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Prueba BMW F750GS 2018: polivalencia para todos los públicos

Fotos: BMW
Asistimos a la presentación nacional en Cuenca de las dos nuevas opciones que nos propone la marca bárbara en lo que a trail de cilindrada media se refiere, uno de los segmentos más populares y reñidos del mercado: BMW F750GS y BMW F850GS. Empezamos por la más asfáltica, probándola a lo largo de las carreteras que rodean la Ciudad Encantada.

Las siglas GS, como bien conoce el lector, es la abreviatura de Gëlande Strasse. Mientras que la letra G significa terreno, la S quiere decir carretera. Teniendo en cuenta este detalle lingüístico, podemos decir para empezar a definir esta BMW F750GS que lleva su ‘G’ en minúscula, mientras que la ‘S’ resalta en mayúscula, con una orientación más cercana al asfalto, aunque no por ello va a hacer ascos al paso por una pista de tierra con un punto más allá de la mera dignidad. Nosotros tuvimos la oportunidad de probarla en asfalto, si bien es verdad en algunos momentos del recorrido pasamos por él en circunstancias verdaderamente extremas, mientras nos caía encima uno de esos aguaceros primaverales que han llegado a hacerse cotidianos en este segundo trimestre de 2018.

El caso es que, al final, la prueba de esta F750GS bien pasada por agua resultó mucho más reveladora de lo que pudiera presumirse en un principio, al sacar a relucir las nobles aptitudes que ponen sobre la carretera tanto su nuevo conjunto ciclo como su propulsor de 853 cc, también absolutamente nuevo. Pero, antes de pasar a la acción, repasemos las nuevas aportaciones que trae al mercado esta trail media alemana presentada mundialmente en EICMA 2017.

En cuanto a sus formas, mantiene la línea curvada dibujando una ese que caracterizaba a las anteriores GS, si bien la chepa que forma el depósito es ahora más pronunciada, para ofrecer una ergonomía que integra con algo más de facilidad el físico del motorista. En el frente, la figura que dibuja la luz diurna representa una llamativa firma que BMW proyecta en la distancia para distinguirse de cualquier otra moto, mientras que por la noche un grupo LED se encarga de iluminar nuestro camino con una eficacia que se agradece.

Por otro lado, la F750GS se soporta sobre un nuevo chasis de acero con arquitectura de doble viga, que utiliza el motor como elemento clave para su consistencia, y que emplea igualmente el acero en la pieza que sirve de unión con el basculante. En cuanto al nuevo bicilíndrico en línea, adelantamos en noviembre, antes de la prueba dinámica, que desaparece la biela ciega de los anteriores para montar ahora dos ejes contrarrotantes que se encargan de equilibrar el nuevo ciclo de explosiones cuyos efectos veremos a continuación.

Si tomamos como referencia la anterior F700GS, sin duda encontremos la diferencia más llamativa en la situación sobre la que se ha montado el manillar. Ahora es más alto y sitúa sus puños algo más atrás, con lo que esta nueva 750 se percibe más trail, se siente más GS que la 700. En cuanto a las estriberas, quedan más bajas, dejando las piernas en una postura muy relajada, al mismo tiempo que facilita la conducción puestos en pie para transitar por alguna de las pistas en las que la F750GS funciona con soltura. Y al hablar del asiento, dejamos sus diferentes alturas para otro apartado, adelantando en éste que se siente con el mullido suficiente para resultar cómodo, al mismo tiempo que se muestra con la consistencia mínima para sentir la moto con suficiente precisión.

Con la BMW F750GS en carga neutra

En marcha

Desde el primer momento, esta F750GS se siente ligera, dócil y muy manejable, haciendo olvidar las 19 pulgadas con las que rueda su llanta delantera, y ofreciendo un control que, para dar una idea, permite mantener su equilibrio en parado durante varios segundos, sin plantar los pies en el suelo, a poca habilidad que tengas para jugar con la gravedad. Y lo que resulta más sorprendente: se consigue, prácticamente, desde el primer metro recorrido. Esta sensación de dominio, tan inmediata como absoluta, sin duda resalta como una de las cualidades más destacables para todo principiante, pero también, qué duda cabe, para aquél que quiera llevar una conducción apacible y despreocupada, aunque su currículum de motorista aglutine ya algunas vueltas de su cuentakilómetros particular.

