Una de las películas más taquilleras de este 2023 (567,5 millones de dólares) ha sido Misión Imposible: sentencia mortal, la séptima película de la saga protagonizada una vez más por Tom Cruise en el papel de Ethan Hunt. Más de dos horas y media de largometraje en la que el espía se ve involucrado en diferentes situaciones, aunque la que más esperábamos era aquella en la que saltaba con su moto al vacío y luego abría su paracaídas.
Al más puro estilo de Tom Cruise, el estadounidense que no sólo es actor sino amante del riesgo extremo, estuvo entrenando durante cientos de horas para poder llevar a cabo la escena él mismo en lugar de recurrir a un especialista de acción.
Por eso le vimos montar en moto, algo que le apasiona, y probar los saltos colgado de un arnés. En ese momento pensábamos que habría mucho retoque en la escena y Hollywood con sus efectos haría magia, pero quedaba lo mejor: el salto real.
De hecho se dice que Cruise practicó 500 horas de paracaidismo y 13.000 saltos en moto antes de llevar a cabo la escena con la intención de que todo saliera bien, al menos para él. Y es que la Honda CRF450R con la que saltaba en la película sí que caía al vacío sin ningún tipo de dispositivo que amortiguase la caída.
Así quedó la moto de Tom Cruise tras el salto
Tal como se ve en la imagen quedó la moto tras despeñarse por el acantilado. Aun así, Tom decidió reglarla al alcalde de la ciudad noruega donde se grabó la escena, en agradecimiento por la manera en la que la ciudad les había acogido.
Es entonces cuando el alcalde de la ciudad en lugar de quedarse él la moto o exponerla en algún lugar del pueblo para atraer a turistas, decidió hacer una subasta benéfica y así recaudar dinero para Save the Children.
A pesar del calamitoso estado de la moto, que no tiene tren delantero ni plásticos ni subchasis entre otras cosas vitales para que la moto funcione, se consiguieron recaudar unos 6.000 euros. No es una recaudación tan espectacular como lo que MI7 ha recaudado en taquilla, pero no deja de ser una gran noticia.