Imaginaos que en vuestro garaje tenéis arrumbado un mítico Peugeot 103 de 49 cc, y que lleváis un tiempo dandole vueltas a la cabeza con la idea de hacer algo especial con él. Y cuando hablamos de especial no nos referimos a darle un lavado de cara, o someterlo a una pequeña restauración que lo devuelva a su mejor estado como en épocas pasadas, no. Estamos hablando de crear algo único que cuando se pasee por delante de propios y extraños, estos se echen las manos a la cabeza, con una mezcla de admiración y pavor a partes iguales.
Pues quizás sea esta misma idea la que se le vino a la cabeza a Marc, un electromecánico francés y padre de la criatura que hoy os queremos mostrar, a la que el mismo bautizó como Peugeot 103 “Diabolique”. La misma de la que hemos tenido constancia de su existencia gracias a Mobylette-Mag. Y es que solamente con echar un primer vistazo a la fisionomía de este engendro mecánico, podemos deducir que no es obra y creación de «angelitos». No sabemos si belcebú habrá puesto su granito de arena pero da, cuanto menos, un poquito de miedo el pensar que se debe de sentir a sus mandos.
Esto se intuye cuando uno ve que, acoplado al bastidor totalmente rediseñado y alargado para poder dar cabida al nuevo propulsor, hay nada menos que 8 cilindros procedentes de Peugeot 103. Por consiguiente el Diabolique consta de una cilindrada final de casi 400 cc. Estos quedan acoplados en dos bancadas de 4 cilindros cada una, los cuales están sincronizados mediante una correa dentada hecha a medida. Por otro lado se ha instalado un variador procedente de un scooter de Honda de 250 cc. El embrague elegido para esta obra de arte artesanal es de un Yamaha Majesty 400.
La alimentación corre a cargo de 8 carburadores Dell’Orto de 15 mm con tomas fabricadas a medida para poder adaptarlos a los pequeños cilindros. Pero ahí no acaba la fiesta, ya que hubo que acoplar un total de 16 cigüeñales para unir el movimiento de sus cilindros. Otros datos destacables de este increíble Peugeot 103 «Diabólico» son por ejemplo el empleo de un doble volante magnético, 8 unidades CDi junto a 8 sensores de encendido. Además incorpora 8 bujías y 8 boinas independientes. Todo en conjunto logran que este propulsor funcione de manera enérgica y a la vez pareja, algo realmente complicado viendo como está compuesto a nivel mecánico y eléctrico.
Evidentemente para poder llevar la potencia generada al suelo de una manera segura, además del chasis y basculante de nueva factura, hay infinidad de elementos fabricados de manera mecanizada en acero y aluminio. Además Marc optó por incorporar un tren delantero completo de una Cagiva Mito 125, incluida la frenada de esta. La horquilla es invertida, mientras que en el eje posterior hay un par de amortiguadores laterales anclados directamente al basculante.
Atrás es una llanta proveniente de una Yamaha FZR750 la que gestiona la potencia emanada del bloque de 8 cilindros. Para rematar la faena se optó por pintarla en color naranja “Lamborghini”, dandole un aspecto realmente llamativo, por otro lado como si lo necesitara a estas alturas. En definitiva una de esas locuras que nos alegra profundamente que sucedan, ya que eso es sinónimo de que sigue habiendo gente con pasión por esto de las dos ruedas.