TodavĆa recuerdo aquella maƱana de domingo de hace ya 20 aƱos. Aparcamos al otro lado de la carretera de Burgos y era pronto, muy pronto, tanto que incluso hacĆa fresco. DespuĆ©s de una buena caminata, no recuerdo el tiempo pero subimos hasta la curva de la HĆpica desde final de recta, llegamos con tiempo de sobra para presenciar el primer warm-up. Luego la maƱana se fue calentando al ritmo de las carreras. Emilio Alzamora nos hizo soƱar con la victoria en 125 hasta que su Aprilia dijo basta, JosĆ© Luis Cardoso y LuĆs D’Antin lo bordaron en 250 peleando contra los oficiales con sus Yamaha carreras cliente en la misma carrera que Valentino Rossi se fue al suelo saliendo de la curva en la que estaba. Entonces “The Doctor” era “Rossifumi” y solamante tenĆa un campeonato… Y cuando el calor estaba en su punto mĆ”ximo llegĆ³ el momento de 500.
Aquella carrera fue espectacular desde el inicio, Biaggi, Crafar y Doohan se veĆan envueltos en un toque a final de recta que dejaba el camino libre a Ćlex CrivillĆ© para luchar por la victoria y asĆ escaparse al frente de la general en busca del tĆtulo de 500. Pero apareciĆ³ un intratable Carlos Checa para plantar cara a un Crivi que cometiĆ³ un error y acabĆ³ en la misma grava que Doohan y Biaggi, sus dos rivales. Al final Checa se hizo con su segunda y Ćŗltima victoria en la categorĆa reina ante un circuito que se caĆa y que asistĆa tambiĆ©n al primer podio de Sete Gibernau en 500 con la Honda V2, una bicilĆndrica manteniendo a raya a un puƱado de “tetras”. Era una Ć©poca en la que dos espaƱoles en el podio de la categorĆa reina no era habitual y menos aĆŗn tener a tres luchando por pisar madera. Por cierto, en aquella carrera el aƱorado Norick Abe acabĆ³ segundo.
DespuĆ©s de tanta emociĆ³n tocaba el camino de vuelta al coche y luego a casa, pero antes recuerdo perfectamente ver todo el Siete ya vacĆo de gente (lleno de basura porque somos asĆ) y en aquel momento aĆŗn con 15 aƱos, ser capaz de entender que habĆa vivido algo histĆ³rico. Me di cuenta que el Jarama no podĆa volver a albergar una carrera, que estaba obsoleto (y aĆŗn quedaban por llegar Valencia al aƱo siguiente y MotorLand mĆ”s de una dĆ©cada despuĆ©s) y que habĆa un gran trabajo por delante si alguna vez querĆamos volver a ver el Mundial en la pista madrileƱa.
Hay que recordar que aquel ’98, como ya habĆa pasado en las Ćŗltimas ocasiones el Mundial habĆa llegado por la imposibilidad de disputarlo en otros lugares (Yugoslavia, Portugal…) pero no lo habĆa hecho por mĆ©ritos propios. Aquella ocasiĆ³n supuso una pequeƱa renovaciĆ³n del Jarama, con la tribuna de meta. La Comunidad de Madrid ayudĆ³ al circuito (privado y propiedad del RACE) para aquella ocasiĆ³n y el GP fue el GP de la Comunidad de Madrid, el primer y Ćŗnico con aquella nomenglatura.
DespuĆ©s nos metimos en la gran burbuja inmobiliaria de la que aĆŗn sufrimos las consecuencias y esa burbuja primero extrangulĆ³ al circuito para, tras su explosiĆ³n, dejarlo volver a respirar despuĆ©s de una lenta agonĆa. Hubo opciones de crear otro circuito, pero no se planteĆ³ uno pĆŗblico, como son la mayorĆa de ellos en nuestro paĆs y el capital privado no querĆa arriesgar. Pero de verdad lo que mĆ”s duele es saber que se planteĆ³ seriamente volver a traer las SBK a la pista madrileƱa y que teniendo todo a su favor, con las remodelaciones pertinentes del trazado estudiadas y aprobadas, una jugada en los despachos en los que entonces se enfrentaban el WSBK (Flamini) y ya MotoGP (Dorna) hizo que los madrileƱos y el centro de EspaƱa se quedasen sin una carrera que habrĆa llenado las tribunas del vetusto circuito y, proablemente, habrĆa cambiado su futuro. Se le arrebatĆ³ el Campeonato de EspaƱa (tambiĆ©n en manos de Dorna) en una jugada maestra en la que dejaban contra las cuerdas a SBK puesto que si no iba el nacional por cuestiones de seguridad ĀæcĆ³mo iba a hacerlo el mundial de las motos de serie?
Aquello fue la puntilla, desde entonces el Jarama ha desaparecido del plano deportivo, ninguna competiciĆ³n de primer nivel ha vuelto, sus instalaciones se han ido deteriorando, especialmente una pista que teĆ³ricamente se reasfaltarĆ” este aƱo despuĆ©s de un cuarto de siglo sin hacerlo. Pero en el fondo aquella pista que solamente era apta para los mĆ”s valientes, aquella rampa Pegaso, aquel tobogĆ”n de Bugatti, ese Siete, languidecen y siguen haciĆ©ndolo con la certeza de que las maƱanas de emociĆ³n han quedado en el olvido y nunca mĆ”s volverĆ”n. Para muchos pilotos, el Circuito de Jarama era el mĆ”s exigente del calendario, incluso Doohan afirmaba que cada bajada por Bugatti era un examen. Un examen que, lamentablemente, nunca volveremos a ver.
Eso sĆ, la magia que sentĆa cada vez que entraba en el Jarama una maƱana de domingo para ver las carreras tanto del Mundial como del Campeonato de EspaƱa, esa magia que sigue impregnando aquel templo de la velocidad, el carĆ”cter y personalidad de sus curvas es algo que, sintiĆ©ndolo mucho, no tienen los circuitos modernos y jamĆ”s tendrĆ”n. Porque el Circuito del Jarama es y serĆ” un icono para muchos de nosotros y en un abanico muy Ć”mplio de edades, una muestra mĆ”s de ese carĆ”cter que hacĆa ponerse nervioso a un mito como Michael Doohan.