Comparativa Yamaha TMAX vs Honda Forza 750: Introducción al combate
Estamos ante una de las comparativas más esperadas de la temporada. Me incluyo entre los ansiosos, porque aunque acudí a la presentación de ambas, no hay como bajarte de una y subirte a la otra, para percibir las diferencias y contrastes que median entre ambas.

La Yamaha TMAX (47 CV, 14.299 €) acaba de presentarse esta misma primavera. Presente ininterrumpidamente en el mercado desde 2001, su irrupción supuso un antes y un después en el mercado de los scooter. Además de cilindrada, el TMAX ahondaba en la vertiente deportiva del scooter, fruto de un diseño audaz, que elimina el motor del basculante (como era preceptivo en los scooter de entonces) para ubicarlo en el chasis, en la parte baja, para un mejor centrado de masas.
Además, el motor bicilíndrico cuenta con una tercera biela a modo de eje de equilibrado que elimina cualquier tipo de vibración. Fue un éxito desde el principio. Ahora llega la novena generación, más bien una evolución lógica de la octava, en la que además de cambios estéticos, destaca la incorporación de una IMU, con todo lo que conlleva a modo de ayudas electrónicas. La TMAX es tán rápida como siempre, pero más segura que nunca.

La nueva generación de la Honda Forza 750 (57,8 CV, 12.390 €) fue presentada a finales de otoño. En su caso, hablamos de la segunda generación ciñéndonos a la nomenclatura; la realidad es que sigue siendo una evolución de la Honda Integra que se presentó al alimón de la familia NC750, motos nacidas a la sombra de la crisis económica de finales de la primera década de este siglo.
or definición, la Integra (y ahora la Forza 750) es la moto con formato scooter que comparte plataforma con las NC. Esta se basa en un chasis que abraza un bicilíndrico paralelo de 750 cm3 de carrera larga y con los cilindros muy inclinados, de modo que permite la configuración scooter en la Forza 750 (o en su prima la X-ADV) y un hueco para el casco donde normalmente se ubicaría el depósito en la NC.
Concebido bajo la premisa de economía de fabricación y mantenimiento, su potencia de 58 CV (limitable para el A2) puede no parecer estratosférica aplicada en una moto, pero es más que suficiente para el uso al que va destinada la Forza 750 y en todo caso, supera los casi 48 CV en los que se queda el motor de la TMAX para ser válida para el A2.
Hay más jugadores en la partida, como son el SYM TL508 (45 CV, 8.999 €), el Kymco AK 550 Premium (50,3 CV, 11.999 €) o el BMW C400X/GT (34 CV, 8.690 €), pero en la cúspide de la pirámide alimentaria están nuestras protagonistas de hoy, que de algún modo nos recuerdan la eterna rivalidad Honda-Yamaha que ha habido en las carreras de velocidad (y otras especialidades) en las últimas décadas.

Comparativa Yamaha TMAX vs Honda Forza 750: Planteamientos técnicos diferentes
Tanto Yamaha como Honda han seguido planteamientos autodidactas en el diseño de la TMAX y la Forza 750 respectivamente. Se consideran scooter por la posición de conducción, con los pies por delante de las manos y por la protección aerodinámica que proporcionan sus pantallas y escudos. También coinciden en la configuración motriz, bicilíndrico paralelo y en que, empíricamente, en estructura son más moto que scooter; pero ahí acaban las similitudes.

En el caso del TMAX, el motor bicilíndrico DOHC de 560 cc, con 35 kW de potencia (y apto para el A2) y 55 Nm a 5.500 rpm combina con una transmisión automática, que mediante correa trapezoidal, proporciona un tacto gas exquisito, muy suave cuando apena se roza el puño del gas, contundente cuando se rosca sin pudor.
Entre esos dos extremos hay una progresividad casi eléctrica, que define a la perfección el carácter de la TMAX. El motor suena como una turbina ronca y complementa a la perfección la sensación de aceleración fulgurante.

