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Nueva Honda CBR: tremenda, única… ¿y la última?

La CBR1000RR puede ser el canto de cisne de las superdeportivas de calle
Fotos: Honda
Honda acaba de presentar su nueva moto de carreras: sí, es una superdeportiva de calle, pero realmente es la base de la moto con la que correrán en SBK. Han pasado 30 años desde aquella fantástica RC-30, y seguro que dentro de otros 30 años no habrá otra igual. Bueno: ni dentro de 30, ni quizás dentro de 5 años...

La progresiva limitación de los motores de gasolina, debido a las normas anti-emisiones, nos ha acostumbrado a ver cada vez más limitadas las motos deportivas. Pese a ello, y no con poco esfuerzo (que se traduce también en precios finales al alza), hasta ahora los fabricantes han conseguido mantener una evolución positiva y hemos vivido una escalada constante de potencia: si hace treinta años las deportivas de entonces apenas superaban los 100 CV, ahora duplican esa cifra. Con lo potente que recuerdo nos parecía la Yamaha FZR1000 Exup de 145 CV hace más de 25 años, quién nos iba a decir que sería normal tener deportivas equivalentes a ella con 200 CV… y más ligeras, eso sin contar con la evolución de suspensiones y electrónica de control, fundamentales ahora.

Pero esta evolución es algo que va a tener un final. Parecía que la norma Euro4 iba a “parar” definitivamente este segmento, y no lo consiguió, pero la Euro5 lo hará y, si no, será la Euro6 que venga después. O, directamente, la prohibición de vender motos con motor de gasolina, que parece vendrá más temprano que tarde. Normas de emisiones aparte, estas motos también están limitadas a un uso intensivo en circuito dadas sus prestaciones y los límites y controles existentes en carretera… por no hablar de las penas (más que multas) posibles con una moto capaz de superar los 200 km/h en pocos segundos en cualquier carretera (limitada a 90).

Bielas de Titanio, pistones de MotoGP, tratamientos antifricción internos a la última… ¡la nueva CBR es un pepino!

Honda ha tenido que invertir mucho para poner la nueva CBR1000RR en la calle, y de ahí a los circuitos de Superbike. Lo más importante: nuevos moldes para que naciera ese motor tan especial. Después de años de soñar con una deportiva V4 heredera de las RC30 y RC45, “hermana” de la MotoGP (y tras la relativa frustración de la RC213V-S, carísima, exclusiva y algo absurda), Honda ha volcado su saber hacer en un motor tetracilíndrico en línea lleno de “trucos” pensado para correr. Da para un artículo aparte, pero desde algunos tratamientos aplicados a las partes metálicas (el motor podría girar al ralentí sin aceite y no griparlas) hasta la misma definición de su diámetro por carrera (de MotoGP, sin más) o el uso de bielas de Titanio (hasta ahora algo exclusivo de RC30, RC45 y la RCV213), esta moto es, en resumidas cuentas, “un pepino”. Honda fabrica millones de motos e invertir en un motor nuevo para una moto que se venderá de forma limitada, ejemplifica su compromiso. Piensa cómo amortizan los motores 125, los 500 o los 750, por ejemplo….

Pero como decía, esto se acabó. No creo que ninguna otra marca vaya a desarrollar un motor entero a este nivel: como mucho Kawasaki, Yamaha, BMW o Suzuki (o Ducati o MV Agusta) evolucionarán lo que tienen, que todavía algo de recorrido les queda, se adaptarán como puedan a las normas para mantener la moto en la calle para poderla usar en los circuitos de SBK. Pero estoy casi seguro de que no nacerá otro motor “desde cero” como éste que acaba de regalarnos Honda (es un decir: me refiero como regalo a quienes nos gustan la técnica y las motos deportivas). 

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