A la hora de girar la F750GS para entrar en el viraje, percibiremos cómo la maniobra se ejecuta con rapidez y con una notable precisión, que no se ve afectada por ese recorrido laxo que muestran las suspensiones en sus primeros milímetros, destinado al tránsito por caminos que quedan fuera de la carretera. Igualmente, esta nueva trail media cambia de dirección con el mismo desparpajo, sin necesidad de obligarla, por ejemplo, clavándole la rodilla exterior en la sien del depósito, debajo de las prácticas solapas que dibujan su perfil superior.

Lateral del bicilíndrico de 853 cc que monta la BMW F750GS

Por otro lado, la confianza que ofrece en la inclinada nos llevará a rozar las estriberas con relativa facilidad en los ángulos más cerrados, aunque la tumbada en esas situaciones no va ser baladí, ni mucho menos. Y a la hora de negociar las curvas más rápidas, enlazadas entre sí para formar esas eses que provocan uno de los vaivenes más placenteros para el motorista, la F750GS no pierde la compostura, pese al tacto con su punto off road, tanto de la horquilla convencional con barras de 41 mm como el amortiguador con 177 mm de recorrido. Y es que la rigidez del chasis construido en acero se deja sentir para que la moto no se descomponga con oscilaciones parásitas, por muy violentos que seamos al tirarla a un lado y al contrario.

El nuevo propulsor bicilíndrico en paralelo de 853 cc ofrece una entrega muy particular que tiene su origen en un sistema de encendido que sin duda le va resultar familiar al lector. La cadencia que separa el momento de explosión de cada uno de los dos pistones es de tan sólo 90º, con lo que este bicilíndrico en línea transversal ofrece un carácter semejante a uno configurado en uve, mientras que mantiene la complicidad propia del twin. El desarrollo de los 77 CV que rinde este nuevo ocho y medio se siente repleto abajo y robusto en la franja media del cuentarrevoluciones, empujando de una forma tan progresiva y predecible que ni siquiera sorprenderá a las manos más inexpertas. Su forma de acelerar es tan llena y lineal que hace casi innecesarios los cuatro modos de conducción que ofrece, resultando probablemente más fácil que el motorista, a poca experiencia que tenga, ajuste y regule su tacto personal con el acelerador.

Con la BMW F750GS sobre los adoquines empapados de la Cuenca monumental

Bajo la lluvia

Nuestra prueba, desarrollada sobre un espectacular recorrido que bordeaba los prehistóricos parajes de la Ciudad Encantada, comenzó con el suelo mojado, pasó por algún tramo mixto, alternando seco con mojado, y terminó con un recorrido prácticamente submarino bajo un implacable aguacero. Este tramo final, remojón aparte, nos vino que ni al pelo para hacer un test intensivo de las bondades que ofrece esta nueva trail media en unas condiciones tan particulares.

Así es, hemos podido comprobar cómo la conducción en mojado de esta F750GS transmite tanta confianza, que, rodando, rodando, puede llegar a resultar un verdadero placer, dejando al margen las molestias de mojarse.

Ese ajuste más bien blando de las suspensiones en su primer recorrido, las manos colocadas en una posición elevada, los pies situados en el punto medio longitudinal de la moto, para afianzarlos bien cuando aceleramos durante la segunda mitad del viraje, y el brazo de palanca que ofrece el manillar la convierten en una auténtica campeona de la lluvia. Y, como habrá advertido el lector, hemos dejado el control de tracción*, lo mismo que el modo Rain de conducción, fuera del pequeño inventario acuático con el que cuenta la F750GS, y que la convierten en un valor añadido, un sólido refuerzo, para sentirse más seguro y tranquilo, hasta el punto de despejar cualquier preocupación sobre el asfalto mojado.

