Existe una creencia popular de que “los escapes ruidosos salvan vidas.” Su veracidad no está demostrada y salvo casos puntuales, en el momento en el que se sobrepasa el umbral permitido por ley, lo cierto es que las molestias son mucho mayores que los posibles beneficios.
No vamos a negar que una moto con un escape de competencia suele sonar mucho mejor. Ya no sólo por la merma en las restricciones internas sino por el simple material con el que están fabricados. Pero hacer ruido por hacer, eliminando el dB-Killer no es más que una nueva muestra de falta de empatía hacia el resto de la sociedad.
En India el asunto de los escapes ruidosos empezaba a ser demasiado grave. Y es que la modificación e instalación de escapes artesanales en las Royal Enfield está a la orden del día como una forma de estatus social, con lo que las ya de por si ruidosas carreteras de La India son un verdadero infierno para el aparato auditivo. Por ello las autoridades locales han decidido atacar el asunto de una forma contundente.
Así cuando detectan que una moto puede estar circulando con un escape ilegal, le paran para realizar la pertinente prueba de ruidos. En caso de que supere los límites establecidos, además de la sanción económica las motos son inmovilizadas hasta que se le desmontan los escapes que son destruidos a continuación de las formas más variopintas: a martillazos, con cizallas hidráulicas o incluso con una apisonadora.
No parece tan mala idea poner en práctica un sistema parecido en algunos casos…
