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Prueba Kawasaki Z900RS 2018: historia viva

Fotos: Javier Ortega
Kawasaki rememora el espíritu de su primera tetracilíndrica actualizando el concepto al emplear una base Z900 dotada de toda la tecnología necesaria para hacerla tan competitiva como efectiva entre las monturas neo-retro de última generación. El resultado engancha, ¡y mucho!

A principios de los ’70 Kawasaki lanzó su primera superbike, la Z1, una moto que revolucionó el panorama de las motos de gran cilindrada y competía directamente con la Honda CB 750 Four. El prototipo se completó en la primavera de 1971, pero la Z1 definitiva fue presentada en el Salón de la Moto de Colonia de 1972. Su gran manejabilidad unida a un potente motor (82 CV) para los estándares de la época, hicieron las delicias de los motoristas de medio mundo, alcanzando los 210 km/h de máxima. El carácter indómito y salvaje de las Kawasaki de 4 tiempos se gestó con este modelo, con permiso de sus “H-ermanas” de 2 tiempos. Evolucionó hasta 1980 con tres denominaciones distintas: Z1 (1972-75), Z900 (1976) y Z1000 (1977-1980). Las preparaciones con este saga de modelos son numerosas y hay excelentes especialistas japoneses tanto para variantes de calle como de competición.

Diez años después de la Z1000, Kawasaki recuperó ese concepto en forma de Zephyr 1100, vigente hasta el cambio de siglo. Por otro lado, las ZXR1100/1200R reverdecieron los laureles de la Kawasaki KZ1000S ganadora del AMA SBK en 1981-82 con Eddie Lawson, unas muscle-bike realmente atractivas fabricadas entre 1997 y 2008. La montura neoclásica del catálogo, la W800, también dejó de fabricarse el año pasado por lo que ya no quedaba nada con sabor vintage en el catálogo de Kawa. Por ello, una vuelta a los orígenes siempre es bien recibida cuando todo lo vintage está de moda y tu competencia tiene opciones tan interesantes como la BMW R nineT, Honda CB1100RS, Ducati Scrambler 1100 o Yamaha XSR900.

La Kawasaki Z900RS (12.999 €) es una de las principales novedades de ese año y fue presentada en la última edición del Salón de Tokyo, dejando para el EICMA de Milán una segunda versión más deportiva de apellido CAFE (13.499 €), diferenciándose de la estándar por el color, cúpula, manillar (más bajo) y asiento. La Z900RS no tiene nada de antiguo, sólo el diseño, y para dar a luz este modelo se ha partido de una base tan sólida como es la Kawasaki Z900, vigente desde el año pasado.

Lejos de cambiar el depósito y ya, se han realizado numerosas modificaciones que le otorgan una personalidad propia y optimizan el funcionamiento del conjunto para un uso plenamente actual en todos los ámbitos. La potencia del tetracilíndrico en línea de 948 cc desciende 14 CV (ahora 111 CV), la cifra de par máxima llega 1.000 rpm antes (98,5 Nm a 6.500 rpm), está menos comprimida (10,8:1) y tiene una sexta más corta. Por si fuera poco, no le falta control de tracción (2 niveles de intervención, desconectable), embrague asistido antirrebote, iluminación full-LED, pinzas de freno del. radiales, bomba de freno del. radial, ABS Nissin, horquilla invertida multirregulable de 41 mm, amortiguador trasero horizontal, toma de corriente, instrumentación mixta analógica-digital, basculante de aluminio y manetas/estriberas regulables.

A los mandos de la Kawasaki Z900RS te sientes muy cómodo

En marcha

Observando detenidamente la Z900RS en parado aprecias ciertos detalles que se muestran como guiños al pasado, como la pintura marrón/naranja “purpurinada”, el faro delantero redondo, el asiento corrido con costuras dobles, el aleteado exterior de los cilindros para simular los motores de aire antiguos, unas llantas de palos que juegan ser de radios, el escape cromado, los tornillos del subchasis o la instrumentación con numeración seventees.

Subirte en esta Kawasaki Z900RS es tan natural y fácil que te sorprende, al igual que su ergonomía, perfecta en lo que a comodidad se refiere. Es una moto en la que vas totalmente “encima y no dentro de ella”, nada forzada e igualmente válida y confortable para el pasajero, que está al mismo nivel que tú. Manillar ancho, cuerpo centrado y vista focalizada en la carretera y el paisaje, firmada también por la pareja de relojes “clásicos” con aro cromado: sensación de libertad máxima.

Llantas de 17

El ronroneo del motor es muy agradable y tiene un toque de antaño que le sienta de perlas, en parte acrecentado por el silencioso de titanio Akrapovic que monta nuestra unidad de pruebas y que se vende como accesorio (918 €). En marcha rápidamente notas la aceleración de este motor: aunque tiene menos potencia que la Z900, empuja antes y tiene unos medios deliciosos, tan enérgicos como utilizables, dibujando una curva de potencia constante y sin altibajos. El primer golpe de gas es muy contundente y directo, parece que estás pegado al asfalto con una pegada similar a la de un vehículo eléctrico. Carece de vibraciones y sólo expuesto en autovía con mucho viento en contra puede incomodarte.

Por ciudad o a baja velocidad verás el indicador “Eco” en el display de la instrumentación, signo inequívoco de que estás realizando una conducción de libro. El accionamiento asistido de la maneta de embrague es pura mantequilla y con poco recorrido ya engancha, siendo realmente adictivo. El radio de giro es amplio y facilita las maniobras, pero las carreteras secundarias son su escenario preferido. Dibujando las curvas de tu carretera favorita te dejas llevar firmemente y sin cortapisas, como si la conocieras de toda la vida. Todo lo hace fácil y sorprende por la gran agilidad que consigue el bastidor de acero tubular ex-Z9, con una geometría revisada que incide en este aspecto (el avance es menor que en la hermana naked sport, con 98 mm en vez de 103 mm). Los reglajes son correctos para cualquier uso, aunque se agradece un tarado más duro en conducción deportiva. Sólo tienes que vigilar que las estriberas no rocen con el suelo cuanto te “calientas”, apoyado en un amortiguador algo seco de reacciones. Sus 215 kg declarados en orden de marcha están muy bien repartidos y aprovechas lo mejor de cada movimiento para que tu rostro esboce una sonrisa.

Su depósito de gasolina (17 l.) te permite cubrir sin esfuerzo 300 km sin repostar demostrando que el gasto de la Z900RS es muy contenido gracias a lo “afinada” de su electrónica. No olvidemos que dispone de control de tracción con dos niveles de intervención (1 menos intrusivo), una ayuda que en ningún momento de la prueba entró en funcionamiento pero que siempre se agradece llevar activada (desde el botón gris de la piña izquierda navegas por el menú y manejas el KTRC).

Relojes de estética clásica y display central multi-información

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