El bicilíndrico de Honda, sin embargo, no oculta su condición. El pulso del bicilíndrico -calado a 270º- está presente desde el arranque. Tiene acelerador electrónico, pero comparado con el de la TMAX, hay un decalaje entre la orden del puño de gas y lo que oyes, como el de cualquier bicilíndrico en que sientes las pistonadas.
El motor de la Forza 750 es más sencillo (SOHC), dispone de más cilindrada (745 cm3 frente a 562 cm3), es más potente (58,6 CV a 6.750 rpm frente a 47 CV a 7.000 rpm) y entrega más par (69 Nm a 4.750 rpm frente a 55 Nm a 5.250 rpm), pero en el terreno de las prestaciones, no media un abismo entre ambas. Aceleran y recuperan de maneras diferentes. La TMAX necesita subir más de vueltas para entregar sus mejores cifras, mientras que la Forza 750 hace gala de su músculo de carrera larga en el medio régimen.
La transmisión de ambas es automática. La TMAX recurre al variador convencional, mientras que Honda utiliza el sistema DCT de doble embrague, muy mejorado en su enésima actualización, que permite rodar en automático o en modo manual. El funcionamiento, cuando se rueda en modo automático en ambas, es idéntico: puño de gas y dos manetas de freno.

La TMAX dispone de dos modos: T (Touring) y S (Sport). No hay más complicación. En este hecho, aparentemente trivial, reside parte del éxito de la TMAX. El resto de la electrónica actúa sottovoce, pues cuenta con IMU, que actúa sobre el ABS en curva y el control de tracción.

La Forza 750, también en modo automático, es mucho más configurable. Cambiar entre los distintos modos (Road, Sport, Rain o User) es posible gracias a un botón dedicado. Cada uno de los modos tiene asignado una combinación definida de entrega de potencia (P), control de par (HSTC), freno motor (EB) y dinámica del DCT (D), es decir, estirar más o menos las marchas. El modo User permite configurar estos 4 parámetros al gusto. También incluye control de crucero de serie y pantalla regulable eléctricamente, que en la TMAX solo es posible en la versión Tech Max (47 CV, 16.299 €), que también equipa puños y asiento calefactados.

El Forza 750 también se puede manejar en modo manual mediante los botones dedicados de su piña izquierda, gatillo para subir marcha, pulgar para bajar. Es en particular conveniente en conducción dinámica y deportiva, o si quieres estar a los mandos de la nave. Rodando en automático, aún en el modo Sport, es la moto la que decide cuándo sube o baja de marcha. Lo cierto es que muchas veces coincide con lo que tú harías, incluso frenando, pero no siempre acierta.
Es un hecho que puedes intervenir manualmente en el modo automático, adelantándote a las decisiones del DCT; pero cuando la moto se adelanta o atrasa a lo que tú hubieras hecho, es mejor pasar al modo manual y sobre todo, mucho más divertido. En su debe hay que apuntar que por defecto, al arrancar en automático, siempre vuelve al modo Road; no memoriza en qué modo estaba la última vez que se apagó el contacto.

Las dos van muy bien equipadas en cuanto a parte ciclo, con horquillas invertidas de doble tija y dobles frenos de disco con pinzas radiales de 4 pistones. Un asunto importante, pues ninguna de las dos es especialmente ligera (219 kg en la TMAX por 236 kg en la Forza 750). También son muy largas (1.575 mm la TMAX por 1.580 mm la Forza 750), pero como veremos más adelante, sus comportamientos son bien distintos merced a sus ruedas delanteras, porque ambas coinciden en las medidas de su rueda trasera (160/60-15).
Mientras que la TMAX tiene una rueda delantera de 15 pulgadas (120/70-15), la Forza 750 monta una llanta de 17 pulgadas (120/70-17). Al final, en las dos acabas empleando los dos frenos a la vez, en aras de tener mejor tacto y estabilidad de frenada.

