La fiebre por las personalizaciones de motos ha originado un creciente interés en las creaciones basadas en las agresivas versiones off road de motos de carretera de serie: la míticas Scramblers. La idea del equipo TFC2 a la hora de concebir su pulida máquina ha sido crear una montura neo-retro que encarne su ansia de prestaciones, maniobrabilidad y capacidad off road con la tecnología actual. Crear la madre de todas las Scrambler. La máxima: reducir el peso y aumentar la potencia.
Para ofrecer mayor ligereza a su creación, el equipo ha reemplazado el chasis de acero por uno de aluminio y titanio. La guinda de este hermoso chasis es una pequeña licencia en la obsesión por bajar el peso: el basculante monobrazo aligerado de la Speed Triple, que se ha invertido y se le ha aplicado un acabado perfecto que realza su imagen y hace una clara referencia a su linaje Triumph. El elegante y agresivo aplomo de la Scrambler se hace aún más patente con las piezas del carenado en material compuesto: un depósito fabricado al 100% en fibra de carbono (1/3 del peso original), al igual que los guardabarros y otras piezas menos habituales como el faro. La bandera inglesa “carbonatada” sobre el depósito es un toque exquisito.
Para dotar a la TFC2-Scrambler de una mayor potencia, se ha rebajado la culata y se han añadido unas válvulas más grandes, así como los cuerpos de mariposas de la Daytona. Además, se han instalado unas toberas de admisión de aluminio y se ha diseñado un árbol de levas de gran recorrido, más cercano al de la Daytona.
Semejante ejercicio de ingeniería permite a la TFC2-Scrambler ofrecer una potencia de 90 CV, a la altura de su nueva parte ciclo. Para transmitir esta potencia al terreno, la nueva montura calza unas llantas Kineo de 17 pulgadas con neumáticos Continental de sección 130 delante y 180 detrás, con las que la TFC2-Scrambler se convierte en toda una máquina devora-pistas. La horquilla está firmada por la británica Nitron y dispone de tratamiento antifricción.