Cuando una situación empresarial se complica, se toman medidas tajantes buscando solucionar el problema. En este caso el problema es que MV Agusta está en plena reestructuración después de que KTM se desprendiese de ella, y si quiere seguir adelante sus nuevos y a la vez anteriores responsables tienen que tomar determinaciones, dejando de lado el romanticismo y siendo plenamente pragmáticos.
Es por eso que uno de los centros de diseño más importantes de la historia, el Centro Ricerche Castiglioni, aunque originalmente cuando se fundó en 1993 se llamaba Centro Ricerche Cagiva, ha cerrado sus puertas tras más de 30 años funcionando y regalando al mundo diseños de grandes motos italianas. Curiosamente, estaba establecido no en Italia sino en San Marino, debido a que Massimo Tamburini que era originario de Rimini, adoraba el pequeño país.

Y es que la relación de Tamburini con San Marino venía además de lejos, pues cuando abandonó Bimota en 1983 y empezó a fabricar chasis para Roberto Gallina, estaba en la frontera con ambos países. Pero volviendo al Centro Ricerche Castiglioni, Claudio Castiglioni ofreció colaborar a Tamburini y a partir de ahí comenzó todo el proceso, que fue consolidando una relación que nos regaló algunas de las motos más bonitas de la historia.
Del CRC salieron algunas de las Cagiva, Ducati y MV Agusta más recordadas
Trabajando con Cagiva y con Ducati en motos que tienen su impronta, y que en muchos casos han envejecido revalorizándose, Tamburini y Castiglioni terminaron por crear el CRC (las siglas no han cambiado aunque en ese momento eran las del Centro Ricerche Cagiva). Se dice que la influencia de Tamburini es máxima y que Claudio se encargó principalmente de aportar el capital, cosa por otro lado sumamente importante.
Entre esas paredes que ahora quedarán huérfanas con el traslado del estudio a Varese, nacieron joyas como la Ducati 916, la MV Agusta F4 750 o la MV Agusta Brutale 750. Después de la retirada de Tamburini por motivos de salud, Adrian Morton se puso al frente y siguieron naciendo joyas como las más recientes 800 Superveloce.

Así que aunque el CRC cambie de escenario nadie podrá borrar la historia y con suerte, dentro de un tiempo y si los trabajos de la familia Sardarov, los propietarios al 100% de la marca italiana, dan sus frutos quizás en un futuro podamos ver frutos espectaculares nacidos también del nuevo “CRC” de Varese que, eso sí, solamente será conocido por sus diseños de MV Agusta.