El robo de motocicletas está a la orden del día. El año pasado se registraron un total de 37.000 sustracciones de vehículos, donde gran parte de ellas fueron motocicletas. Pocos son los medios que tenemos a nuestro alcance para intentar evitar ser uno de los afectados, pero actualmente hay marcas como KOMOBI, que ayudan a ello de manera efectiva gracias a sus diferentes tipos de alarmas.
KOMOBI es un localizador GPS para motos que hace las funciones de antirrobo y que otorga una seguridad máxima a sus usuarios. Además, mejora la experiencia de usuario en viajes, ya que cuenta con telemetría de competición y registro de rutas. Sin embargo cada usuario lo utiliza a su forma, y consiguen darle funciones que ni los de la propia marca tenían en mente.
Es el caso de nuestro protagonista de hoy, un motorista de Cádiz que se disponía a ir camino del trabajo en moto un día como cualquier otro, y por la zona en la que ha transitado numerosas veces. Sin embargo, sí que hay algo que estaba cambiando en el paisaje. Se trata de unas carreteras rodeadas por obras, por lo que el asfalto no se encontraba en el mejor estado posible. Y en moto, una carretera en malas condiciones es un peligro muy importante.
El motero marchaba a la velocidad permitida a su paso por la curva en la que ocurrió todo, con la mala fortuna que se encontró un tramo con un charco de arena. «La rueda de atrás se me deslizó y al intentar controlarla, se me deslizó también la delantera. La moto acabó en la cuneta entre los arbustos”, confirma aún alterado el motorista, Carlos. Para los coches, una situación así es sencilla, puesto que cuentan con una mayor estabilidad, pero para los moteros no es tan fácil.
El conductor intentó mantener la estabilidad de la moto, pero por más esfuerzos que realizó, las dos ruedas se deslizaron sin control y acabó en la cuneta. La moto quedó entre los arbustos, arañada al completo y con numerosos daños importantes tanto en el exterior como el interior. Por suerte el motero solo tenía lesiones leves en el hombro y se está recuperando sin ningún tipo de incidencia grave de salud. Pasados los días y más recuperado de las lesiones, el conductor se puso en contacto con el seguro de la obra y responsable del mal estado de la carretera, para intentar arreglar la moto.
El seguro le da una respuesta negativa, insinuando que el conductor sobrepasaba el límite de velocidad y que por esa razón había ocurrido el accidente. El motero tenía claro el porqué de todo esto «el seguro al ver la cilindrada de la moto pensó que yo sería un loco que no controla la velocidad. Esto es un hecho que siempre nos suele pasar a la comunidad motera, que siempre piensan mal de nosotros y nos tachan de casi delincuentes”, afirma Carlos.
Vista la situación y que no iba a encontrar otro tipo de respuesta, fue a denunciar ante la policía mostrando el registro del trayecto que había realizado y que se quedó guardado en la aplicación de su dispositivo KOMOBI. Toda la información que registra KOMOBI es personal y nunca puede ser utilizada por un tercero sin la autorización del propio usuario, según nos cuentan desde la marca. Además, todos los usuarios tienen derecho a pedir un informe de cualquier circunstancia o situación donde KOMOBI les pueda ayudar, ya que no es la primera vez ni la última que la marca ha “salvado” a sus moteros y moteras, afirman desde la empresa de seguridad.
En este registro se demostraba que el conductor iba a la velocidad permitida, la hora, el día y el lugar exacto. Esto es posible gracias a que el dispositivo registra 35 datos por segundo de todos los viajes, y se lo ofrece al motero en la propia aplicación: velocidad máxima, mínima, distancia recorrida, grados de inclinación, etc. También se podía ver que, al pasar por el lugar del accidente, automáticamente la moto baja la velocidad y se producen unos cambios drásticos de los grados de inclinación como consecuencia de lo sucedido. Carlos recopiló todos estos datos y mostró el registro del trayecto a los responsables de la obra. Una vez se apoyó en esta información y con apoyo fehaciente de la Policía al confirmar la veracidad del dispositivo, ya sí que procedieron a tramitar el arreglo de la moto.
«Por parte de la obra me insinuaron que iba demasiado rápido y sin el KOMOBI hubiera tenido muchas dificultades para demostrar la velocidad a la que iba, y que no había tenido la culpa en el accidente». El conductor protagonista de esta historia lo tenía claro desde el principio, puesto que confiaba en el dispositivo y estaba seguro de que iba a la velocidad permitida. «Estaba tranquilo porque sabía que iba a la velocidad permitida y que mi KOMOBI lo demostraría». El motero nos comenta que «el KOMOBI es un dispositivo muy completo para las motos, aporta lo necesario y fundamental para la vida de cualquier motorista».
Esta es una situación muy común en la comunidad motera. Ya no solo se sienten vulnerables a la hora de viajar por carretera o del mero hecho de disfrutar de nuestra pasión. También es necesario estar en una pelea constante para recibir aquello que se merecen, como es el seguro de la moto. De ahí, que “siempre sea de alabar que empresas, y además si son españolas mucho mejor, como KOMOBI apuesten por nosotros y nos ofrezcan soluciones tecnológicas de esta calidad para poder tener una vida más tranquila”, finaliza aliviado Carlos.