Pero no todo son cualidades dinámicas y equipamiento. En las scooter prima la practicidad y la economía de uso, véase consumo. En este último terreno, la TMAX penaliza respecto a la Forza 750. Homologa 4,8 l/100, pero la realidad se halla en torno a 5,4l/100 rodando a ritmo ligero. Esto es debido a que la TMAX saca lo mejor de sí a un régimen elevado. La Forza 750, con 183 cm3 más, homologa 3,6 l/100, quedando el consumo real en torno a 5 l/100, que en el peor de los casos, es mejor cifra.
Tampoco son consumos escandalosos, si tenemos en cuenta que estamos ante los scooter más prestacionales del mercado. El depósito de la TMAX es más voluminoso (15 litros por 13,2 de la Forza 750), por lo que pasarán por la estación de servicio más o menos con la misma frecuencia.

La capacidad de carga, tal y como vienen de serie, es más bien escasa, sobre todo en la Forza 750, bajo cuyo asiento solo cabe un casco integral y quizá unos guantes. En la TMAX, cabe un casco integral y algo más, como una mochila pequeña o un traje de agua. Por supuesto, ambas disponen de multitud de accesorios disponibles que incluyen diferentes bolsas internas, bolsas para el hueco entre las piernas, baúles traseros y en el caso de la Forza 750, dos maletas laterales.

Ambas cumplen con nota en el apartado de conectividad. La interfaz de la Forza 750 ha mejorado mucho respecto a la generación anterior con la adopción de nuevos menús, más fáciles e intuitivos, en su pantalla TFT de 5”. En cualquier caso, no mejora la pantalla de la TMAX y sus 7”, como tampoco mejora la experiencia de usuario que ofrece a su piloto.

La calidad de ajuste de los paneles de la Yamaha es irreprochable y sus piñas muy fáciles de entender. La calidad de construcción de la Forza 750 es también muy buena, empleando materiales nuevos como el Durabio (que el lugar de ser un hidrocarburo, proviene del maíz), pero su piña izquierda me hace recordar, cuando tengo que intervenir en el cambio manual, en esa especie de cangrejo que tiene una pinza más grande que la otra.

Comparativa Yamaha TMAX vs Honda Forza 750: Cómo van (Opinión de Pipe)
En ninguna de las medidas de las motos (longitud, anchura, altura del asiento, distancia entre ejes) hay diferencias superiores a 5 mm, lo que puede llevar a una lectura ergonómica errónea: son muy distintas entre sí.
En la TMAX el manillar está situado más bajo, de modo que es inevitable ir echado un poco hacia delante. En la Forza 750, la ubicación del manillar es más natural, pero si en la TMAX los pies van separados, en la Forza van muy separados
El asiento de la Honda está a 790 mm y el de la Yamaha a 800 mm, pero se llega más fácil al suelo con la TMAX, al ser más estrecha y por las formas de su asiento. Ninguna de las dos pone las cosas fáciles a los más bajos. Yo mido 178 cm y tanto en la Forza 750 como con la TMAX, llego justo con los dos pies al suelo.
Una vez en marcha, puedo apoyar los pies en el escudo, mientras descanso en el apoyo lumbar con total comodidad, pero por debajo de mi estatura, habrá que elegir entre pies en el escudo o apoyo lumbar, sopena de ir con las piernas totalmente extendidas, como le ocurre al que no hace pie en la piscina.

Al arrancar, también hay diferencias. La Yamaha despierta con un gruñido y su ralentí suena contínuo, no desacompasado como el bicilíndrico a 270º de la Honda. El calado del motor de la TMAX es 360º, de ahí los intervalos regulares que sugieren el sonido a turbina.
El proceso de arranque no puede ser más sencillo en la TMAX. Se aprieta el botón de ON bajo el manillar y tras el encendido de la pantalla, se aprieta el botón de arranque de la piña derecha (mientras se aprieta el freno, claro).
En la Forza 750 es exactamente igual, pero una vez arrancado el motor, está en punto muerto. Para ponerse en marcha precisa de engranar una marcha, en manual o en automático, pero es preceptivo. En la TMAX solo hay que girar el puño del gas y se pondrá en marcha inmediatamente.
La sensación de arrancar desde parado una TMAX siempre será una experiencia agradable. Se nota que está especialmente trabajado. La combinación de tacto y progresividad del acelerador, sonido del escape y aceleración percibida están sincronizados a la perfección en todo el rango de uso del TMAX.
No se parece a ningún otro vehículo, que en la época de estandarización que vivimos es todo un halago. También explica el éxito del TMAX a lo largo de todos estos años, hasta el punto de convertirse en un producto aspiracional.

