El panorama se abre, se extiende, salpicado con unas montañas sin árboles, que no son precisamente las más altas y que se muestran cubiertas por una hierba recia y silvestre, para darles un aspecto que inspira el recuerdo de The Mountain en la Isla de Man. Lo cierto es que una parte de esta carretera también recuerda la circuito del TT, e incluso su aspecto.

Coronamos la subida con la sensación de que vamos a abandonar la cordillera por el lado francés, sin embargo, un gigante de granito cubre el horizonte en la media distancia. Su piedra, desnuda en la cima por la ferocidad de la intemperie, y una nieve agarrada a la roca en pleno mes de julio delata su ciclópea altitud.

Al llegar a Arreau, se puede tener la misma sensación que la de haber entrado en cualquier ciudad centroeuropea de montaña. Así lo transmiten el aspecto de sus edificaciones, con pizarra en los tejados, y la misma piedra negra en los muros que la urbanizan.

Tramo 12: Arreau-hacia Pau

Distancia: Menos de 100 km Trazado: Muy suave Firme: Bueno Agarre: 7 en seco. 7 supuesto en mojado

En este punto, ofrecemos al lector la opción de desviarse de nuestro rumbo, para volver a España por Sant-Lary-Soulan, Aragouet, y cruzar la frontera en busca de Parzán, Bielsa, Boltaña y finalmente Jaca, continuando así para completar la Transpirenaica. Nosotros tomaremos rumbo brevemente hacia el norte.

Bien. Lo mismo que ocurre con la población de Arreau ocurre con el asfalto de la carretera que continúa. De firme liso y aspecto muy similar al que encontramos en Los Alpes, casi ofrece mejor agarre en mojado que en seco. Un asfalto que nos acompaña a lo largo del río Neste, mostrándonos todo un derroche de vivo caudal que levanta espuma sobre las piedras de su lecho.

Poco a poco, el panorama se abre a lo largo de un trazado rápido, que zigzaguea sobre un valle que se expande en una pequeña vega hasta quedar en el frente un horizonte plano sobre el que recorreremos un tramo de mero trámite, algo así como la etapa de enlace que nos llevará hasta la autopista A-64, en las inmediaciones de Pau, población reconocida entre motoristas por su añejo circuito.

Allí tomaremos esta autopista, la A-64, como auténtica vía de escape para llegar a Hendaya y volver a entrar a España por la frontera de Irún. Desde allí, nos resultará muy fácil alcanzar Getaria, una auténtica joya del Cantábrico en la que se sitúa nuestra meta y el lugar recomendado para descansar, además de dar un auténtico placer a nuestros sentidos: El Hotel San Prudentzio.

El descanso del motero

El Hotel Tierras de Arán Tlf: 973 086 030

Hotel Tierras de Arán

Se sitúa enclavado dentro de una minúscula colonia de edificaciones con claro estilo de montaña, sintonizando sus líneas y sus formas con un entorno singular, dentro de la cordillera. El hotel, del que es difícil decir si más coqueto que acogedor, está montado sobre dos de esas edificaciones, albergando una de ellas la recepción con su breve salita, unida a la otra mitad del espacio, dedicado al comedor, donde lo que se sirve llega como un bocado celestial al sufrido motorista que llega después de bregar con la montaña.

Todo es madera, tonos suaves en los colores y recogimiento en una atmósfera presidida por el sosiego, el silencio y, como quien dice, la ausencia del reloj. Pero lo más valioso, sin duda de este hotel Tierras de Arán es el paraje idílico en el que se encuentra. Al abrir la ventana de la habitación por la mañana, el silencio monacal y la quietud del paraje son tan absolutos que necesitamos mirar el segundero del reloj para cerciorar de que el tiempo continúa corriendo; enfrente encontramos un bosque de coníferas, tan hacinadas que el único color protagonista es el verde, en una imagen donde los árboles se disponen sobre la ladera como los espectadores apiñados en la grada repleta de un estadio.

San Prudentzio Tlf: 943 140 411

Hotel San Prudentzio vista general

Inaugurado directamente como hostal-restaurante en 1.951 por los abuelos de los actuales propietarios, conserva el libro de registro que entonces se llevaba periódicamente a sellar por la Guardia Civil. En la actualidad, de vez en cuando se deja caer algún cliente que, hace décadas, se hospedó en San Prudentzio y ve con ilusión su firma de antaño estampada en el registro.

La cocina es autóctona, con bacalao, anchoas o bonito pescado en el mar del Norte y traído al propio puerto de Gètaria, o los tomates criados en la huerta que se extiende, prácticamente, al pie del hotel. En la carta también podemos encontrar una sopa de pescado, siempre reconfortante para el viajero motorista, lo mismo que un grupo de ensaladas y una joya propia: Su repostería casera.

La música de un cuarteto de cuerda, o, en su defecto, cualquier partitura ambiental de gusto exquisito, ambienta la terraza de San Prudentzio, para que desde la leve atalaya sobre la que se eleva, podamos contemplar una postal absolutamente paradisíaca. El faro de Gètaria presidiendo el panorama, los viñedos conjuntados con el verde de Euskadi para alfombrar un terreno que se ondula como las olas templadas que dibuja el mar en su estado más habitual y, al fondo, la intensidad del cromatismo en permanente cambio que muestra el Cantábrico.

La moto

Para esta ocasión, cubrimos la ruta con una Ducati Multistrada 1200 S, que mostró una eficacia rotunda y una precisión milimétrica a lo largo de tantos kilómetros serpenteando la cordillera. Su nobleza mantiene la trayectoria sin titubeos ni oscilaciones, incluso abriendo el gas a fondo sobre el paso por los virajes más rápidos, y es que esta Multistrada 1200 S no es una variedad resultante de modificar y estirar un modelo naked de base, tal y como ocurre con otras trail asfálticas o motos “suv”, sino que fue concebida por Ducati tal y como la vemos desde el primer trazo de su diseño sobre la aplicación de dibujo industrial.

Por otro lado, permite también una conducción más relajada, gracias a su postura y ergonomía, en el trance de tantas horas con curva va y curva viene, sin ver un solo kilómetro derecho, y por supuesto en la autopista, donde te permite acoplarte con comodidad para pasar el trance más aburrido de un viaje a una buena velocidad de crucero, en realidad, a la que quieras y permita la ley de cada país correspondiente.

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