La Dirección General de Tráfico potencia el control sobre las carreteras para intentar reducir los accidentes e infracciones de los usuarios de las vías españolas. Y en dicha lucha, los radares son un elemento protagonista. La puesta en escena de los nuevos dispositivos de alta tecnología, forma parte de una campaña para reducir las tasas de mortalidad en las carreteras de nuestro país.
Es habitual encontrarte en las carreteras españolas con cámaras de velocidad, tanto fijas como móviles e incluso, instaladas en drones que patrullan las carreteras de montaña más alejadas de las urbes. La solución que existía hasta ahora de frenar antes de pasarlo y acelerar al dejarlo atrás, se ha acabado. El objetivo final es luchar contra la primera causa de accidentes en nuestras carreteras, el exceso de velocidad.
Para combatir este comportamiento, el nuevo sistema de la DGT utiliza dos cámaras separadas por una corta distancia. Capturan una imagen más amplia de la carretera y de una mayor distancia recorrida, convirtiéndose básicamente en un mini radar de tramo que registra la actividad del vehículo entre los dos puntos fijos.
No sólo detectan el frenado antes de pasar la primera cámara, sino también aquellos que aceleran una vez que han pasado el segundo dispositivo. Así pues, el radar «antifrenado y antiaceleración» contra exceso de velocidad, se postula como un nuevo enemigo para los conductores más imprudentes. O que se creen los más listos de la clase Se instalarán 16 de estos nuevos radares “en cascada”, que se sumarán a los 780 fijos, 545 móviles y 92 de tramo que ya están operativos en España.
Teniendo en mente que la principal causa de accidentes mortales es el exceso de velocidad, los nuevos aparatos “en cascada” se postulan como uno de los peores enemigos de los conductores más rápidos y temerarios.