Tenemos que reconocer que somos muy fans de algunas preparaciones bizarras que nos llegan desde cualquier parte del mundo, pero la realidad es que no sabemos muy bien por qué los yanquis son expertos en este tipo de inventos. Si además en la ecuación metemos a un líquido tan preciado como la cerveza el resultado puede ser cuanto menos interesante. Este es el caso de la “Moto-Veza” o “Bike-Beer” o como se nos antoje bautizarla. En resumen; la moto equipada con un sistema de propulsión que funciona mediante vapor del tan preciado líquido.
La historia, la cual hemos conocido por los compañeros de Ride Apart, tiene como protagonista a una de las leyendas de las preparaciones en los EE.UU Ky Michaelson. Para quien no conozca al tipo, entre otras cosas fue quien contribuyó en el récord de velocidad de Kitty O’Neil en 1976 logrando alcanzar una velocidad media de 512 mph, unos 824 km/h en el sudeste de Oregón, en el desierto Alvord, a los mandos de un triciclo a reacción impulsado por peróxido de hidrógeno.
Apodado “The Rocketman” (el cohetero), Michaelson es un experto y fanático de todo este tipo de inventos donde busca dos cosas fundamentalmente. Por un lado crear un cacharro del demonio que logre alcanzar una velocidad máxima de órdago. Por otro que lo haga de la manera más inverosímil posible y para ello da forma a inventos como esta motocicleta propulsada por vapor de cerveza.
El caso es que no es la primera vez que nos encontramos con un artefacto de este estilo. Hace ya unos años descubrimos un estudio en el que la Universidad de Colorado trabajaba en aprovechar los residuos del proceso de elaboración de la cerveza para la creación de una batería natural, de bajo coste y sin apenas impacto ambiental que pudiera servir posteriormente para el funcionamiento de cualquier motor, en especial el de una motocicleta.
Evidentemente, el invento de Michaelson va un paso más alla, ya que funciona directamente con cerveza. Para ello lleva incorporado un depósito de 52 litros que convierte el preciado líquido en vapor tras un proceso en el que este es llevado hasta los 150º, generando la energía necesaria para poder impulsar a la moto. Sobre su trabajo Michaelson comentaba: «El precio de la gasolina está subiendo allí. No bebo. No soy un bebedor, así que no puedo pensar en nada mejor que usarla como combustible».
Según estima el creador de la curiosa preparación, esta debería poder alcanzar las 150 mph, unos 240 km/h, por lo que en la actualidad está dándole los últimos ajustes para posteriormente poder hacer algunas pruebas en una pista. Lo que no sabemos muy bien es si los mismos vapores que desprende el vapor en forma de emisiones terminarán por afectarle al propio piloto…¿habrán contado con ello?.