La sensación nada más arrancar la Forza 750 es confianza y familiaridad. Si te pones en marcha en modo automático, percibes todo facilidades. No tiene el tacto eléctrico de la TMAX, sino que sientes familiaridad con la moto, seguramente debido al muy bajo centro de gravedad.
Las marchas discurren en automático con una suavidad pasmosa. Cuando con la velocidad aumenta el ruido del aire, llega un momento en que no oyes los cambios y dejas de percibirlos. La conducción es como la de un scooter automático normal. Sin embargo, si das un golpe de gas, la moto reduce una marcha y la elasticidad del bicilíndrico te obsequia con par y aceleración abundante.
A ritmo normal es realmente agradable circular en automático e intervenir para circunstancias concretas (una reducción entrando a una rotonda, etc.) para seguir disfrutando de la gestión automática, sea cual sea el modo elegido (Road, Sport, Rain o User).

Como las dos motos son bajas y largas, disfrutan de muy buena estabilidad en recta y a baja velocidad. Pero cuando llegan las curvas, la cosa cambia. La rueda delantera de 15 pulgadas de la TMAX hace instantáneo el ingreso en curva.
Si vienes de rodar previamente unos kilómetros con la Forza 750, la primera impresión es que la TMAX quiere “caer” al interior de la curva. Del mismo modo, en la Forza 750 se percibe una estabilidad magnífica en curvas rápidas, pero si vienes de hacer unos kilómetros con la TMAX, te puede parecer espesa en la entrada de las curvas más retorcidas.
Con esto quiero decir que enseguida te acostumbras a cualquiera de las dos; enseguida normalizas su comportamiento y nada más subirte a la otra, prefieres la anterior, hasta que te acostumbras de nuevo, en un bucle maldito. Ambas te llevan a su terreno, al huerto, sin que te des cuenta.

De modo que se puede decir que la Yamaha TMAX es más viva. Su motor corresponde con el de una moto viva, siempre con empuje, pero que respira mejor arriba. Su manejo es de lo más elemental: gas, trazada y freno.
No puede ser más sencillo, pero en contrapartida es menos versátil que la Honda Forza 750, que ya solo por el hecho de tener marchas, disfruta de freno motor, una variable determinante para algunos, contingente para otros. En cualquier caso, la Honda te permite transitar por los dos mundos, el manual y el automático, pudiendo intervenir de un modo a otro de una manera orgánica, que añade una dimensión extra a su conducción que me parece de lo más placentera.
Con las dos motos se puede rodar a un ritmo muy rápido, bastante más de lo que imaginaba. La TMAX pone los límites en el roce del caballete, que actúa como avisador, más que como interruptor, para decirte que es mejor no pasar de allí. La Honda es más estable, pisa mejor a alta velocidad, pero para cambiar de dirección requiere de más esfuerzo, como el que puede haber entre dos motos trail con rueda de 19” y 21”. Como son motos largas y pesan más de 200 kilos, no son amigas de cambiar la trazada una vez elegida.
Siendo conscientes de lo que llevamos entre manos, estamos ante dos motos muy fáciles de conducir, capaces de proporcionar sensaciones fuertes y que te facilitarán la papeleta para ir a trabajar. Y los fines de semana. Y las vacaciones. Y cuando la vendas para comprarte la siguiente.

