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Tráfico: la seguridad, las multas y la mala política

Cambiar para no cambiar
Fotos: SMN
Acaban de aprobar pequeños cambios en las leyes de Tráfico que nos dejan claro lo alejados de la realidad que están nuestros dirigentes, y la poca idea que tienen de Seguridad Vial.

Los recientes cambios aprobados en la reglamentación de tráfico en España acaban mostrando, tristemente, que nuestros dirigentes son, además de (muy) lentos, poco conocedores de las necesidades reales de temas de seguridad vial. No hay ni una palabra en todo el documento oficial acerca del estado o mantenimiento de las vías, cosa que depende de diferentes entidades, a las que la DGT podría señalar y recordarles sus responsabilidades. Ni una palabra acerca de las anunciadas medidas para las motos (uso de guantes obligatorio, recomendación del uso de protecciones o incentivo de ello), tampoco la necesaria aclaración acerca de los intercomunicadores. Y casi nada acerca de la necesaria educación vial de base, eso que tanta falta hace y que de verdad mejoraría el «factor humano».

Legislan hoy sobre los patinetes, que llevan más de dos años aquí, con efecto ¡para dentro de dos años!

Sí hay «algo» acerca de los patinetes (y similares), prohibiendo su uso en las aceras. Perfecto, pero bajarlos a la calzada y mezclarlos definitivamente (y legalmente) con el resto del tráfico, tendrá implicaciones muy serias: los accidentes no tardarán en llegar (ya ocurren) y mientras el resto de vehículos tenemos claramente definidos derechos y deberes… los patinetes, no. Su definición técnica se hará en breve pero no tendrán obligación de cumplirla hasta ¡dentro de dos años! Es decir, que llevamos dos años o más viendo cómo llegaron a la calle, y la DGT tarda otros dos años en legalizarlos. Bravo. Y seguimos sin saber cómo se identificarán (matrícula) ni si deberán contar con algún seguro. Un desastre, vamos.

Es buena noticia que aumenten las multas para quien use el móvil, de quienes somos víctimas los que vamos en moto, aunque si no se persigue o se hacen campañas contra eso, servirá de bien poco. Mejor sería empezar a presionar para que fuera imposible usarlo sin manos libres, algo posible tecnológicamente: por ejemplo impedir el desbloqueo por encima de 10 km/h, o que fuera obligatorio la conexión al sistema del coche en su interior. También es bueno sancionar más el no-uso de casco o cinturón (o sillitas) pero, de nuevo, dependerá más de la vigilancia que de la sanción en sí.

¿Adelantar es peligroso? Sí: pues que sea más fácil hacerlo rápido, sería más seguro…

Luego encontramos decisiones paradójicas: por ejemplo, sabemos todos que los adelantamientos en carretera convencional generan mucho riesgo (y accidentes con víctimas). Para disminuir ese riesgo, lo suyo es que el adelantamiento se produzca en menos tiempo (menos exposición) y sin embargo Tráfico elige eliminar la posibilidad de superar en 20 km/h en esa situación. Es decir, provocan que se tarde más tiempo en adelantar (¡!). En el fondo lo que buscan es impedir que se adelante (lo que vemos cuando pintan líneas continuas en carreteras donde antes se adelantaba perfectamente) salvo en casos muy claros a vehículos muy lentos… maleducar a la gente, vaya. Mi consejo: cuando adelantes, acelera y no pienses en qué velocidad llevas o alcanzarás, hazlo ágilmente y con decisión, porque la seguridad tiene prioridad sobre una posible multa.

Ese es solo un ejemplo de cómo la desconexión entre la realidad y las autoridades se convierte en normas inútiles o directamente malas. Igual que el tema de los patinetes, una realidad que llegó hace mucho y todavía no parecen haberse «enterado» (¡legislan como si fueran a llegar dentro de dos años!). La DGT mantiene su objetivo principal en la amenaza al conductor (multas y puntos) y no en educarle para que no se distraiga, o en ayudarle con vías y señalización mejor mantenidos. Al final, nos queda la misma sensación que cuando hemos visto legislar sobre la pandemia: las medidas siempre llegan tarde y son incompletas.

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