Pocas motocicletas me han producido un nivel tan alto de satisfacción como la Suzuki GSX-R750 SRAD del año 1999 que disfruté durante una temporada. Aquella montura siempre había planeado sobre los planes de mis futuras adquisiciones cuando solamente era un chaval de apenas 18 años.
Básicamente, porque aquella estampa, diferente a todo lo que se comercializaba en aquel momento, junto al portentoso tetracilíndrico de 748 cc y casi 130 CV de potencia, se convertían en un afilado cuchillo dentro y fuera de una pista, y eso llamaba mi atención peligrosamente.
A este funcionamiento explosivo ayudaba sus contenidos 194 kilogramos en orden de marcha, convirtiéndose en la motocicleta más efectiva de su era, con relación a precio/prestaciones, hasta la llegada de la Yamaha R1 en 1998. Aun así, a día de hoy, sigue «poniendo firme» a casi cualquiera que ose plantarle cara.
Ya ni hablamos si realizamos una preparación del estilo a la que ha llevado a cabo Revv Motorcycles sobre una unidad de inyección de 1998 que ha dejado literalmente como si la estrenaras 25 años después.
Este proyecto personal de un holandés llamado Ammar pone de manifiesto como la Suzuki GSX-R750 SRAD mejora con el pasar de los años. Porque no nos olvidemos que el modelo, a pesar de sus increíbles prestaciones, nunca fue un superventas. A ello influyó, y mucho, su mencionada y atrevida silueta con el famoso “culo de avispa”, que posteriormente adoptaría la segunda generación de la Aprilia RS250.
A imagen y semejanza de la RGV500 con la que Kevin Schwantz se haría con el mundial en 1993, la Suzuki GSX-R750 SRAD es hoy ya, por derecho propio, todo un icono de las denominadas Old School.
Suzuki GSX-R750 SRAD by Revv Motorcycles
Pero volvamos a la historia de Ammar, la cual hemos conocido por medio de los compañeros de Pipe Burn, y su preciosa GSX-R750 SRAD de 1998. Según cuenta el propio protagonista de esta aventura:
“Todo comenzó hace aproximadamente un año y medio. Siempre quise tener una motocicleta de carreras de los 90, esa con la que he estado soñando. Estructura clásica de los faros, barras de hierro que sostienen los carenados en el frontal y un colín grande y voluminoso. Después de una investigación exhaustiva, decidí comprar la Suzuki GSXR 750 de 1998, que tenía tanto el aspecto clásico pero con toques modernos como la inyección de combustible”.
Así que, coincidiendo con su 35 cumpleaños, Amar se autorregaló este ejemplar de Suzuki GSX-R750 SRAD con tan solo 21.000 km. Posteriormente, dedicó un tiempo a disfrutarla, tal cual estaba, tanto en pista como en carretera, así como a realizarle los mantenimientos pertinentes.
Pero Ammar quería una motocicleta especial y única, así que empezó a comprar todos aquellos repuestos necesarios para esta preparación usando el programa de repuestos de Suzuki para Old School y modelos clásicos.
Hecho la idea tocaba ponerse manos a la obra y lo primero en lo que decidió trabajar fue en la frenada. Ammar descubrió que hay un kit de adaptación para poder montar pinzas Brembo en sustitución de las Tokico de 6 pistones que monta de serie y aprovechó para montar un kit de latiguillos metálicos.
Sobre esto comenta: “A lo largo de la restauración de la moto, estuve en contacto constante con Mim Motor. Confiaba plenamente en él porque también tenía un SRAD de 1996. Conocía muy bien cada tornillo”.
Llegado el momento Ammar optó por hacer una restauración total de la Suzuki GSX-R750 SRAD, desarmando la moto hasta el último tornillo, así que recurrió al propio especialista turco Mim Moto. Así que siguiendo el plan la moto se envió a Turquía y se reconstruyó desde cero con todos aquellos recambios que su propietario había ido recopilando en el último año y medio.
Ammar comenta: “Después de enviar la bicicleta a Estambul, tuvimos que decidir sobre el diseño. Me inspiré en el diseño del Porsche 935 Moby Dick ‘J.David’, que me encanta. Adaptamos la paleta de colores y líneas a la carrocería de la moto. Después de meses de pruebas, nos decidimos por este diseño. El diseño de avispón en la cola, el aspecto frontal blanco, la eliminación de los faros delanteros originales… y más».
Todo el proceso de pintura y montaje llevó aproximadamente dos meses de trabajo y además se revisó por completo la parte mecánica y de chasis. También se montó un silenciador Yoshimura que se encarga de afinar las notas musicales que emana el propulsor de esta Suzuki GSX-R750 SRAD.
¿Se puede pedir más a una Old School…? Si por pedir es, que esta Suzuki GSX-R750 SRAD fuera nuestra, ¿no? ¡Enhorabuena a Revv Motorcycles por este increíble proyecto!.