Comparativa Yamaha TMAX vs Honda Forza 750: Cómo van (Opinión de Teo)
Lo primero que voy a comentar es que se disfruta mucho de ambas máquinas. Las dos proporcionan experiencias muy cuidadas y completas. Ambas son muy capaces y ofrecen acabados y tecnología de primer nivel, esto es indiscutible, pero cada una tiene sus particularidades.
Comentar que rodando con la Honda Forza 750 y, siendo un poco más alto de lo normal (yo mido 186 cms), debo decir que me siento mucho más cómodo en la Forza que en la TMAX, aunque la TMAX también me recibe perfectamente. La protección aerodinámica de la Forza me parece excelente y diría que un poquito mejor que en la TMAX.
Además, en la Forza puedo estirar las piernas para utilizar las plataformas delanteras sin ningún problema. En la TMAX también en realidad, solamente que un poco más recogido, pero en general, voy igual de bien en la Yamaha. La postura y la pisada de la Forza 750 me resultan un poquito más burguesas, como dice Pipe, una expresión que me gusta porque transmite muy bien su carácter: es muy cómoda, muy usable, muy útil, pero al mismo tiempo es muy capaz. Todo esto lo hace con una elegancia y un aplomo innegables.
El cambio DCT resulta particularmente destacable. Un cambio automático de doble embrague que es tan fino que, para un neófito, podría resultar indistinguible de un variador. Sin embargo, a nada que prestes un poco de atención, entenderás la moto y enseguida buscarás accionar manualmente sobre él, incluso en modo automático, usando las levas para subir y bajar marchas.

Me parece que la Forza 750 tiene unas inercias un poquito más notables que la TMAX y es normal porque también tiene un poquito más de peso. Además tiene una rueda delantera más grande, lo que hace que no sea tan ágil cuando las comparas directamente.
¿Significa eso que no se puede uno divertir con ella? Todo lo contrario, ¡es un cohete! va muy fina y va muy bien de parte ciclo. Un aspecto donde sinceramente creo que la Forza 750 es superior a la TMAX es en la frenada. El tacto de estos frenos Nissin me parece exquisito. La TMAX frena fantásticamente bien también, pero a mí me ha encandilado mucho más el tacto de los frenos de la Forza.
Ambas motos son muy fáciles de dar la vuelta y son ágiles a baja velocidad. Pero en estas lides también hay que destacar la rueda más pequeña de la TMAX y el menor peso, que hacen que sea notablemente más maniobrable.

Al cambiarme a la TMAX, que Pipe amablemente dejó en modo Sport, se nota automáticamente más maniobrabilidad, más manejabilidad, más agilidad. La aceleración es un tanto más macarrilla, con más chispa.
Es una moto que también se siente muy estable y tiene una pisada muy noble, pero de alguna manera es mucho más reactiva. La rueda más pequeña lo hace más divertido y no me parece que tenga menos estabilidad que la Honda. Respecto a los frenos de la TMAX, aunque me gustaron más los de la Forza, tengo que admitir que los frenos en esta TMAX son estupendos también, actúan de maravilla y ofrecen un tacto estupendo.
En la TMAX encuentro algo menos de espacio, pero aun así, sigue siendo un maxi scooter en toda regla, muy cómodo, y puedo usar las plataformas delanteras, aunque tengo que doblar un poco más las rodillas.
En ambos casos, con mi estatura, uso claramente el respaldo lumbar que divide los asientos. Ambos asientos y posturas de conducción me parecen cómodos. Sí que es cierto que la TMAX pide estar un poco más echado sobre el tren delantero, un poco más «al ataque», la postura es relajada pero un poco más atenta.

Me gusta muchísimo cómo acelera la TMAX porque transmite unas sensaciones que incitan a portarse mal. Es una moto muy muy divertida de conducir y sobre todo, tiene un “grano” muy fino de entrega de potencia. El acelerador se convierte en un instrumento quirúrgico que nos permite modular muy mucho, la velocidad a la que nos movemos. Esto es una ventaja muy notable cuando circulamos por ciudad o serpenteamos entre el tráfico de las vías de circunvalación.

Es muy difícil escoger entre una u otra, ambas están en un rango de precios comparable, salvando las opciones extra. Es cierto que ofrecen dos experiencias diferentes, pero lo que tengo muy claro es que eligiendo cualquiera de las dos, es fácil quedar satisfechos con la calidad y la capacidad del producto.
Mi humilde opinión es que, si tenéis un espíritu más relajado, sois un poco más grandotes y os gusta la estética de la Forza, yo me iría por la Forza. Cogería una TMAX si quisiera mantener un poquito más de chispa, divertirme un poco más y me gustara más su estética menos sobria. Son dos fantásticas motos, pero cada una tiene su carácter muy marcado.