El balance de la DGT de la siniestralidad en la circulación durante el verano se ha cerrado con un incremento del 2 por ciento con respecto a 2014. En los meses de julio y agosto fallecieron en las carreteras españolas 225 personas, cinco más que en 2014. Se ha reducido el número de víctimas en turismo y furgoneta, pero ha crecido de forma preocupante el número de accidentes motociclistas, tanto de motos como de ciclomotores, con un total de 51 fallecidos, un 30 por ciento más que en 2014, cuando murieron 39 personas, un balance que rompe con la tendencia descendente registrada en 2014.
Ha habido cinco fallecidos más en moto (42) que en 2014, mientras que en ciclomotor el número de víctimas pasó de las 2 del año pasado a las 9 de este, lo que supone un crecimiento del 250 por ciento, una cifra que preocupa en el sector. Todavía hoy, incomprensiblemente, sigue habiendo muertes por no usar el casco: cuatro de los fallecidos circulaban sin esta medida de protección.
María Seguí, directora general de Tráfico, ha explicado que una de las causas del incremento de la siniestralidad está directamente relacionada con el incremento de los desplazamientos. Este año la DGT ha registrado un 3,4 por ciento más de actividad en la carretera. El 27 por ciento de los siniestros tuvieron lugar en vías que la DGT tiene identificadas como de especial peligrosidad. El 85 por ciento de los siniestros con víctimas se ha producido en la red secundaria, mientras que los accidentes en autovía y autopista se han reducido en un 28 por ciento.
La mayor antigüedad del parque móvil también tiene relación con el incremento de la siniestralidad, a juicio de la DGT. La edad media de los vehículos implicados en siniestros es de 11,7 años (10,2 en 2014), y en el caso de las motos llega a los 14,2 años. Aunque la directora de la DGT no lo ha comentado, la ausencia de incentivos para la renovación del parque motociclista, como el Plan Prever del que han disfrutado los automovilistas hasta en ocho ediciones, es una causa de este acusado envejecimiento.
En el balance del año, sin embargo, la cifra de fallecidos es inferior que en el mismo periodo de 2014: 727 fallecidos frente a los 743 del año pasado. Las comunidades de Cataluña, País Vasco, Castilla y León, y Castilla-La Mancha son los que mayores incrementos en la siniestralidad han registrado.