No es la primera vez que podemos observar cómo funciona un motor de moto cuando se pone en marcha. Hace un tiempo vimos lo que sucedía dentro de un motor de cuatro tiempos y ahora ha llegado el momento de ver cómo funciona un motor de dos tiempos a cámara lenta. Puede que siempre te lo hayas preguntado e incluso que tengas clara la diferencia de los tiempos en los motores y lo que significa, pero verlo de una manera tan evidente es algo que no suele suceder.
Antes de nada hay que decir que se trata de un experimento que busca, precisamente, mostrar el funcionamiento del motor y que estamos ante un motor funcional con su mezcla de gasolina, aceite y aire y la combustión. Realmente así como ves en el vídeo es un motor de dos tiempos y es así como sus elementos funcionan. Obviamente no será fácil ver un motor de este estilo por la calle y el motivo es muy sencillo: el cilindro está fabricado con metacrilato. Es, por tanto, operativo pero por un tiempo muy limitado y esto debe ser la primera lección, se necesita una buena aleación para conseguir ligereza, eficiencia y durabilidad.
Lo primero es el cilindro, que como ves es el bloque con un hueco en medio y ese hueco en medio es la cámara de combustión donde va a suceder la magia. Para que eso sea así hace falta más que un agujero, necesitamos que entre el aire, la gasolina con aceite, un lugar para la bujía… vamos todo lo que hace que un motor sea más que un poco de metal y pase a ser una máquina. Ya antes de ponerlo en la moto, vemos el trabajo tan elaborado que llevan a cabo y hay que decir que ese cilindro le falta el sistema de disipación de aire ya que no es refrigerado por líquido y el recubrimiento. Sin estas dos características y aunque el motor llegue a ser operativo su durabilidad será mínima. En este caso juega a su favor el hecho de que el metacrilato con el calor se va a ir deformando y no habrá gripaje, pero si fuera de metal sería un problema.
Pero volviendo al funcionamiento, una vez tienen todo terminado y encajan el cilindro en el resto del bloque motor además de ponerle las piezas correspondientes (pistón, biela, toma de admisión, anclaje del escape…) llega el momento de probar que todo funcione. Un detalle muy importante es el de la lubricación y, claro, un poco de aceite en el interior y hacer los primeros ciclos sin arrancar es siempre fundamental. Además vemos que también la tapa del cárter y la cuba del carburador son transparentes, así que hay más dónde fijarse.
Una vez llega el momento de ponerse en marcha se aprecia muy claramente cuando sucede la combustión y lo rápido que se mueve para arriba y abajo el cilindro, pero poco más. De hecho la explosión del combustible parece casi un pequeño fuego contínuo que no deja ver a tiempo real lo que pasa. Sin embargo, cuando llega el punto de la cámara lenta se pueden apreciar cada uno de los detalles de los ciclos, especialmente cuando lo terminan de poner a punto. Cuando el pistón está en la parte alta, comprimiendo la mezcla, salta la chispa que prende y envía el pistón a la parte baja del cilindro sacando los gases quemados a la par que entra la mezcla y el pistón está subiendo para comprimirla y volver al inicio. Ese es el motivo por el que el motor de dos tiempos es más “salvaje” ya que siempre está funcionando y, también, menos eficiente en cuanto a consumo ya que parte de la mezcla sin quemar se va por el escape.
Después de muy poco uso llega el momento de desmontar el invento y es entonces cuando se ve el deterioro del que hablábamos anteriormente observándose claramente el efecto del fuego tanto en el cilindro como en la zona del escape y del roce del pistón en las paredes de un cilindro que, aunque de vida breve, nos ha dejado ver la esencia de los dos tiempos.