Zontes es una marca cuyo crecimiento en España ha conseguido derribar muchos mitos en torno a la calidad de los productos fabricados en China. Su gama de motos de 125 cc le permite estar a la cabeza de las listas de ventas, mientras que sus motos de 310 cc gozan de muy buena aceptación. En un futuro cercano podremos disfrutar de más modelos de media y gran cilindrada, pues la agenda de lanzamientos de la marca va a ser muy intensa durante los dos próximos años. Hay que matizar que Zontes diseña, patenta y fabrica el 80% de los componentes de sus motos, recurriendo a marcas como Bosch para el ABS y la electrónica.
El objetivo de la marca es ofrecer una gama completa de productos que abarquen desde 125 cc hasta más allá de 800 cc e ingresar en el top 5 del ranking de ventas. Su incursión en el mundo del scooter comienza con el modelo que probamos hoy, el Zontes M310, si bien próximamente también aprovecharán la plataforma para el lanzamiento de una versión de 125 cc bajo los mismos pilares que caracterizan sus productos: fiabilidad, diseño y precio.
En el planeta scooter, la cilindrada en torno a 300 cc es un segmento muy competido, con rivales a babor y estribor. Así, podemos encontrar modelos como el Yamaha XMAX 300 (5.999 euros), Honda Forza 350 (5.950 euros), Malaguti Madison 300 (4.599 euros), SYM Cruisym 300i (4.499 euros), KYMCO Grand Dink 300 (4.399 euros), Ariic 318 (4.399 euros) o el MITT 330 GTS (3.695 euros). Para poder competir en una jungla tan frondosa, Zontes presenta un scooter más potente y ligero que la competencia, con un equipamiento que sienta precedente y que pondrá en aprietos a sus contendientes, sean Premium o no.
CARACTERÍSTICAS Y EQUIPAMIENTO M310
Si te preguntas si el Zontes M310 es un scooter deportivo o un GT, es difícil ser categórico porque, aunque su ADN es eminentemente deportivo por sus cualidades dinámicas, hay concesiones a la comodidad, como es la pantalla regulable eléctricamente en dos alturas o la presencia de dos plataformas diferentes para acomodar los pies. Atendiéndonos a la imagen, el diseño es espectacular. El frontal lo componen una serie de aristas que convergen en una óptica compleja de 4 elementos separados. La iluminación full-LED ofrece un haz de luz muy potente que sorprende por eficaz, un elemento tradicionalmente poco cuidado y que es esencial como elemento de seguridad para ver y, sobre todo, en ciudad ser visto.
Pero el corazón del M310 (y auténtico protagonista) es su motor, un monocilíndrico DOHC de 310 cc que entrega 33 CV de potencia y 32 Nm de par. Zontes ha elevado la compresión del cilindro a 11.8:1 y, como veremos más adelante, determina (para bien) la personalidad y comportamiento del scooter. El consumo (homologado, ya se sabe) es de 3 l./100 km que, junto a un depósito de 12 litros, garantiza una autonomía de unos 300 kilómetros. Esta autonomía puede variar en función de la alegría dispensada con el puño derecho en el empleo de sus dos modos de conducción: Sport y Eco. Por su parte, la transmisión por correa requiere de su cambio cada 20.000 kilómetros.
La ligereza es uno de los requerimientos de un scooter que va a compartir plataforma con el futuro modelo de 1/8 de litro. El empleo de dos radiadores más pequeños en lugar de uno grande ha permitido el empleo de un bastidor más corto, con una menor distancia entre ejes de lo habitual. Con 168 kilos en orden de marcha y 43º de giro de manillar para cada lado, nos hallamos ante el machete con el que te abrirás paso por la selva, pero con la precisión de un estilete. Los frenos están a la altura, con 265 mm de diámetro en ambos trenes y ABS Bosch de doble canal independiente delantero/trasero. Cuenta con control electrónico de presión y temperatura de los neumáticos, un elemento que, de puro práctico, debería ser obligatorio en todos los vehículos. Con que sus rivales tomen nota y lo incluyan en el futuro nos conformaremos.
Puede parecer que la orientación del Zontes M310 es puramente prestacional, cuando lo correcto es decir que no es solo prestacional. El triángulo pies-cabeza-puños permite una posición de conducción de lo más natural, sin estridencias. La doble plataforma permite varias ubicaciones para nuestros pies, si bien los más altos no utilizarán prácticamente la plataforma delantera. Con mis 178 cm de altura llego al suelo con holgura, incluso el scooter subido al caballete, pero no me queda pequeña. La altura del asiento (760 mm) es accesible a todos los tamaños. A la hora de moverla en parado no presenta ninguna dificultad (bendita ligereza) y aunque el túnel central es bastante alto, la estrechez del conjunto no presenta problemas. La pata de cabra permite su extracción fácilmente con el pie, pero es demasiado corta y no hay que confiar excesivamente en ella. Afortunadamente cuenta también con caballete.