Abriendo gas sobre el asfalto húmedo

Frenada

En el primer momento de una frenada realmente exigente, la horquilla se hunde con facilidad, tal y como venimos describiendo. Este detalle aporta una particular bondad para las manos más inexpertas, con un tacto para la maneta del freno aún por pulir. Y es que la caída más frecuente del principiante, junto con la que puede sufrir en parado o en maniobras de garaje, es la que llega a consecuencia de ese fenómeno conocido como “el manotazo del pánico”. Esta BMW F750GS ofrece un tacto muy progresivo y dosificable en los primeros milímetros de su recorrido, para que la maneta coja cuerpo a continuación, ejecutando una frenada contundente y sobrada para los ritmos que puede alcanzar el propulsor de 853 cc.

Ese primer tramo de la maneta dará un margen al motorista novel en el momento de sufrir uno de sus frecuentes sustos, aunque no basta en muchas ocasiones, porque su instinto de supervivencia le hace perder la escasa capacidad de dosificar la frenada que guarda en su mano, y lo consume en un violento zarpazo. Es entonces cuando la horquilla de esta trail muestra su capacidad para absorber esa brusquedad, muy superior, por ejemplo, a la de cualquier naked del mercado. Por lo que, también en la frenada, se muestra como uno de los modelos más válidos tanto para los principiantes como los más despreocupados, o despistados, sin ir más lejos, como el propio autor de este reportaje.

Por último, en lo que a la frenada se refiere, el ABS es desconectable, lo mismo que el ASC.

Detalles

Si tiene cierto sentido catalogar a la F750GS como trail media, o media-alta, el equipamiento con el que puede salir del concesionario, si la pedimos con todos los extras que ofrece el catálogo particular de BMW, resulta digno de toda una gran turismo.

El más llamativo de todos, por su luminosidad y por el lugar protagonista que ocupa, es la pantalla TFT, ofrecida como extra, que realiza una puesta en escena que podemos calificar de cinematográfica, cada vez que giramos la llave de contacto. La información que ofrece, una vez en marcha, es tan diversa como legible, algo ya presumible por su generosa amplitud.

Los retrovisores, tanto por su diseño y extensión como por su posición sobre el manillar, ofrecen una visión excelente de lo que se avecina por nuestra retaguardia, mostrando un reverso convexo con su efecto aerodinámico.

BMW F 750 GS 2018

Hemos dejado el asiento para este apartado, en lugar de tratarlo en el de la posición, dado que BMW ofrece cuatro alturas diferentes. La F750GS de serie baja 5 mm con respecto a la anterior 700, situando ahora nuestras posaderas a 815 mm del suelo. El asiento Plus Confort y el asiento bajo, que se ofrecen opcionalmente, se elevan hasta los 830 y los 790 mm respectivamente. Por último, la versión de “moto baja”, también con el asiento bajo y opcional, sitúa su altura en los 770 mm. Todo un abanico de elevaciones que van desde estos 770 hasta los 830 mm.

El parabrisas de origen no es regulable y resulta realmente escueta. Y no hacemos esta afirmación pensando en la medida de un servidor (1.91 m), sino pensado en las tallas mayoritarias de los motoristas. Por ello BMW ofrece una más alta como extra, aunque su extensión no sea precisamente la más generosa del segmento.

Packs opcionales

Como en otros modelos de la marca bábara, su catálogo de extras ofrece varios paquetes, cuatro en este caso, y una lista de diez elementos que se pueden añadir a la parrilla portaequipajes de serie, con lo que difícilmente se podrá encontrar juntas dos BMW F750GS iguales. Por todo ello, pensamos que es preferible recomendar al lector que consulte la web de BMW para encontrar la combinación que personalice su sueño particular sobre este modelo.

En cuanto a la pintura y colores de diversos elementos, la F750GS se ofrece en tres formas: Rojo Racing, acabado Rallye y acabado Exclusive.

BMW F 750 GS 2018

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