El increíble trabajo de ingeniería que ha incorporado el equipo de fábrica a la sinuosa TFC1-Bobber comienza por un *chasis rígido de doble tubo con basculante monobrazo, una suspensión delantera con horquilla Fox ajustable desde el manillar y una pinza de freno delantera radial Brembo de cuatro pistones.
Los elementos estructurales del chasis se han unido mediante un adhesivo especial para lograr un acabado pulcro y sin soldaduras. Además, el tradicional asiento monoplaza de posición ajustable cuenta con un amortiguador Fox e integra luces LED Radianz que potencian su esencia contemporánea sobre una base clásica, reforzada por sus ruedas de radios y sus elegantes escapes rectos. Estos han sido construidos mediante un sistema de doble pared que permite mantener el acabado cepillado sin que se decolore por calentamiento
Para que la electrónica no afeara la imagen, el equipo dio con una inteligente solución: incorporar el depósito de la Bonneville del 69 (dividido en dos para el mercado americano) y utilizar una mitad para el circuito eléctrico y otra para el combustible.
Tampoco se ven, ocultas en el interior del sorprendente motor bicilíndrico girado, las horas y horas de trabajo en el estudio y el taller para modificar y recolocar los tensores de la cadena de distribución y los orificios de lubricación, rediseñar las líneas de lubricación y recalcular la distribución para adaptarla a los árboles de levas girando en dirección opuesta.