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Prueba Rieju Tango 2.0 2019: una 125 capaz de todo

Fotos: Rieju
Hay motos que por sus características o por su diseño uno no sabe cómo "etiquetarlas" a la hora de hablar sobre ellas. Esto es lo que nos pasa con la Rieju Tango 2.0 una moto urbana con la que podemos movernos por carretera y disfrutar del campo, en resumen, una 125 que tiene la capacidad de adaptarse como un camaleón y, además, de manera extremadamente divertida.

Aunque soy relativamente joven, bueno tampoco tanto que ya me llaman señor si a algún crío se le escapa la pelota, cuando era un niño todavía pude ver, aunque no disfrutar, de diferentes marcas españolas que como podían sobrevivían a la modernización del país y a su apertura al exterior. El caso es que una tras otra fueron desapareciendo o, en el mejor de los casos, pasando a manos de capital extranjero o fondos de inversión. Pero de entre todas aquellas marchas hay una que todavía perdura, Rieju. De hecho, con sus más de 75 años a cuestas sigue siendo una empresa familiar que, además, va saliendo de la crisis con nota.

Una vez superado lo más duro, tocó coger las fuerzas que quedaban para volver a coger velocidad de crucero, una velocidad de crucero en la que la marca vuelve a crear empleo, vuelve a ser un motor económico de la zona y continúa creando y lanzando nuevos modelos. Hace no mucho pudimos probar parte de la gama 125, con la Rieju Century, Strada y MRT y también hemos podido subirnos a su apuesta eléctrica, la Nuuk Pero viajamos hasta Roses (Girona), muy cerquita de la fábrica de Figueres, para probar uno de los emblemas de la marca, la Rieju Tango en su versión 2.0.

Su motor permite circular por carreteras convencionales

Así pues llegó el momento de subirse a la nueva Tango, que ha recibido mejoras en la parte del motor, los frenos, la instrumentación, la iluminación y la capacidad del depósito (ahora de 7,5 litros). Eso sí, la estética, la altura del asiento y la distancia entre ejes se mantiene. No hay que engañarse, la primera sensación es extraña, al fin y al cabo no es una moto de carretera, tampoco es de campo ni mucho menos una scrambler. Eso sí, rápido le coges el “truco” y empiezas a aprovechar una agilidad que viene muy bien en la ciudad, donde te sorprende la manejabilidad que tiene.

Una vez sales a carretera es cuando puedes comenzar a valorar otros aspectos de la moto, como la comodidad y es que la postura, relajada, hace la conducción cómoda a lo que influye también que las vibraciones en el motor son mínimas por no decir inexistentes. Precisamente ese es otro de los puntos en los que se ha trabajado en este nuevo modelo y es que, como es lógico, tiene que pasar la Euro4. Cuenta con inyección electrónica, que como sabéis mejora el consumo y con ello las emisiones. En cuanto a las prestaciones, estamos hablando de un motor refrigerado por aire con una potencia que se sitúa en torno a los 10 cv, así que en este aspecto está al nivel de otras 125 refrigeradas por aire.

También fue en carretera, de montaña para más señas, cuando pude empezar a probar el chasis y la parte ciclo en general, incluido los frenos. El tacto del delantero es suave y modulable, lo que nos permite controlar la frenada. El trasero, aunque es CBS y acciona una de los pistones delanteros, es bastante directo, pensado para disfrutarlo en el campo y evitar que si pisas fuerte te bloquee la rueda delantera. Todo un acierto. El caso es que buscar el equilibrio es la misión de esta Tango 2.0 y aunque en carretera no destaca por una estabilidad pasmosa, podemos decir que se defiende a pesar de haber hecho tramos a más de 100 con sus correspondientes frenadas antes de entrar a curvas amplias a veces y más cerradas otras. Sin miedo a equivocarnos podemos decir que cumple su trabajo mientras vamos, y eso es importante recalcarlo, en una posición que resulta cómoda.

En campo es una moto que se comporta noblemente

¿Y la tierra?

Después de ir conociendo poco a poco los detalles de la moto en el asfalto llegó el momento más divertido del día, el tramo de off road. La cabra tira al monte y yo que disfruto todo lo que puedo cuando hay barro, arena, polvo… pues estaba deseando que llegase ese momento de la ruta.

En principio nos íbamos a encontrar una pista sencilla, un camino de tierra, pero la realidad fue más desafiante y mucho más divertida. El caso es que el camino estaba bastante roto y a la vez amplio, por lo que podíamos ir bastante rápido. La moto saltando para todos los lados, piedras, escalones… y nada, la Tango 2.0 sin problema. Fue un gran momento en el que pude darme cuenta que es una de las motos más divertidas que he probado ya que es muy dócil y fácil de llevar pero además si te equivocas no te cobra el error.

Así que además de ir fuerte y pasarlo realmente bien, pudimos sacar todo el jugo a la parte ciclo que funciona a la perfección en este entorno. Precisamente es aquí cuando cobra todavía más sentido el freno trasero y el reparto de frenada porque permite clavar, literalmente, la rueda y no nos da la sensación que vayamos a perder la rueda delantera. Eso sí, esto no quiere decir que puedas frenar sin ningún tipo de miramiento que si no tendrás problemas…

Aunque es una 125 permite pasarlo muy bien en campo

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