Los estribos del pasajero están integrados en la silueta del scooter y son retráctiles. No dispone de tanto espacio como el conductor, pero el mullido para ambos es realmente confortable. Las asas, que terminan en la parrilla portabultos, también se confunden con las líneas de diseño del scooter, con una limpieza superior a la que presenta el frontal del mismo. De todos modos, parece imprescindible la instalación de un baúl si se quiere transportar algo, porque el espacio bajo el asiento solo alcanza para un casco integral, insuficiente para siquiera hacer la compra. Es el peaje a pagar por la compacidad de las líneas exteriores. Afortunadamente, hay una oferta de lanzamiento que da a elegir la instalación de un baúl Shad de 39 litros, o en su defecto, un año de seguro gratis.
Si hasta aquí parece sorprendente lo que ofrece el Zontes M310 por menos de 5.000 €, la sorpresa torna en asombro cuando nos asomamos al equipamiento. Lo que más llama la atención es la pantalla multicolor TFT, que permite cuatro modos de visualización de una cantidad de información ingente. Para su manejo y el control de los sistemas que incluye el scooter es preciso unas buenas piñas. Las del M310 están a la altura de una moto de turismo, tanto por ubicación como por manejo y porque ¡están retroiluminadas! Estos son los detalles que nos gustan en una moto que vamos a usar casi todos los días del año.
Si la capacidad de carga bajo el asiento es escasa, en el escudo disponemos de dos guanteras con cierre independiente y dos tomas USB para la carga de tus dispositivos. Una de las cosas que hemos echado en falta es la conectividad de la instrumentación con nuestro teléfono y tampoco es fácil encontrar una ubicación para el mismo si pretendemos usarlo a modo de GPS.
EN MARCHA
El briefing matutino de los responsables de Zontes sobre la M310 no hizo sino aumentar las ganas de probarlo. Los primeros minutos sirvieron para «toquetear» botones y calidades. La noche anterior pudimos comprobar en parado las bondades de la iluminación full-LED y sin haberla podido probar en marcha, creo no equivocarme si afirmo que es excelente. La terminación es muy buena y la calidad de la pintura también. No se aprecian desajustes ni el empleo de materiales baratos. La navegación por los menús a través de las piñas parece sencilla, pero las posibilidades son tantas que la marcha se inicia antes de que podamos bucear por sus profundidades.
La ruta comienza por Barcelona en tráfico urbano, su supuesto hábitat natural y enseguida muestra sus habilidades, mostrándose como un scooter reactivo al gas, los cambios de dirección y los frenos. Es un scooter que te pide marcha, porque no le cuesta arrancar, más bien al revés, lo está deseando. La entrega de potencia es instantánea, contundente y eficaz. El sonido del motor es el de una ronquera agradable, porque suena, pero no se siente. Los movimientos son fluidos y la sensación de calidad de componentes está presente. Las cotas de dirección y distancia entre eje son agresivas, pero es tu actitud la que determina como quieres rodar. La posición de conducción no es al ataque, pero si quieres atacas. Por supuesto, lo primero que hago es darle compulsivamente al botón de subir y bajar la pantalla para dilucidar cuál de las dos posiciones es más conveniente. Acabé por emplear la posición más alta, pero confieso que suelo hacerlo siempre. Contrastando impresiones con otros compañeros (de otras estaturas), me encontré con que la posición más alta molesta a las tallas más pequeñas, al hallarse el borde de la pantalla justo en la mitad de su campo de visión. El asiento es casi perfecto. Y digo casi porque sí lo es por comodidad, pero una vez abierto se mantiene así por medio de un muelle grueso similar al de las pinzas de tender ropa (más grande, evidentemente). Un pistón hidráulico hubiera sido mejor opción.
La estabilidad es buena y una vez salimos a las rondas de circunvalación pude notar que también recupera con alegría. Lo que no pudimos rodar es en carreteras abiertas y ver hasta dónde estira el motor. La ruta era de 60 kilómetros y entre el tráfico reinante y las carreteras de curvas no pudimos «estirar las piernas» y ver cómo rueda al límite de las velocidades legales, que por supuesto es capaz de superar holgadamente. Pero sí pudimos disfrutar de su comportamiento en carreteras de curvas donde se revela como eficaz y divertido. Su comportamiento es neutro y no es exigente con el conductor. Es capaz de rodar con tranquilidad y parsimonia y cambiar de carácter al requerimiento de tu estado de ánimo. Pocos kilómetros bastan para sentir plena confianza y buscarle las cosquillas, primero a los frenos, luego forzando el tren delantero a la entrada de los garrotes más acusados, para descubrir una pisada que transmite confianza y un motor muy capaz que te permite recrearte por tus tramos favoritos.
Todo este buen hacer se mantiene a la vuelta a la ciudad. No importa si ruedas en el modo Sport o el Eco, en el sentido de que siempre hay potencia y par; la diferencia está en el modo de entregarla. Una prueba a fondo nos desvelará hasta qué punto incide en el consumo el empleo de un modo u otro, pero al finalizar el recorrido (casi siempre en modo Sport) la autonomía indicada por el ordenador de a bordo todavía indicaba más de 300 kilómetros. Pero todavía más interesante será una comparativa con sus rivales más feroces, porque está servida la lucha por ver quién es el rey de la jungla (y el extrarradio).
