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Todo por la seguridad, pero sin la seguridad

Fotos: SN/GEPA PICTURES
Cada fin de semana, los organizadores del Mundial de MotoGP se emplean en hacernos ver que sus esfuerzos están dirigidos casi en su totalidad a mejorar la seguridad. Lamentablemente, como hemos podido comprobar en los últimos tiempos, la integridad de los pilotos no es lo único que se tiene en cuenta. Como decía la mítica letra de Queen "The Show Must Go On".

No es nada nuevo. Desde hace muchos, muchos años, la seguridad es el caballo de batalla de los pilotos que integran el Mundial de Motociclismo de Velocidad, ahora más conocido como Mundial de MotoGP, su nombre comercial. Obviamente se ha mejorado mucho en este aspecto y aquellas carreras entre casas, con balas de paja como elemento de máxima seguridad fueron desapareciendo del campeonato hasta ser historia. Después los circuitos permanentes fueron mejorando, también lo hizo el equipamiento de los pilotos y aquellas pistas que no reunían las condiciones óptimas se quedaron fuera del campeonato.

Tanto fue así que se puede considerar el final de los ’90 y el comienzo del nuevo milenio como la época con los circuitos más seguros. Sin embargo, la vuelta de Laguna Seca al calendario en 2006 marca un punto de inflexión en el aspecto de la seguridad. Un espectacular, pero arcaico circuito, sin vía de servicio, entraba en el calendario mientras que otro especialmente moderno y seguro, como el de Turquía se quedaba fuera. Quedaba claro el interés comercial de llevar el campeonato a Estados Unidos por encima de los principios de seguridad de los que hasta entonces había hecho gala el campeonato.

La vuelta de Laguna Seca al calendario en 2006 marca un punto de inflexión

Desde entonces hemos ido asistiendo a un discurso en el que siempre se habla de seguridad, pero cuyas acciones en pos de ello quedan, cuanto menos, cuestionadas. Muros cerca, escapatorias inexistentes, de asfalto… nos ha llevado a vivir tristísimas situaciones recientemente. Da la sensación, que al igual que en la época del despotismo ilustrado, en la segunda mitad del siglo XVIII se hace todo por la seguridad, como aquellos monarcas lo “hacían” por el pueblo, pero sin tenerlos en cuenta.

Los servicios tuvieron que bajar la moto de Pedrosa de las ruedas

Lamentablemente esto lo hemos visto no sólo a la hora de homologar circuitos que a todas luces no son seguros, como el Red Bull Ring en el que sólo se llevaron a cabo unas pequeñas modificaciones tras las quejas de los pilotos, si no al re-homologar pistas que han sufrido modificaciones para satisfacer las necesidades de los coches sin pensar en aquellos que van encima de la moto. También se puede ver en decisiones de Dirección de Carrera ante acciones de determinados pilotos, que cruzan la línea que separa lo legal de lo ilegal. Este mismo fin de semana, en el circuito de Brno, hemos visto unas cuantas acciones de ese estilo. Pero también hemos sido testigos de cómo Jonas Folger vencía la carrera de Moto2 con la luz trasera apagada, algo que también sucedió con Rossi en Assen. La cuestión es sencilla, si es por motivos de seguridad, ningún piloto debe correr sin ella encendida.

También la última decisión de la “Safety Commission” en la que durante un cambio de moto en carrera “flag-to-flag” se prohíbe tener a un mecánico con el embrague de la moto cogido aunque la marcha no esté metida, una acción que implica que en caso de engranar una marcha accidentalmente en el cambio, la moto intente empezar a andar. En este último paquete de decisiones se obliga a los cuatro mecánicos que pueden estar con la moto a llevar casco en el mismo supuesto. Esa sí es una buena medida, sin duda, pero aún queda mucho por mejorar.

No podemos seguir hablando de la seguridad como premisa si, realmente, no es lo primero

Dicho esto, no podemos seguir hablando de la seguridad como premisa si, realmente, no es lo primero. Quiero creer que se debe a que en la vorágine de la competición hay detalles que se pasan por alto por falta de competencia y no de manera deliberada, porque si es lo segundo estaríamos hablando de otra cosa muy diferente…

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